Menos CO2 debido al confinamiento: un respiro para una crisis de largo aliento

Las medidas adoptadas por gobiernos de todo el mundo -de cara al coronavirus- redujeron temporalmente los niveles de emisiones, generando un cambio en la calidad del aire. Sin embargo, la crisis climática está lejos de solucionarse, lo que nos invita a reflexionar y reconvertir procesos.

Un estudio publicado en Nature Climate Change reveló una reducción temporal de las emisiones diarias globales de CO2, durante el confinamiento forzado que provocó el COVID-19. La investigación -que abarcó a 69 países- mostró el declive máximo el 7 de abril, cuando se registró una disminución de 17% en comparación con la misma fecha del año pasado. Esto significó una caída de alrededor de 18,7 millones de toneladas de dióxido de carbono, con estimaciones basadas en datos de emisiones diarias promedio de entre 2017 y 2019.


La disminución de la contaminación a los ecosistemas, según el decano de la Facultad de Ciencias Básicas de la Universidad Católica del Maule (UCM) y especialista en abejas, Dr. Víctor Hugo Monzón, pues cree que, en Chile, esto podría reflejarse en un aumento de los polinizadores. “Sin embargo, la sequía que aún nos afecta, así como la disminución de las temperaturas por el cambio de estación, podría enmascarar este fenómeno”, señala.


Pese a ello, no hay que cantar victoria. El director ejecutivo de la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático (ASCC), Giovanni Calderón Bassi, reconoce que el confinamiento de millones de personas en el mundo trajo como consecuencia una reducción de las emisiones globales de CO2, pero recalca que esto no significa que estemos ganando la batalla frente a la crisis climática. “La comunidad científica viene advirtiendo que la concentración de CO2 en la atmósfera ha marcado récords históricos y el hecho de que hayamos reducido nuestras emisiones por la pandemia no significa que estemos superando el problema. Seguimos con la urgencia climática”, afirma.


Una señal de alerta

Si bien ha bajado drásticamente el tráfico vehicular y aéreo, el suministro de energía no lo ha hecho y todavía proviene -en gran parte- de combustibles fósiles. “En Chile, el sector energía genera el 78% del total de emisiones del país, y en el mundo dos tercios de las emisiones mundiales se deben al modo que producimos y usamos la energía”, detalla Giovanni Calderón. 


Según el ejecutivo, la diferencia entre la crisis sanitaria y la climática es que la primera es de corto plazo, muy intensa y grave, pero la segunda se ha producido por la acumulación en el tiempo y su solución requiere medidas de largo plazo. “Por eso, es importante no perder esto de vista para efectos de cómo reactivar la economía, sin producir externalidades ambientales más negativas que las que se veían antes de la pandemia”, sostiene.


En este sentido, el director ejecutivo de la ASCC cree que la reactivación económica tras la pandemia debe ser mirada como una oportunidad para la reconversión de los procesos productivos. “En Chile, las autoridades nacionales tienen conciencia que tenemos que salir de esta crisis por una vía sustentable, reafirmando el compromiso que tenemos como país de reducir un 30% de emisiones para el 2030”, añade.
Por su parte, el director del Laboratorio de Ecología de Abejas y decano de la Facultad de Ciencias Básicas de la UCM, Víctor Hugo Monzón, estima que este es un buen momento para tomar conciencia ambiental. “Esto que está pasando debe ser una enseñanza para la humanidad. La pandemia que nos afecta en lo económico y en lo social, también nos entrega la posibilidad de que hagamos un cambio en nuestras vidas, al darnos cuenta que el planeta está mucho más sano, ambientalmente hablando, con lo que está ocurriendo. Es una señal importante de que tenemos que adecuar nuestra producción y desarrollo, preocupándonos de contaminar y dañar menos al planeta”, reflexiona.

Fotografía: Alisha Lubben from Pexels

Certificación Edificio Sustentable expuso sus avances en webinar de Chile GBC

En el encuentro, en el que también se lanzó la Certificación Vivienda Sustentable, participaron el ministro de Vivienda, Cristián Monckeberg; Paola Valencia, también del Minvu, y el jefe de CES, Hernán Madrid, entre otros especialistas.

Una de las líneas de trabajo de Chile Green Building Council (Chile GBC) es fomentar el desarrollo de la construcción sustentable y promover la certificación de edificaciones. Por eso, el organismo organizó el webinar “Sistemas de Certificación Nacionales, CES y CVS”, moderado por su directora ejecutiva, María Fernanda Aguirre, quien destacó la oferta de cursos y talleres que contribuyen a la capacitación y difusión de las herramientas CES y CVS.

En la actividad, el ministro de Vivienda y Urbanismo (Minvu), Cristián Monckeberg compartió un mensaje sobre la relevancia de la sustentabilidad para la cartera, y participaron la encargada de la Secretaría Ejecutiva de Construcción Sustentable del Minvu, Paola Valencia; la jefa de Sustentabilidad del Centro Tecnológico para la Innovación en la Construcción (CTeC), Natalia Reyes; y el jefe de Certificación Edificio Sustentable (CES), Hernán Madrid.


