Alcances y oportunidades del proyecto Centro Educacional de Andacollo

El Centro Educacional de Andacollo, inscrito en el sistema nacional Certificación Edificio Sustentable (CES), representará un hito para la comunidad.

Noticia 4Proyecto de la Municipalidad de Andacollo y ubicado en la provincia de Elqui (Región de Coquimbo), el Centro Educacional de Andacollo postula al nivel de certificación. Su anteproyecto considera una superficie total de 9.793 m2 y participa como asesora la arquitecta Daniela Olmos.

Según comenta, se trata de un edificio que aprovecha muy bien la iluminación natural, mientras que acústicamente tiene niveles por sobre lo que exige la certificación: “Es de una calidad superior, principalmente porque alberga un auditorio con capacidad para 447 personas y salas de música e instrumentos”.
En su desarrollo se hizo un esfuerzo particular para abordar uno de los problemas de la región: la escasez de agua. “En este edificio se reutilizan las aguas grises, hecho que hace hincapié en la importancia de este punto para la comunidad. Esto va de la mano con el paisajismo que utiliza especies de la zona y de bajo consumo hídrico”, sostiene.
Respecto del manejo de residuos, se proyectaron zonas de recogida de basura diferenciada para educar a la comunidad sobre la importancia del reciclaje y la distinción entre residuos y posibles materias primas.
A juicio de la asesora, el aporte e impacto de este proyecto en la región es muy importante; pero más todavía en la ciudad de Andacollo y las comunidades rurales cercanas, donde esperan y están expectantes por su desarrollo. “Además de ser una necesidad, se convertirá en el polo de actividades de la zona: su auditorio acogerá las principales actividades de la comuna y, lo mejor de todo, con una respuesta arquitectónica de gran calidad espacial y confortabilidad interior”, explica.
Complejidades en el desarrollo
Según sostiene la arquitecta, en el proceso del proyecto, los requerimientos más complejos de lograr son los referidos al acceso visual al exterior y a la declaración de energía y agua incorporada en base a etiquetados ambientales.

“En el caso del primero, fue imposible de cumplir porque contempla una segunda piel que, si bien deja ver al exterior, no lo permite de manera libre en las medidas que se exigen: se puede ver a través de esta piel perforada”, comenta. En el caso del segundo, se hizo difícil encontrar los materiales que posean la información necesaria, lo cual se plantea como una buena forma de estimular al mercado para que se preocupe de contar con productos que incorporen las etiquetas ambientales. “Nadie quiere mostrar que su producto consumió mucha energía o agua en su fabricación y me parece relevante poner el acento en el origen de lo que escogemos en nuestros proyectos y el consumo no solo en la fabricación, sino también en la extracción y transporte”, precisa.
Otro desafío relevante para este proyecto ha sido incorporar en la dinámica de desarrollo la mirada de la arquitectura bioclimática o sostenible. “Es transversal al proyecto de arquitectura y a todas sus especialidades, parte junto con los primeros trazos, la decisión de orientar un volumen, su compacidad, los porcentajes de paños vidriados, el estudio de preexistencias climáticas y culturales del lugar.

Además, un proyecto que se somete a las exigencias de una certificación CES obliga a que todos los actores que intervienen en él tengan la disponibilidad y capacidad de poder desarrollar sus especialidades en este estándar”, concluye.