Crisosto Smith Ltda cuenta con la mayor cantidad de proyectos en CES, con 39 proyectos distribuidos en 13 regiones. Descubre su enfoque y el impacto de su trabajo en el país.
Desde el proyecto número 1 en CES, correspondiente a la Escuela Manuel Anabalón Sáez, diseñada por Gubbins Arquitectos y desde del primer proyecto certificado: el edificio de la Cámara Chilena de la Construcción de Osorno, diseñada por Scheel Arquitectos, han pasado más de 200 profesionales del diseño han usado la metodología de CES en sus diseños
Dentro del total, la firma con mayor cantidad es Crisosto Smith Ltda, con 39 proyectos distribuidos en 13 regiones del país. De esta manera, la firma se consolida como una de las oficinas con mayor presencia histórica en iniciativas precertificadas, certificadas o inscritas bajo la Certificación Edificio Sustentable (CES). Así, de acuerdo a la distribución por etapa de certificación, Crisosto Smith Ltda cuenta con 3 proyectos certificados, 30 precertificados y 6 aún en la etapa inicial de inscritos.
Los principales usos de los proyectos diseñados por Crisosto Smith Ltda son Oficinas (18), Educación (15), Salud (3), Cultura (2) y Seguridad (1).
Uno de los sellos distintivos del trabajo de Crisosto Smith Arquitectos ha sido su presencia desde el extremo norte (Arica y Parinacota) hasta Magallanes, abordando infraestructura pública en zonas urbanas, rurales y extremas. También destaca su rol en el desarrollo de edificios consistoriales, establecimientos educacionales y fiscalías, todos con altos estándares de eficiencia energética y confort ambiental.
Su trabajo ha contribuido no solo a mejorar la calidad del espacio público, sino también a descentralizar la arquitectura sustentable, apostando por soluciones adecuadas al contexto climático y sociocultural de cada zona.
En 2023, uno de los edificios diseñados por esta firma logró el tercer lugar de los Premios CES, con 61,5 puntos: el Edificio Consistorial de Chañaral.
En segundo lugar en cantidad se encuentra la oficina Arqdesign, con 26 proyectos CES en todo Chile, ha sido clave para consolidar la sostenibilidad en la arquitectura pública, especialmente en el ámbito educacional, donde ha desarrollado una gran cantidad de jardines infantiles, escuelas y liceos, además de edificios vinculados a la seguridad pública y oficinas.
Esta consolidación demuestra el compromiso creciente de la arquitectura nacional con la sostenibilidad, no solo en el diseño, sino también en la implementación efectiva de estrategias para reducir la huella ambiental de los edificios de uso público en Chile.
¡Felicitamos a todos los equipos por este importante aporte al desarrollo de infraestructura sustentable en Chile!
En 10 años, la Certificación Edificio Sustentable (CES) ha transformado el panorama de la construcción en Chile. Exploramos su evolución, los proyectos pioneros y las instituciones líderes que están marcando la pauta en arquitectura sustentable.
La Certificación Edificio Sustentable (CES) celebra una década de impacto transformador en la industria de la construcción en Chile. Desde su inicio a fines de 2014, CES ha promovido un cambio cultural y técnico, incentivando a mandantes públicos y privados a adoptar estándares más altos de sustentabilidad en sus proyectos.
La evolución de CES a lo largo de estos 10 años es evidente en el aumento constante de proyectos inscritos, precertificados y certificados. Los datos revelan un crecimiento significativo, con un salto notable en proyectos precertificados a partir de 2017 y un incremento sostenido en proyectos inscritos. Este aumento refleja un compromiso creciente con la construcción sustentable en el país.
Entre los hitos destacados, el terminal de pasajeros del Aeródromo Teniente Julio Gallardo en Puerto Natales obtuvo la precertificación CES con 90 puntos, el puntaje más alto en 10 años de certificación para esa categoría. Este proyecto, impulsado por la Dirección de Aeropuertos del Ministerio de Obras Públicas (DAP – MOP), se distingue por su enfoque en estrategias bioclimáticas, generación de energías renovables y un diseño integral.