En su alocución, el secretario de Estado valoró el trabajo de todos quienes hicieron posible la Certificación Vivienda Sustentable (CVS), herramienta en la que participaron gremios, académicos e instituciones públicas y privadas, pero llamó a masificar el sistema. “No puede quedar en las buenas intenciones, no puede quedar solo en las viviendas donde hay recursos públicos, sino también en las privadas. Sería bueno crear instrumentos de mayor fomento a la CVS. La banca, que otorga los créditos, también podría incorporarse de manera activa porque, evidentemente, si la certificación tiene ventajas, respecto de otras viviendas, va a ser un tremendo impulso”, señaló Cristián Monckeberg.


Cambio climático
La Política Nacional de Desarrollo Urbano en Chile -que está basada en el desarrollo sustentable- establece metas claras. Según la encargada de la Secretaría Ejecutiva de Construcción Sustentable del Minvu, Paola Valencia, estas se enfocan en mejorar la calidad de vida de las personas y de las ciudades; fortalecer la gobernanza desde la descentralización; y hacer modificaciones de los cuerpos legales para habilitar ciudades con mejor bienestar. “Las ciudades deben ser conscientes de sus impactos ambientales, por lo tanto, debemos proteger el medioambiente a través de los nuevos procesos de diseño y construcción de ciudades”, enfatizó.


Asimismo, Paola Valencia recordó que el Minvu está cubriendo 12 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), focalizándose en aspectos de desarrollo tales como equidad social, reducción de la pobreza, producción y consumo responsable. En este contexto, la especialista en construcción sustentable comentó que -acorde con las políticas de cambio climático a las que responde el ministerio- se comprometió la Estrategia Nacional de Construcción Sustentable como un instrumento de seguimiento a la contribución a mitigación. En tanto, en el ámbito de la adaptación lo hizo con un plan de adaptación al cambio climático. “Este año se presentó la actualización de la NDC, con los compromisos nacionales y, en particular, el sector de edificación propone iniciativas que pueden aportar al 17% de reducción de emisiones, dentro del marco estratégico total que busca la carbono neutralidad para 2050”, puntualizó Paola Valencia.


Los cuatro ejes de acción de la Estrategia Nacional de Construcción Sustentable son: educación, que implica definir y normar; hábitat y bienestar; innovación y competitividad; y gobernanza, que apunta a la mirada holística y el trabajo integrado. Y es en este contexto que las certificaciones componen una familia centrada en ellos. La recién lanzada Certificación Vivienda Sustentable, por ejemplo, promueve viviendas amigables con el entorno urbano y el medioambiente, con menor costo de producción, definiendo un estándar de sustentabilidad que considera criterios económicos, ambientales y sociales. Respecto a la estructura de la CVS, la jefa de sustentabilidad del CTeC, Natalia Reyes, explicó que esta consta de 47 variables que son evaluadas a través de 76 requerimientos que determinan acciones a seguir y estrategias a implementar con los objetivos de cada variable. “Actualmente, contamos con 44 proyectos registrados que corresponden a 6.833 viviendas con cobertura en las regiones Metropolitana, Del Maule, De la Araucanía, De Los Lagos y De Los Ríos”, señaló. Uno de los proyectos emblemáticos de la CVS es el primero que ha sido precertificado, Edificio Goycolea 100, en La Cisterna, que obtuvo 62, 5 puntos.


Los avances de CES

Luego de relatar cómo opera el sistema que evalúa, califica y certifica el comportamiento ambiental de edificios de uso público, el jefe de CES, Hernán Madrid, enfatizó que “Dos tercios de las variables de CES son de comportamiento pasivo, que solo por diseño logran las características de sustentabilidad del edificio y, luego, se acude a variables activas”. Además, Hernán Madrid, se refirió a la diferenciación según la zona climática y por condiciones geográficas, pues, un paso fronterizo, por ejemplo, no tiene acceso a red de alcantarillado o red eléctrica.


CES cuenta con 319 edificios en proceso de certificación de todas las regiones del país, la mayoría fuera de la Región Metropolitana. En su exposición, el jefe de CES, mostró algunos de los proyectos que se han inscrito, dentro de los cuales destacan recintos de salud como el Hospital de Alto Hospicio, en Iquique; el Hospital de Linares, en la Región del Maule; los hospitales Cordillera y Sótero del Río, ubicados en la Región Metropolitana. Dentro de los proyectos precertificados, destacan el Hospital Biprovincial Quillota Petorca, que obtuvo 62 puntos en 2018; y el Hospital de Curicó, que logró 70 puntos. En tanto, los edificios certificados que mencionó Hernán Madrid fueron: la Escuela Bernardo O’ Higgins de Tocopilla (certificada en 2017), que luego de un año de funcionamiento registró un consumo de energía de 14 kw/m2 al año; la Escuela Miguel Anabalón Sáez de Panguipulli (certificada en 2015), que consume entre 33 y 37 kw/m2 por año y que puede funcionar con iluminación natural de septiembre a marzo.


