La entrega del galardón que lo distingue como Profesional Destacados en los Premio CES 2024, nos permitió tener una conversación con el también Premio Nacional de Arquitectura (2010) y conocer de cerca algunos instantes clave de su carrera, en la que sobresale el icónico edificio Consorcio.
No solo los edificios protagonizaron la ceremonia de entrega de los Premios CES 2024. También hubo espacio para reconocer el trabajo de profesionales destacados por su aporte a la construcción sustentable en el país. Una de las distinciones recayó en el arquitecto y Máster en Planificación Urbana, Enrique Browne.
Dado que el arquitecto no pudo estar presente en la ceremonia, tuvo la gentileza de recibir a una delegación de CES en su propia oficina, ocasión en que se hizo entrega del premio. Lo recibió feliz y emocionado, más aún sabiendo que se trató de un veredicto unánime del Directorio CES.
La entrega del premio fue precedida de una amena conversación, en la que contó algunos detalles de su trayectoria a Paola Molina, Past President; Hernán Madrid, jefe de CES, y Romy Luckeheide, arquitecta de CES. Después de obtener el título de arquitecto y el Máster en Planificación Urbana con distinción en la PUC, continuó estudiando en Estados Unidos, ganó becas en la misma PUC, en la Fundación Ford, en la del Social Science Research Council y en la prestigiosa Guggenheim Foundation.
Su carrera le ha significado numerosos premios. En 2009, la Unión de Facultades de Arquitectura de Latinoamérica (UDEFAL) lo distinguió como el Principal Referente de la Arquitectura Sustentable. El mismo año obtuvo el Premio Bicentenario por el Edificio Consorcio, ubicado en Santiago y reconocido por sus alcances bioclimáticos que mejoran la calidad de vida de los usuarios, aportan a la eficiencia energética y a disminuir la sensación de isla de calor. En 2010 recibió el Premio Nacional de Arquitectura, mientras que en el 2011 obtuvo el Premio Nacional a la Innovación Avonni.
En Chile, ha sido precursor del concepto de la doble piel vegetal, y es autor de emblemáticas obras, como el mencionado Edificio Consorcio, la Casa Caracola, la Iglesia Colegio Villa María, Sonda y las Oficinas Pioneer, entre muchas otras. Ha ejercido su vida profesional enfocado en aportar al entorno ambiental y social, con el que a través de sus obras logró una valorada interacción y resultado, siendo un aporte indiscutible no solo para los usuarios de sus edificios sino también para su entorno, la ciudad.
“Hay dos libros, porque gracias a Dios los proyectos han sido bien publicados, en los que yo nada tengo que ver y que mencionan al edificio Consorcio como el primer edificio en el mundo en tener doble piel verde en altura”, relata, mientras muestra uno de los libros que menciona y que fueron editados por el Center for Buildings Habitats.
Llama la atención ver cómo la naturaleza se apropió del edificio de manera natural, formando un ecosistema.
Claro, y tiene el beneficio de que funcionan (las plantas) de acuerdo con las estaciones, según si necesita luz, aire… Y otra cosa buena es que, a diferencia de edificios en que el verde es pegado al muro, en los que la persona de adentro no ve nada; en el Consorcio sí se ve el verde, eso me parece muy importante.
Y ha sido objeto de estudio. Desde el Laboratorio de Bioclimática de la Universidad Central, los alumnos iban a hacer mediciones y encuestas de la calidad de vida y salía muy bien evaluado.
La gente, gracias a Dios, lo quiere mucho; y eso me encanta. La felicidad más grande es que el cliente quede satisfecho, es como un cocinero que le da comida a gente y pucha, que queden contentos, que los comensales después te digan “oye, millón, de gracias, estaba delicioso”.
Se ha transformado en ícono de Consorcio en cuanto a compañía.
Claro, es como el logo del edificio.
Enrique, y esta información usted la estudió, la investigó, se capacitó… ¿Cómo recibe está información y de manera tan temprana a nivel mundial?
(El arquitecto saca un libro, en este caso de su propia autoría, para ir repasando distintos proyectos en los que ha participado) Proyecté un edificio verde con 60 o 70 pisos de altura, con plazas adentro, y tenía agua, y los departamentos eran como casas, tenían árboles… Después seguí con las casas Parrones, los parrones eran estos, mira… y después este fue el primero que hice con doble piel. Hice estas pérgolas, son todas de circulación vertical en un eje, entra el sol por arriba, cae agua en verano… tienen 2 pérgolas y estas pérgolas tienen un espacio por fuera… esto es del año 74.
¿Cuál era su inspiración en esa época?
Mi padre tenía un campo, que era re malo como campo: no era tan grande, entonces nosotros, en la época de vacaciones, nos íbamos los tres meses y era la libertad total, íbamos a caballo a la playa, a las rocas, nos metíamos a hacer las cosas más peligrosas que hay, entonces, en la vida, esta combinación de campo con mar, de estar siempre en contacto con la naturaleza, siempre me gustó la naturaleza, fue por gusto.