Además, oficinas de arquitectura como Crisosto Smith Ltda. lideran el desarrollo de arquitectura sustentable, con 39 proyectos CES distribuidos en 13 regiones del país. Su enfoque territorial y tipológico, abordando infraestructura pública en zonas urbanas, rurales y extremas, ha sido clave para descentralizar la arquitectura sustentable y adaptarla a diversos contextos climáticos y socioculturales. Otras oficinas como Arqdesign, BIS Arquitectos, Arqlofts, Prado Arquitectos, Valle Cornejo, ANGO Arquitectura y Bortink Yurisic Arquitectos también han contribuido significativamente al avance de la sostenibilidad en la arquitectura chilena.
En el ámbito territorial, la implementación de CES ha tenido un alcance nacional significativo, con proyectos distribuidos en todas las regiones de Chile. Destacan la Región Metropolitana con 98 proyectos y la Región de la Araucanía con 95, evidenciando un fuerte compromiso con la sostenibilidad en estas áreas. Otras regiones como el Biobío (49), Maule (47), Valparaíso (40) y Los Lagos (36) también muestran una actividad considerable. Incluso regiones más extremas como Arica y Parinacota (19), Tarapacá (12) y Magallanes y de la Antártica Chilena (22) han adoptado la certificación, demostrando que la preocupación por la construcción sustentable trasciende las particularidades geográficas y climáticas de cada zona.
En resumen, estos 10 años de CES han marcado un hito en la construcción sustentable en Chile. El compromiso de profesionales, instituciones y mandantes ha impulsado la creación de edificios más eficientes, confortables y respetuosos con el medioambiente. La celebración de esta década es un espacio para reconocer los logros alcanzados y proyectar un futuro aún más sustentable para la construcción en el país.
El proyecto precertificado CES y emplazado en el campus San Joaquín, reúne tanto salas de clases como oficinas y departamentos de atención a universitarios, y se organiza en dos edificios relativamente opuestos e independientes entre sí.
La construcción está emplazada en un terreno de 50 x 50 metros, rodeada por edificios de diversas escalas, por el sur un edificio de aproximadamente 34 metros de alto, por el norte una construcción de un piso de altura y por el oriente un volumen horizontal de aproximadamente 9 metros, lo que deja un frente despejado hacia el poniente, por el que se instalará el acceso principal.
Francisco Palacios, jefe de proyecto de la Subdirección de Planificación y Proyectos Dirección de Infraestructura UC, remarcó durante el recorrido que “la arquitectura también va evolucionando y la universidad no tiene una estandarización tan rígida en términos de diseño, lo que da a los arquitectos la posibilidad de proponer un diseño de estructuras variados. La estandarización, por parte nuestra, va en el orden de los tamaños de las superficies, los temas ambientales, y el tema de la certificación CES, que también es para nosotros, un estándar directo”.
Dos torres
La Torre A se distribuye en 10 plantas de oficinas de 800 m2 cada una, con un núcleo central desplazado hacia un costado, definiendo así dos tipologías de posibles espacios en cuanto a sus proporciones y particiones. Las 25 salas de clases de la Torre B se distribuyen en 7 niveles (un zócalo y 6 niveles superiores) de aproximadamente 700 m2, con un corredor abierto hacia la cara poniente.
En un recorrido para conocer los avances, en el que fue posible constatar que la torre B, que da lugar a las salas de clases, se encuentra completamente terminada y que la torre A está aún en desarrollo. Los profesionales a cargo del proyecto explicaron la importancia de contar con las certificaciones requeridas para que las edificaciones del campus cumplan con los objetivos de la universidad relacionados con sustentabilidad, específicamente la huella de carbono.
“Todas las iniciativas relacionadas con la energía van orientadas para ese lado, aportan a ese a ese número que tiene varias vertientes. La certificación CES ha venido a estandarizar bastante cosas concretas, objetivos medibles”, destacó Palacios.
En el mismo sentido, el arquitecto puntualizó que los estándares que se supervisan son relacionados con el espacio –metro cuadrado por alumno, metro cuadrado por persona en puesto de trabajo– y estándares de climatización, todos con miras a garantizar que las personas se desenvuelvan cómodamente en los espacios que habitan durante su permanencia en las instalaciones. Cabe destacar que son alrededor de 30.000 usuarios los que se verán beneficiados con el Edificio Aulas Las Pataguas.