Por otra parte, Madrid comentó que en 2019, se realizó la primera versión del Premio CES, en la que resultó ganador el Centro Día del Adulto Mayor de Punta Arenas, que obtuvo su certificación destacada en 2018. En tanto, el segundo lugar se asignó al Cuartel de Bomberos de Cunco, mientras que el tercero recayó en el Centro Elige Vivir Sano de Caldera. En este ámbito, el jefe de CES, adelantó que ya se prepara una segunda versión de dicho certamen, que reconoce a edificios con alta puntuación.


Plan CES 2020-2023

Dentro de los desafíos CES para los próximos dos años figuran: la creación de la versión de edificios existentes, que no se basa en el cumplimiento de un estándar, sino en la certificación de mejoras en sus condiciones de calidad de ambiente interior, uso de agua y gestión de residuos, entre otros aspectos; el desarrollo de la versión CES para aeropuertos e infraestructura; el desarrollo de la versión para centros comerciales; y el diseño de un modelo de certificación para Latinoamérica y el Caribe, basado en realidades locales, climáticas y geográficas, siguiendo el espíritu que el Instituto de la Construcción ha tenido con la elaboración del “Código Modelo Sísmico”.

Con diseño integrado y sustentable el Hospital Sótero del Río busca la certificación CES

El diseño del complejo que depende del Servicio de Salud Metropolitano Oriente apunta a conseguir el confort térmico con el mínimo requerimiento energético, tanto para calefacción como para enfriamiento.

En 2019, una medición de 200 establecimientos de salud de Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Cuba, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, ubicó al Complejo Asistencial Dr. Sótero del Río en el número 24, con un 65,97% de cumplimiento en indicadores de seguridad y dignidad del paciente, capital humano, capacidad, gestión del conocimiento, eficiencia y prestigio, así como dignidad y experiencia del paciente. Ahora, viene una nueva etapa, un nuevo hospital, con múltiples ventajas, gracias al proyecto de reposición que cuenta con la asesoría CES de Rodrigo Escobar.

El edificio -que está en etapa de diseño- tendrá 12 pisos y albergará a 710 camas, aspirando a la certificación CES nivel destacado. “Se están considerando medidas pasivas para el mejoramiento de los elementos opacos y vidriados, que van a resolver de forma integral los aspectos lumínicos, térmicos y acústicos vinculados al confort de los usuarios y la reducción de las demandas de energía”, explica Rodrigo Escobar.
Actualmente, se están haciendo las modelaciones lumínicas de todo el proyecto, que buscan el máximo aprovechamiento de luz natural apuntando a un mínimo consumo energético en iluminación artificial. Además, el asesor explica que se están realizando las iteraciones para optimizar el desempeño de las protecciones solares, para un mínimo deslumbramiento, evitando ganancias solares que puedan incidir en los requerimientos de frío del edificio, especialmente, en verano.
Calidad del aire

Las modelaciones HVAC, en tanto, apuntan a conseguir el confort térmico con el mínimo requerimiento energético para calefacción y enfriamiento. La óptima calidad del aire se obtendrá mediante sistemas activos que ingresan aire exterior, controlado y tratado, al interior del edificio. Igualmente, se están evaluando soluciones para el aislamiento acústico de las fachadas. En el ámbito de los recursos hídricos, el complejo tendrá griferías de bajo consumo, así como sistemas de riego eficiente, para reducir los requerimientos de agua. “Es un proyecto de eficiencia energética muy amplio, que aborda temáticas relacionadas con CES, pero que también son parte del estándar de salud. La certificación CES es un plus adicional”, destaca Escobar, que ha ido avanzando por etapas para consolidar la precertificación en febrero de 2021.
Lograr el diseño integrado es el gran desafío en esta edificación, en la que participan muchos profesionales. “La sustentabilidad apunta a ser amigable con el medioambiente en todos los aspectos, con la máxima reducción de consumo, demanda y aprovechamiento de la iluminación natural. Por eso, la coordinación es lo más relevante”, indica Rodrigo Escobar.
Ficha técnica

  • Superficie construida total: 213.864 m²
  • Superficie útil: 192.837 m²
  • Superficie del terreno: 258.357 m²
  • Superficie de paisajismo: 156.000 m² aproximados.

El confort térmico, acústico y visual de los hospitales sustentables

Ahorros en energía y agua, confort ambiental interior y un óptimo manejo de los residuos caracterizan al Hospital Alto Hospicio, que se basa en un modelo eficiente y sustentable.