Volviendo a Consorcio, ¿cómo fue la selección de esa planta o trepadora?
La hizo un hombre que es lo mejor que hay en este país para paisajes: Juan Grim. Yo confié en él, lo único que le dije es que teníamos que trabajar con hoja caduca por el paso de las estaciones, pero nada más, y aquí está la explicación de los tipos de formas que vimos. Mira esto primero dije. Bueno, quiero poner los parrones, pero horizontales de esos que le den sombra. Otra posibilidad era poner arbolitos, y después me decidí por la que conocemos.
¿Esa elección fue por el impacto visual que iba a tener?
Bueno, la de los parrones se acomoda muy poco, primero tiene un problema con la rasante… y los árboles, tú sabes que está calculado la cantidad de árboles que tú tienes para arriba, tiene relación con las raíces, es decir, la cantidad de raíces que tú tienes abajo en la esquina es una cantidad muy grande, eso es tierra vegetal al final, entonces llega un momento que no resiste.
Se dice que los médicos tapan su errores con tierra y los arquitectos con plantas, ¿qué opinión le merece esa frase?
La verdad de las cosas, yo no estoy tapando ningún defecto. Yo estoy buscando algo, de una manera que sea razonable, entonces, en invierno y en otoño, tú tienes seis meses con verde, seis meses con sol, ves la hoja cambiar de color, ves cómo cae… eso se busca.
¿Cómo logró instalar un proyecto como el de Consorcio en los 90, cuando era un poco mal mirado el verde en la arquitectura?
Quería mostrarte algo respecto de lo que decíamos, de que la naturaleza se va tomando una arquitectura. Mira, yo creo que eso es muy bueno, un caso típico es el cerro Santa Lucía, el peñón con una serie de monumentos y escalinatas en la subida, yo a Vicuña Mackenna lo encuentro lo mejor que hay, pero hoy el verde se comió a los edificios, como dicen, eran eclécticos, diferentes tipos, y hoy un peñón verde, ¿por qué no? Además, lo hace atemporal, el edificio Consorcio se podría hacer 40 años atrás o 40 años más tarde, da lo mismo: las plantas, los parques y las plazas no pasan de moda, no tienen tiempo. Pueden cambiar los materiales de construcción, las formas con la moda, una arquitectura, pero el verde mismo no va a pasar de moda.
Y en el caso de Consorcio, ¿cómo fue la relación con el mandante?
Primero mostramos el proyecto al director de Consorcio, que, en ese momento, era de una compañía norteamericana. Aquí cayó bien, le fue bien a la proposición, pero en un punto los norteamericanos dijeron “no podemos aprobar una cosa así, que no conocemos hecha, no la hemos visto nunca, tenemos que ir a la central del banco”. Llevamos una foto que mostraba la situación de Santiago; y mostramos que la ciudad en los ochenta estaba llena de edificios. Había pisos que eran blancos y después tenían balcones, los balcones eran algo muy necesario para los chilenos, para poder tener algo en el espacio intermedio, tener algo en relación con la naturaleza. Esos balcones, que protegían del sol, eran de madera, como cortinitas. Bueno, con el tiempo la madera se ha reemplazado por las plantas interiores. La madera protegía del sol y al final, era como un sándwich de lechuga, con lechuga entre medio, y presentamos fotos de eso. Después de que dijeron que nos aprobaban, nos apoyaron en todo, hay que reconocer que Consorcio fue salvaje, soy amigo de toda la gente de Consorcio, desde la gente que trabaja en el subterráneo… bastante loco, así que bueno, entendieron que los chilenos necesitábamos el verde y se abrieron puertas para eso.
Después de una carrera tan destacada, que nos puso en lo más alto de la arquitectura mundial como país, ¿qué imagina para el futuro?
Mira, yo creo que la sustentabilidad y el tema energético, lo ecológico, lo sustentable, es algo que es tendencia mundial; entonces si uno lo ve en el automóvil, en la vida diaria, vamos a ver qué pasará con la inteligencia artificial también, pero esto se va a expandir y va a ser como el signo de los tiempos, igual que el signo de los tiempos en la época del siglo XX fue la industrialización y también la urbanización: la gente que vivía en la ciudad vivía mejor que en el campo, había migraciones… Ahora será distinto, primero la gente va a estar más en contacto con la naturaleza, va a cuidar más la naturaleza… Y las cosas casi sin forzarlas van a empezar a ir por ahí. A principios del siglo XX, realmente todo era industrialización y mecanización y hasta aquí el límite. Ahora vamos hacia otra cosa, entonces, de la época industrial a la época, no sé si me gusta ponerle nombre, pero se podría llamar “época digital sustentable”.