El nuevo edificio también contempla elementos de inclusión como baños universales, infraestructura para acompañar a estudiantes que requieren algún tipo de apoyo, señalética, entre otros.
En la visita, participaron Francisco Palacios, jefe de proyecto de la Subdirección de Planificación y Proyectos Dirección de Infraestructura UC; José Jodar Reverte de EBP Chile SpA, quien fue el asesor CES de este proyecto; Yanira Morales de la Subdirección de Planificación y Proyectos de la Dirección de Infraestructura UC, y Hernán Madrid, jefe de CES.
Como la culminación de un proceso iniciado en 2016, el edificio Institucional Dirección Regional de Aduanas de Talcahuano logró la certificación CES en septiembre de 2023, con un puntaje sobresaliente. La planificación, las lecturas del espacio y los métodos constructivos permitieron la obtención de un alto nivel.
El proceso para este edificio comenzó en 2016, incorporando nuevas estrategias de eficiencia energética desde el diseño para la precertificación, las que se mantuvieron durante y posterior a la construcción de este proyecto.
El asesor CES en ambas etapas (precertificación y certificación) fue Francisco Pizarro, quien comenta que “fue un trabajo conjunto entre oficina de arquitectura y especialidades en la primera instancia, lográndose la precertificación CES destacada, y continuó años después con una coordinación exhaustiva junto a la empresa constructora y especialistas encargados de la ejecución, para poder lograr el máximo de puntaje posible dadas ciertas complejidades respecto a actualización de equipos y proyectos, después de los años pasados desde el proyecto base”.
Todos los profesionales debieron enfrentar desafíos importantes desde el diseño, ya que se reciclaron dos edificios existentes, un pequeño edificio oficina y un gran galpón posterior, “lo que implicó un importante desafío arquitectónico que lograra no solo satisfacer el programa de Aduanas, sino también entregar un gran estándar de confort lumínico, térmico y visual, para los usuarios”, precisa Pizarro.
En materia de sustentabilidad, las estrategias pasivas se basaron en el aprovechamiento máximo de la iluminación natural, a través de la creación de patios interiores y un diseño de fachada norte completamente abierta, pero con un sistema de celosías para el control solar. También, se incluyó una envolvente térmica de alta eficiencia, que le permitió obtener los puntajes máximos en reducción de la demanda de energía y altos en confort térmico, según cuenta el arquitecto.
Como parte del diseño activo, el edificio considera, entre otros, “un sistema de climatización y ventilación de alta eficiencia que debió adaptarse a las condiciones del galpón inicial, por lo que se distribuyen dentro de closets integrados al diseño arquitectónico, lo que entrega un ejemplo no convencional de solución de climatización”, explica el asesor CES. Asimismo, cuenta con sistema de iluminación artificial de alta eficiencia, que se adapta a las condiciones bases antes mencionadas, logrando el más alto estándar.
Juan Vega, director regional de Arquitectura de la región del Biobío, especifica que el diseño fue aportado por el mandante Servicio Nacional de Aduanas y, previa licitación, se desarrolló una revisión interna con especialistas del nivel central de la DA, los que aportaron sus observaciones de temas a mejorar.
Así, una vez que fue adjudicado, dice que el asesor CES Francisco Pizarro propuso ajustes menores de griferías, inclinación de celosías exteriores y equipos de iluminación, tendientes a elevar los puntales en la precertificación y posterior certificación. “En sumatoria, se logra esta construcción de 72,5 puntos, lo que la califica como un proyecto sobresaliente desde el punto de vista CES”, complementa Vega.
Por su parte, Francisco Pizarro cree que el edificio D.R.A.T. no sólo es un edificio público de excelencia, “sino también un ejemplo perfecto de cómo es posible el reciclaje de edificios de cualquier índole y transformarlos en edificios contemporáneos de primer nivel energético y de confort para sus usuarios”.
Conversamos con el arquitecto reconocido en los Premios CES 2023 como uno de los Profesionales Destacados, quien ya había participado en una ceremonia anterior, por el diseño del Centro de visitantes Santuario Santa Inés de Minera Los Pelambres, reconocido en la categoría Proyecto Prefertificado.