Este año se inscribieron en Certificación Edificio Sustentable dos proyectos clave para la salud pública chilena: el Hospital Base de Linares, ejecutado por el Servicio de Salud Maule, y el Hospital Alto Hospicio, cuyas cualidades fueron destacadas por los asesores CES de la consultora B-Green.

Ubicado en Calle Alemania Lote M-5, Alto Hospicio, Región de Tarapacá, el edificio mandatado a la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas (MOP), que actúa como Unidad Técnica, destaca por el diseño de una envolvente de alta eficiencia que da respuesta a las exigentes condiciones de su emplazamiento en la zona norte litoral. Según explican en B-Green, un sistema de protecciones solares compuesto por lamas verticales equidistantes, permite proteger de la radiación solar y posibles deslumbramientos al interior de los recintos del hospital. 

Por supuesto, características como las mencionadas impactan en la reducción de la demanda energética y garantizan condiciones de confort a los usuarios.  Asimismo, gracias a los sistemas activos se prevé un ahorro de hasta el 46% de consumo energético, mediante el diseño de un planta de producción para calefacción y enfriamiento centralizada y común para todo el hospital.

“El diseño del edificio basado en un modelo eficiente y sustentable garantiza condiciones de confort térmico, acústico y visual, lo que incide en el bienestar y la salud de los pacientes, del personal médico y administrativo; tanto en los procesos de recuperación como en las actividades laborales y de atención diarias”, comentan en B-Green.

Además, el proyecto -que beneficiará a unos 130 mil habitantes- cuenta con un diseño paisajístico de vegetación de bajo requerimiento hídrico, lo que permite un significativo ahorro en la demanda de agua potable, de hasta el 80%.

Según los especialistas de B-Green, el diseño integrado de especialidades en el hospital es clave, ya que permite maximizar beneficios económicos, ambientales y sociales. Se trata de un proceso colaborativo entre proyectistas de las especialidades vinculadas a la eficiencia energética y la sustentabilidad, por medio del cual se realiza un constante seguimiento, verificación y asesoría de los proyectos, a través de simulaciones virtuales, cálculos y evaluaciones prescriptivas. De esta manera, se logran los máximos ahorros en energía, agua, confort ambiental interior y un óptimo manejo de los residuos.  

CES 1.1: nuevos enfoques metodológicos y prácticas constructivas en la recta final

Acústica, iluminación, gestión de residuos y paisajismo fueron algunos de los aspectos considerados en la revisión de la metodología que ha impulsado la edificación sustentable en el sector público por más de cinco años. 

Los estándares de la construcción cambian constantemente, por eso, los especialistas de CES hicieron la revisión y discutieron los nuevos estándares asociados a cada requerimiento de la herramienta nacional. Actualmente, el proceso se encuentra en la etapa de redacción del nuevo manual, cuyo diseño gráfico debiera iniciarse en mayo, para publicarlo el segundo semestre de 2020.

“Se hizo una revisión de todos los requerimientos desde el punto de vista técnico. Esto incluye las metodologías de cálculo y los requisitos asociados, por lo que hay modificaciones y/o precisiones acotadas en la mayor parte de los requerimientos”, explicó el jefe de CES, Hernán Madrid.

En algunos requerimientos, los cambios son significativos, como se detalla a continuación: 

  1. Modificación del caso de referencia para los requerimientos asociados a energía (demanda de energía, consumo de energía y confort térmico pasivo).
  2. Incorporación de metodología para hermeticidad de la envolvente de la versión CES Hospitales.
  3. Incorporación de plan de gestión de residuos.
  4. Incorporación de una categoría de “materiales” orientada a Declaración Ambiental de Productos (DAP), que reemplaza a los requerimientos de energía incorporada y al de gua incorporada.

En un Comité Técnico formado para este efecto se discutieron y acordaron las modificaciones a incorporar en los requerimientos, lo que fue complementado con sesiones específicas, en las que participaron especialistas en cada aspecto particular, como por ejemplo, en acústica, iluminación, gestión de residuos y paisajismo, entre otros.

Además, para complementar la discusión en materias que el comité -cuyos participantes son voluntarios- no podía desarrollar, se contrataron estudios complementarios para aportar información a la discusión, como sucedió con la evaluación del impacto de los cambios en el edificio de referencia en los requerimientos asociados a energía.

“Durante los cinco años de funcionamiento de la metodología ha habido cambios importantes de tecnologías, enfoques metodológicos y prácticas constructivas. Ante esto, el sistema de certificación debe responder actualizándose”, concluye Hernán Madrid. Una tarea multidisciplinaria, en la que participan asesores CES, representantes de entidades evaluadoras e integrantes de los comités consultivos y técnicos de CES.

Una experiencia cultural sustentable en Valdivia

La representante de CES, María José Ibaceta, viajó a la Región de Los Ríos, donde aplicó encuestas de percepción de confort a usuarios y tuvo acceso a las cuentas de agua y electricidad que le permitirán estimar la eficiencia del Centro de Creación (Cecrea), certificado en 2018.

En el sector histórico industrial de Valdivia, junto a la rivera sur del Calle-Calle, se alza el edificio donde se aloja el Centro de Creación (Cecrea) Los Ríos, que fue reconocido con la Certificación Edificio Sustentable (CES) en 2018 en nivel. En alianza con la Dirección de Arquitectura del MOP como Unidad Técnica, el programa Centros de Creación (Cecrea) del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, mandató la construcción de este espacio de acceso gratuito que facilita el encuentro cultural de niños y jóvenes. 

Este verano, Cecrea Los Ríos, que alcanzó 40 puntos al recibir su certificación, recibió la visita de María José Ibaceta, como parte del programa de seguimiento a edificios certificadas. Tras recorrer el edificio de 1.512 m2 que reutilizó la estructura de hormigón de la antigua estación de trenes de Valdivia y Monumento Nacional, la arquitecta conversó con su directora, Claudia Menéndez respecto a su percepción y evaluación del tiempo que lleva el edificio en operación .

“Hicimos encuestas a los usuarios y administrativos del proyecto, de manera de rescatar temas de funcionamiento y la experiencia en los distintos espacios del edificio. De esta forma, es posible hacerse una idea del edificio completo en operación”, explicó María José Ibaceta. 

El edificio ubicado en el casco histórico de la ciudad aprovecha al máximo la luz natural, utiliza bombas de calor aerotérmicas para su climatización y utiliza tecnología LED para su iluminación. Una maravilla arquitectónica que rescata el hormigón y cuyas canalizaciones eléctricas saltan a la vista, para reforzar el carácter industrial histórico de la edificación.

¿Cómo se evalúa la eficiencia energética y el comportamiento ambiental de los edificios?

En Chile, las herramientas CES, CVS y CEV hoy promueven la optimización energética. Como complemento, se tramita en el Senado una Ley de Eficiencia Energética que buscará disminuir aún más el consumo. 

La edificación de tipo comercial, pública y residencial es responsable del 21% del consumo de energía en Chile, según la Ruta Energética 2018-2022 del Ministerio de Energía. Pero hay herramientas disponibles en Chile que trabajan para disminuir dicho porcentaje. Se trata de las certificaciones Edificio Sustentable (CES), Vivienda Sustentable (CVS) y la Calificación Energética de Viviendas (CEV), sumadas a la Ley de Eficiencia Energética -que se encuentra en tercer trámite en el Senado.

Estas se agrupan de acuerdo a sus características en calificaciones y certificaciones. Además, se dividen por los usos o destinos de la edificación a los que se aplican.

Por una parte, las calificaciones abordan únicamente las variables de demanda y consumo de energía, y pueden entregar un indicador de emisiones de CO2eq durante la operación, basado en el consumo de energía. Asimismo, sus metodologías para la estimación de consumos de energía tienen una aproximación más simplificada, principalmente producto de la masividad de su aplicación. 

Actualmente, “tenemos disponible en el país la Calificación Energética de Viviendas (CEV) desde el año 2012, y producto de la Ley de Eficiencia Energética se creará en los próximos años una calificación para edificios de uso público, comerciales y oficinas”, comenta Hernán Madrid, jefe de CES.

Por otra parte, las certificaciones abordan una mayor cantidad de variables en su evaluación, incluyendo demanda y consumo energía, pero extendiéndose a calidad del ambiente interior, eficiencia en el uso de agua, materiales y residuos, entre otras. “Las metodologías de análisis suelen ser más complejas e incluyen una evaluación de tercera parte. Actualmente, tenemos disponibles la Certificación Edificio Sustentable (CES) para edificios de uso público, comerciales y oficinas desde 2014, y desde este 2020 la Certificación de Vivienda Sustentable (CVS), que se aplica a viviendas y a la que se integra la CEV en sus variables de energía”, sintetiza el profesional.

Y la nueva Ley de Eficiencia Energética, incluso, traerá aparejado el desarrollo de la definición y certificación “Net Zero Energy” en Chile, para edificaciones de uso público y residencial. Además, el programa “Gestiona Energía” fortalecerá las capacidades técnicas de los gestores energéticos de los servicios públicos y ampliará la cantidad y tipo de edificios monitoreados, incorporando medición inteligente. 

Calificación Energética de Viviendas

Entre las  importantes herramientas orientadas a optimizar el consumo de energía, está la Calificación Energética de Viviendas (CEV), instrumento diseñado por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, en conjunto con el Ministerio de Energía, que inició sus funciones en 2012 para promover el atributo de eficiencia energética en las edificaciones de uso residencial. 

Desde este año, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo está trabajando en los documentos reglamentarios necesarios para la implementación de la obligatoriedad de la CEV (Reglamento de la CEV y Reglamento del Registro de Evaluadores Energéticos). Además, los equipos regionales del ministerio se concentran en fortalecer las capacidades instaladas y aumentar el número de evaluadores y fiscalizadores.