Con satisfacción y una cierta sorpresa, declara el arquitecto Teodoro Fernández L. haber recibido el Premio CES 2023 como Profesional Destacado. “Si bien cuando se enfrenta un trabajo no se hace pensando en algún premio, en este caso, postular al premio CES es un argumento objetivo de las bondades del proyecto para el mandante, y en ese sentido, un aliciente para llevar adelante el proyecto”, opina.
Por otra parte, “los Premios CES están destinados a las obras y a los mandantes, por lo que sí me sorprendió recibir el de Profesional Destacado. Se agradece”, añade el profesional que ha sido merecedor de otros reconocimientos, como el Premio “Fermín Vivaceta” (2002); Reconocimiento a la Excelencia Académica (2008); Premio Internacional Reina Sofía de Patrimonio Cultural por Centro Cultural Estación Mapocho (2008); Gran Medalla AOA (2013); Premio Nacional de Arquitectura (2014) y Miembro de Honor del American Institute of Architects (Hon. FAIA), Estados Unidos (2016).
Y es que, a su juicio, “hay diferentes premios: los premios a proyectos en concursos son aquellos a los cuales se postula para poder realizar determinadas obras, básicamente obras públicas o de relevancia, permiten la realización de las obras, y el afianzamiento de una carrera profesional. Por otra parte, los premios a los que no se postula, son esos ‘verdaderos premios’, como en este caso de Profesional Destacado CES, son sobre todo argumentos para los mandantes, señales que están en el camino correcto, que valen la pena los esfuerzos por mejorar la calidad de los proyectos y obras”, puntualiza.
En ese sentido, ¿cómo ve la construcción sustentable en el país?
Es un tema que cobra cada vez más relevancia. Por otra parte, no se debe separar del avance de la arquitectura y del esfuerzo de los arquitectos, escuelas de arquitectura y organismos públicos y otros, que han puesto una visión integral respecto al territorio, y el desarrollo de la arquitectura, así como temas como el cambio climático y la economía en la sociedad.
Desde su visión, ¿qué cree que falta para que más arquitectos se motiven a participar de la construcción sustentable?
Veo que cada vez más arquitectos están interesados en el desarrollo del tema, y en aplicar los parámetros de sustentabilidad en forma integral a los proyectos, como lo propone CES.
El hecho que los Premios CES vayan dirigidos al mandante y a la obra y no específicamente a los arquitectos, es un excelente argumento que tenemos los arquitectos para convencer al mandante, que al final es el que pone los recursos, que vale la pena el esfuerzo de tener una mirada global y de una arco temporal amplio de la vida de la obra para lograr una economía real en la construcción. Es decir, no sólo el costo material inicial de la obra, sino también el costo ambiental anterior, desde la extracción y costo de los materiales, huella de carbono, sino que el ciclo completo, costo de su mantención y confort.
Por ello, el galardonado profesional concluye que “ojalá en CES se posicionara en un futuro cercano de una manera similar a como todos, arquitectos y organismos públicos, entendemos la necesidad de responder a normas diversas incorporadas como básicas de la construcción, como son por ejemplo, las de accesibilidad y cálculo estructural”.
El diseño optimiza el uso de recursos naturales y estandariza la construcción para facilitar los procesos constructivos, lo que lo llevó a obtener una precertificación sobresaliente.
El proyecto El Divisadero se encuentra en la región de Coquimbo, en la comuna de Punitaqui, en un lugar de difícil acceso, bastante remoto, a aproximadamente 700 metros de altura y en una zona predominantemente rural. “Es un área de un clima complejo, sin muchas lluvias, por lo que la intención de tener bajo requerimiento hídrico fue una de las premisas del proyecto”, precisa Rodrigo Escobar, ingeniero asesor CES precertificación de la obra.
Pese a estas características, el proyecto logró una precertificación “sobresaliente” con 74,5 puntos de 100, “lo cual es un tremendo mérito para ser un edificio público emplazado en lugar extremo”, precisa Christian Araya Castor, arquitecto de la Universidad de Santiago, socio fundador del estudio de arquitectura Araya Arquitectos, que ganó la licitación para el diseño de Reposición de la Posta de Salud Rural el Divisadero el año 2022.