Una vez aprobada la Ley de Eficiencia Energética, los proyectos nuevos de viviendas, edificios de uso público, edificios comerciales y edificios de oficinas deberán contar con una calificación energética para obtener la recepción final o definitiva por parte de la Dirección de Obras Municipales respectiva. La obligación de precalificación y calificación energética respecto de viviendas, regirá transcurridos 24 meses desde la publicación de la norma. 

Certificación Edificio Sustentable

Asimismo, un sistema de certificación voluntario evalúa las edificaciones de uso público en Chile, tanto nuevas como existentes, considerando una serie de parámetros que incentivan el diseño y la construcción sustentable. La Certificación Edificio Sustentable -desarrollada por el Instituto de la Construcción con el apoyo de 13 instituciones públicas y privadas-  busca que el mercado valore mucho más este tipo de construcciones.

“Las variables se agrupan en líneas de acción como calidad de ambiente interior (confort térmico, acústico, calidad del aire e iluminación), energía (demanda, consumo y energía incorporada), agua (demanda, consumo y energía incorporada), residuos y gestión”, explica Hernán Madrid, jefe de Certificación Edificio Sustentable.

Certificación Vivienda Sustentable

La Certificación de Vivienda Sustentable (CVS) es una herramienta pensada para mejorar la calidad de vida a las personas a través del cuidado del desempeño de los proyectos de vivienda a nivel nacional. Para ello, utiliza como base los Estándares de Construcción Sustentable para Viviendas, publicados en 2016 por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo. 

Esta herramienta ayudará a definir los mínimos requerimientos para catalogar una vivienda como “sustentable” y, además, para poner en valor experiencias de edificación residencial que incorporen parámetros de eficiencia energética, hídrica, uso de materiales sustentables, gestión de residuos, medidas de mitigación de impacto ambiental, mejor calidad ambiental para las personas y medidas de respeto al entorno urbano y cultural, durante todo el ciclo de vida del proyecto, es decir, desde el diseño y construcción, hasta la operación.

Ley de Eficiencia Energética: un mundo de posibilidades para la gestión

El proyecto que ya se encuentra en su tercer trámite en el Senado pasará de haber instalado el concepto de eficiencia energética, a un proceso de mejora continua inherente a la excelencia operacional.

La Ley de Eficiencia Energética -que podría ser promulgada este semestre- incorpora una serie de medidas que irán en directo beneficio de la sociedad y el medioambiente. Los Sistemas de Gestión de Energía (SGE), por ejemplo, traerán consigo ahorros que podrían incentivar todavía más a las empresas que aún están pensando en hacer cambios en esta materia.

A ello se suma que, tal como señala Ignacio Santelices, director ejecutivo de la Agencia de Sostenibilidad Energética (AgenciaSE), la nueva ley cambia la forma en que vemos y hacemos eficiencia energética. “Primero, la institucionaliza a nivel de políticas públicas, haciendo que no sea solamente competencia del Ministerio de Energía, sino que a través de planes de cinco años, participen activamente el Ministerio de Transporte, de Vivienda, de Medioambiente, de Obras Públicas, de manera que la eficiencia energética esté incorporada en sus acciones”, explica.

Esto abre infinitas posibilidades y nuevos escenarios. A nivel industrial, la nueva ley vendrá a instalar el concepto más allá de las acciones individuales, como las renovaciones de equipos. Ahora, pasaremos a vivir en un proceso de mejora permanente, donde la eficiencia energética será parte de la gestión y la excelencia operacional de las empresas de la construcción y otros rubros.

“En la Agencia ya llevamos varios años empujando este concepto, a través del cofinanciamiento para la implementación y certificación de Sistemas de Gestión de la Energía (SGE), acompañado, además, de una serie de iniciativas que buscan apoyar al sector productivo en el uso eficiente y sostenible de la energía”, detalla Santelices.

Asimismo, “las grandes industrias productoras presentan avances dispares entre sí, ya que la mayor parte ha desarrollado proyectos aislados de eficiencia energética. Afortunadamente, en 2019 se produjo un incremento en los SGE, ya que permiten identificar de manera sistemática las mejoras energéticas que se deben implementar. Por eso, vemos con optimismo los avances que podremos lograr en 2020”, afirma Héctor Arellano, gerente comercial de Efizity, especialista en gestión energética.

Consumo térmico

A nivel de las personas, un eje clave será informar a la población respecto de la eficiencia energética en las viviendas. “Esta es la principal compra que hace una persona durante su vida y el mayor consumo de energía a nivel residencial está justamente en los consumos térmicos que están muy vinculados con cómo está construida la vivienda. Por lo mismo, es sumamente relevante que las viviendas nuevas informen cómo es el consumo de energía para que la gente, cuando compre, vaya a tomar una buena decisión, bien informada”, añade el director ejecutivo de la AgenciaSE.

Según Héctor Arellano, de Efizity, en Chile existe experiencia relevante en las distintas tecnologías que se pueden aplicar a la eficiencia energética y las metodologías de gestión asociadas, como recambios tecnológicos, control automático de procesos y mejoras en contratos de suministro, entre otros. “Cada condición es distinta, pero, en general, las empresas están dispuestas a invertir en mejoras si estas consiguen un retorno de su inversión en torno a los tres años”, comenta.

En este aspecto, el especialista refuerza que la nueva ley exigirá a las empresas con altos consumos de energía implementar un sistema bajo una norma (ISO 50001) que dé soporte a sus actividades de gestión de energía, con objetivos, metas e indicadores de cumplimiento. Además, estas empresas deberán informar, anualmente, a la Superintendencia de Electricidad y Combustibles sobre sus planes relacionados.

¿Cómo prepararse para estos cambios? Al menos con un diagnóstico que identifique y cuantifique las brechas que la empresa posee. “Es un ejercicio muy práctico y rápido, que permite contar con una carta Gantt para diseñar e implementar un sistema de gestión específico, junto a los costos iniciales y recurrentes de operación, que puede corresponder a costos de inversión en equipos de medición, recambio de tecnología y horas de trabajo gerencial y operativo”, sostiene el profesional de Efizity.

En este sentido, conviene mirar -desde ya- a los SGE como un aliado en el camino a la neutralidad, necesario no solo para el medioambiente, sino también para mejorar la productividad, la competitividad económica y la calidad de vida de las personas. En la construcción, si bien los responsables de las edificaciones ya se están preocupando más profundamente del consumo de energía, ahora tendrán que hacerlo mucho más, pues no sólo contarán con una etiqueta y un informe de eficiencia energética, sino que en la mayoría de los casos deberán presentar esta información a la Dirección de Obras Municipales para obtener la recepción final de la obra.

El rol de la ventilación en la prevención de enfermedades

Ventilación mecánica, climatización y recuperación de calor van de la mano. Según los especialistas, la renovación de aire podría prevenir los contagios de virus y bacterias.

En estos días, el COVID-19 es un tema de preocupación mundial, dada la facilidad con que se traspasa de una persona a otra, especialmente desde las distintas superficies. Pero, junto con la distancia social recomendada para prevenir contagios, hay otro punto clave en la prevención: la ventilación.

Según María Luisa Del Campo, asesora de Certificación Edificio Sustentable (CES) y directora del Centro Tecnológico Kipus, los edificios que funcionan bien tienen incorporado un sistema de ventilación con recuperador de calor, para no perder la temperatura que genera el equipo de climatización. “Lo ideal sería que siempre estuviese incorporado, sobre todo en edificios de uso público, un sistema de ventilación mecánico funcionando, en paralelo con el equipo de climatización y un recuperador de calor”, explica.

En este aspecto, el asesor de CES y arquitecto consultor de Efizity, Carlos Saldaña, comenta que los edificios con buena ventilación retiran el aire viciado e inyectan oxígeno para lograr un desempeño óptimo de las actividades para los que fueron pensados. Esto obligaría a evitar lugares en los que no haya movimiento de aire. “Un análisis de ventilación puede verificar si existen suficientes renovaciones y, además, si existen lugares con ventilación suficiente”, detalla el asesor de CES.

Y es que la renovación de aire hace un aporte significativo a la salud. “Con adecuadas tasas de ventilación, los contagios por virus y bacterias disminuirían. Ahora no es solo abrir ventanas y cerrarlas cuanto antes para evitar el calor, lo ideal es que los edificios tuvieran un proyecto de ventilación, así se hace uno de climatización. En algunos casos, este consiste en extractores de cocina y baño, pero no está incorporado el tubo que debiera inyectar aire fresco”, sostiene María Luisa Del Campo.

Según la asesora de CES, si el proyecto de ventilación no existe o no dimensionan las inyecciones y extracciones de aire, es difícil generar las condiciones para que un edificio se ventile adecuadamente. Un aporte adicional puede ser el recuperador de calor: “Es un equipo que le quita el calor al aire que va saliendo viciado, pero caliente. Este pasa por el equipo, que entrega solo el calor al aire frío que entra renovado al edificio. Naturalmente no entra a los mismos 20 grados con que va saliendo, pero sí a los 18 grados y no a los 5 grados que hay afuera”, explica.

En un escenario ideal, el sistema de ventilación debiera considerarse en el anteproyecto, pues siempre es más costoso incorporarlo después, porque son tuberías y luego hay que ocultarlas. “En los edificios con cielo falso es más sencillo de incorporar, porque las palmetas pueden reemplazarse por una rejilla e incorporar la tubería de inyección”, afirma María Luisa Del Campo.