La posta es pequeña, de 300 m2, por lo que el equipo se preocupó de que llevara bastantes estrategias pasivas. Dentro de ellas, “pusimos mucho énfasis en lograr una muy buena iluminación natural, porque son zonas más bien de climas cálidos, corríamos el riesgo de que al dejar que el sol ingresara a los recintos genere sobrecalentamientos, deslumbramientos que iban a hacer que los equipos tuvieran un mayor consumo; entonces, procuramos que la iluminación natural tuviera un muy buen desempeño, y obviamente, controles de todos los posibles ingresos de sol y deslumbramientos que ocurrieran en la zona”, precisa Rodrigo Escobar.
Otra característica del proyecto es que se trabajó con ventilación natural, creando una suerte de chimenea solar, con la cual se aseguró que haya un flujo de aire continuo en los espacios regularmente ocupados y se intentó que ese sistema de ventilación contara con un respaldo censado de CO2, para que los sistemas se activen en caso de que los sistemas de ventilación natural no fueran lo suficientemente potentes como para generar los caudales mínimos. El proyecto tiene una envolvente térmica en cubierta, muros, pisos; ventanas termopanel, protecciones solares en sus fachadas más expuestas y cumple con todos los requerimientos necesarios del sistema CES.
Como señala el asesor CES, “en términos de agua, nos enfocamos en obtener un óptimo desempeño y en el caso del proyecto, logramos sobre un 70% de reducción de consumo. Eso fue muy importante, fue tan bien recibido por todos: por el mandante y por la oficina de arquitectura. En este caso, Christian Araya estuvo súper dispuesto durante todo el proceso de diseño a abordar todos los requerimientos CES, fue un trabajo súper bien coordinado. La posta, sin duda, será un gran aporte para la comunidad”.
Por su parte, el arquitecto Christian Araya Castro, cree que “una de las principales virtudes es que hemos logrado, junto al equipo de especialistas, desarrollar un diseño que estratégicamente optimiza al uso de recursos naturales y estandariza una construcción facilitando procesos constructivos, así su emplazamiento, sistema constructivo, elección de materiales, orientaciones de recintos y geometría del volumen, nos han permitido lograr un diseño rotundo de partido general en donde la expresión formal siempre está declarando silenciosamente su función o rol para el confort de los recintos”.
Comenta que es un proyecto emplazado en un lugar de difícil acceso, con la particularidad de estar ubicado en una localidad que no cuenta con agua potable; en un paisaje urbano-territorial de escasez, en donde no es posible encontrar alguna sombra durante el día y donde los lugares de encuentro y ocio solo se dan al interior de las construcciones. En ese sentido, Araya comparte que la nueva posta de salud rural viene a regalar un uso y reconocimiento al espacio público de escasez y hasta hoy no vivido, generando lugares de encuentro en sombra (aleros), regalando espacios públicos de expresión religiosa cultural (explanada frente a la capilla), y como pieza de paisaje, consolidando la delimitación de la actual plaza cívica del Divisadero, construyendo una tercera fachada, siendo la cuarta el camino ruta D-69 desde el cual llega a esta localidad.
Más allá del puntaje obtenido, Araya considera que es demostrativo el hecho de que el Estado pueda entender que sí es factible realizar una buena arquitectura eficiente y con costos controlados en edificios públicos, y que debieran ser estas obras públicas las que lideren este tipo de arquitectura. “Su relevancia es que creemos y queremos que estas certificaciones, que hoy, además, son exigencias en contratos públicos con el Estado, en la mayoría de los nuevos proyectos, cimienten el cambio en la concepción de bases, términos de referencia y criterios de diseño de edificios públicos. Buscamos que lo que muchas veces se declara como principio en los criterios de diseño pueda tener coherencia con una propuesta innovadora”, añade.