Según la directora del Centro Tecnológico Kipus, en Chile no le damos suficiente importancia al sistema de ventilación. “Es un problema que el concepto no esté incorporado. Quizá ahora, después de la pandemia, sí empecemos a darnos cuenta de que es necesario”, sostiene Del Campo, quien agrega que algunas tuberías requieren muy poca mantención porque están hechas de materiales que evitan la acumulación de hongos y bacterias.

Cómo detectar problemas

Para pesquisar inconvenientes con ventilación, condensación y humedades intersticiales, los especialistas buscan evidencia de daños en los materiales, humedad y hongos, los que podrían, incluso, generar enfermedades respiratorias en los ocupantes. “Como concepto general, cada recinto en el cual se transite debe tener acceso a un punto de ventilación mecánica o natural. En este último caso, si son muy extensos ver la manera de proporcionar ventilación cruzada. El estándar ASHRAE 62.1 y el AM10, entre otros, permiten asegurar el performance de ventilación”, concluye el arquitecto consultor de Efizity, Carlos Saldaña.

El rol de la ventilación en la prevención de enfermedades

Ventilación mecánica, climatización y recuperación de calor van de la mano. Según los especialistas, la renovación de aire podría prevenir los contagios de virus y bacterias.

En estos días, el COVID-19 es un tema de preocupación mundial, dada la facilidad con que se traspasa de una persona a otra, especialmente desde las distintas superficies. Pero, junto con la distancia social recomendada para prevenir contagios, hay otro punto clave en la prevención: la ventilación.


Según María Luisa Del Campo, asesora de Certificación Edificio Sustentable (CES) y directora del Centro Tecnológico Kipus, los edificios que funcionan bien tienen incorporado un sistema de ventilación con recuperador de calor, para no perder la temperatura que genera el equipo de climatización. “Lo ideal sería que siempre estuviese incorporado, sobre todo en edificios de uso público, un sistema de ventilación mecánico funcionando, en paralelo con el equipo de climatización y un recuperador de calor”, explica.


En este aspecto, el asesor de CES y arquitecto consultor de Efizity, Carlos Saldaña, comenta que los edificios con buena ventilación retiran el aire viciado e inyectan oxígeno para lograr un desempeño óptimo de las actividades para los que fueron pensados. Esto obligaría a evitar lugares en los que no haya movimiento de aire. “Un análisis de ventilación puede verificar si existen suficientes renovaciones y, además, si existen lugares con ventilación suficiente”, detalla el asesor de CES. 

Y es que la renovación de aire hace un aporte significativo a la salud. “Con adecuadas tasas de ventilación, los contagios por virus y bacterias disminuirían. Ahora no es solo abrir ventanas y cerrarlas cuanto antes para evitar el calor, lo ideal es que los edificios tuvieran un proyecto de ventilación, así se hace uno de climatización. En algunos casos, este consiste en extractores de cocina y baño, pero no está incorporado el tubo que debiera inyectar aire fresco”, sostiene María Luisa Del Campo. 

Según la asesora de CES, si el proyecto de ventilación no existe o no dimensionan las inyecciones y extracciones de aire, es difícil generar las condiciones para que un edificio se ventile adecuadamente. Un aporte adicional puede ser el recuperador de calor: “Es un equipo que le quita el calor al aire que va saliendo viciado, pero caliente. Este pasa por el equipo, que entrega solo el calor al aire frío que entra renovado al edificio.

Naturalmente no entra a los mismos 20 grados con que va saliendo, pero sí a los 18 grados y no a los 5 grados que hay afuera”, explica.


En un escenario ideal, el sistema de ventilación debiera considerarse en el anteproyecto, pues siempre es más costoso incorporarlo después, porque son tuberías y luego hay que ocultarlas. “En los edificios con cielo falso es más sencillo de incorporar, porque las palmetas pueden reemplazarse por una rejilla e incorporar la tubería de inyección”, afirma María Luisa Del Campo. Según la directora del Centro Tecnológico Kipus, en Chile no le damos suficiente importancia al sistema de ventilación.

“Es un problema que el concepto no esté incorporado. Quizá ahora, después de la pandemia, sí empecemos a darnos cuenta de que es necesario”, sostiene Del Campo, quien agrega que algunas tuberías requieren muy poca mantención porque están hechas de materiales que evitan la acumulación de hongos y bacterias. 

Cómo detectar problemas
Para pesquisar inconvenientes con ventilación, condensación y humedades intersticiales, los especialistas buscan evidencia de daños en los materiales, humedad y hongos, los que podrían, incluso, generar enfermedades respiratorias en los ocupantes. “Como concepto general, cada recinto en el cual se transite debe tener acceso a un punto de ventilación mecánica o natural.

En este último caso, si son muy extensos ver la manera de proporcionar ventilación cruzada. El estándar ASHRAE 62.1 y el AM10, entre otros, permiten asegurar el performance de ventilación”, concluye el arquitecto consultor de Efizity, Carlos Saldaña.