Importancia del Manual CES
Rodrigo Escobar cuenta que el requerimiento de CES venía dado por las bases de diseño, sin solicitar un puntaje especial. “Conversando con el equipo de diseño, fue uno de los primeros temas que tocamos en nuestras reuniones de coordinación y, en definitiva, se transformó en la carta de navegación para todas las decisiones que tomamos como equipo: desde la aplicación de esta chimenea, de los sensores, del sistema de climatización, los monitoreos, la reducción de agua; todas esas decisiones fueron basadas en el Manual de Certificación. Este documento se vuelve algo súper relevante para la coordinación y el diseño integrado del proyecto. Fue una experiencia bastante grata trabajar con el equipo y nosotros ya tenemos experiencia, tenemos varios proyectos que han pasado por el proceso de pre certificación y certificación, entonces ya es como una herramienta de trabajo diaria. El Manual clarifica muchas de las estrategias, las cuantifica también, básicamente entrega los lineamientos para que todas las especialidades comprendan la importancia de la sustentabilidad y el aporte de sus propias especialidades”, dice.
En el sur de Chile se encuentran dos obras emblemáticas sustentables en parques nacionales de Conaf, que están en proceso de certificación con CES: Parque Alerce Andino y Centro de Visitantes Parque Nacional Conguillio.
Centro de Visitantes Parque Nacional Conguillio.
La Corporación Nacional Forestal (Conaf) está dando un verdadero impulso a nueva infraestructura sustentable en sus reservas naturales. Ejemplo de ello son el Parque Nacional Alerce Andino en la región de Los Lagos, ingresado a CES en diciembre de 2021, y el Centro de Visitantes Parque Nacional Conguillio, en región de la Araucanía, ingresado en octubre de 2022.
El Centro de Visitantes Parque Nacional Conguillio 1 se ubica en 77W6+2M, Melipeuco (Cautín). Sus arquitectos son Nicolás Stutzin, Cristóbal Noguera, Santiago Valdivieso y Nicolás Cabargas, quienes también están a cargo del diseño del Centro de Visitantes 2, que se encuentra en la Ruta R925-S (sector Lago Conguillio).
Si bien dentro de sus lineamientos de inversión en infraestructura se ha establecido avanzar en diseños y construcciones sustentables en términos generales, la búsqueda de certificaciones no estaba predeterminada ni era el objetivo inicial establecido para los proyectos de inversión. En el caso de ambos parques nacionales, la certificación obedeció a un ofrecimiento de la consultora Pasiva, según compartió César Ibáñez, jefe de la Unidad de Estudios y Control de Gestión en Conaf de la Araucanía; no obstante, señala que “con esto está claro que podemos avanzar en tener edificios y ambientes construidos más sustentables. Tendríamos que analizar muy bien las ventajas del sistema y analizar si nuestros proyectos ya diseñados, por ejemplo, califican para la certificación”.
Parque Nacional Conguillio
Conguillio es un parque particular, pues tiene una filosofía de sustentabilidad y de conservación del patrimonio natural. Buscando aportar a la generación de infraestructura y servicios de calidad orientados al turismo sustentable en su interior, Conaf asumió el desafío de certificar sus instalaciones como edificaciones sustentables, certificando su construcción de acuerdo a las normas, y su comportamiento ambiental una vez realizadas las obras.
Christopher Rusell-King de Pasiva, fue el asesor CES del proyecto y confirma que la decisión de incorporar la Certificación Edificio Sustentable en el proyecto Parque Nacional Conguillio: “nació a partir de la búsqueda del equipo de arquitectura por introducir un alto estándar de eficiencia energética y sustentabilidad en el diseño de la nueva infraestructura para el parque, con el objetivo de reducir el impacto ambiental, tanto en la construcción como en el consumo de energía y recursos durante su operación”. El arquitecto especialista en diseño sustentable señala que “la certificación CES permitió guiar y establecer estándares constructivos más altos, lo cual permitirá al edificio disminuir su consumo energético e hídrico, al igual que proporcionar espacios más confortables y saludables para los futuros funcionarios y visitantes del parque”. En este caso, se decidió certificar los edificios más emblemáticos del proyecto: los Centros de Visitantes 1 y 2, los cuales recibirán y educarán a los visitantes sobre el parque nacional; sin embargo, “todas las edificaciones contempladas en el proyecto consideran los mismos criterios de sustentabilidad establecidos en la certificación, para lograr así un alto estándar en todo el conjunto”, comenta.
Dentro de las características de sustentabilidad que destacan en el proyecto, se encuentra la alta eficiencia de la envolvente exterior, utilizando ventanas con doble vidriado hermético y aislación térmica de fibra de lana natural de alto espesor, lo cual permite reducir de forma significativa la demanda de energía para climatizar los espacios interiores. También destaca un alto ahorro en el consumo de agua potable mediante la especificación de artefactos sanitarios eficientes, al igual que el ahorro energético a partir de la selección de luminarias LED de bajo consumo. Adicionalmente, el proyecto contempla el uso de energías renovables utilizando paneles fotovoltaicos, reduciendo de esta manera la huella de carbono durante la operación del edificio.
Debido a los buenos resultados y altos ahorros energéticos proyectados gracias a la certificación CES, al igual que la recepción positiva por parte del equipo de proyecto y Conaf, según Rusell-King, se buscará mantener este estándar como un precedente para las futuras edificaciones de los parques nacionales del país.
Parque Alerce Andino
En tanto, el Parque Alerce Andino, se encuentra en el Acceso Las Chaicas, en V-701, Puerto Montt, región de Los Lagos, y la arquitectura corresponde a la Universidad San Sebastián. Miguel Ángel Leiva, director regional de Conaf Los Lagos, señala que “este proyecto es la primera iniciativa desde la región, y entendemos que es el camino a seguir”. También comparte que cuando se planteó desarrollar un proyecto de infraestructura pública de magnitud al interior del Parque Nacional Alerce Andino, se auto impusieron ciertas condiciones ambientales y energéticas, entendiendo que el área a intervenir no es cualquier lugar, sino que un área bajo protección oficial y un Parque Nacional.
El director regional cuenta que los elementos y características a considerar fueron:
• Puesta en valor: que la propuesta sea concordante con el plan de manejo, que vaya en consideración a la conservación del área, y sea una oportunidad del turismo.
• Reversibilidad: diseño reversible, que los componentes sean respetuosos con el corredor biológico, utilización de materiales nativos y durables, utilizar conocimiento de constructivos locales
• Mínimo impacto: el emplazamiento debe ser amigable con el lugar, diseño que reduzca los ruidos molestos, el menor impacto de las aguas servidas producidas, mejor aislación térmica, para el menor consumo energético, y eficiencia energética.
“Estas exigencias ambientales y energéticas derivaron naturalmente hacia la búsqueda de la Certificación de un Edificio Sustentable (CES), y dentro del proceso de diseño y posterior certificación se ha dado en forma natural la búsqueda del Sello Plus Operación,el cual es la más exigente de las existentes”, señala Leiva.
De lograrse esta certificación, sería la primera infraestructura pública del país certificada sustentablemente, en un área bajo protección oficial.
Los destacados arquitectos Francis Pfenniger Bobsien e Yves Besançon Prats recientemente recibieron la distinción universitaria “Arquitecto Claude Francois Brunet de Baines“, otorgada por la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile. En la oportunidad también alcanzaron este premio Paulina Brugnoli, diseñadora textil; y Jorge Ortiz, geógrafo.
La distinción universitaria “Arquitecto Claude Francois Brunet de Baines” fue instituida por Decreto Universitario del 27 de noviembre de 2003, año en que se entregó por primera vez coincidiendo con la conmemoración de los 154 años de la enseñanza de la Arquitectura en la Universidad de Chile. Con esta distinción se destaca a un profesional Arquitecto, Geógrafo o Diseñador ex alumno y/o académico de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile. Se otorga anualmente y por una sola vez al agraciado.
Francis Pfenniger es un prestigioso arquitecto, con gran experiencia en diseño y construcción prefabricada, acero, madera y hormigón. Además, cuenta con amplia trayectoria en proyectos y consultorías en vivienda social, espacio público, vivienda de emergencia, hotelería y proyectos de investigación, entre otros. Finalmente, es integrante del Comité de Vigilancia Tecnológica de nuestra Corporación de Desarrollo Tecnológico y representante del Instituto de la Construcción en el Comité Directivo de CES.
Por su parte, Yves Besançon es socio ABWB, que lideró el diseño de la Torre Costanera, el rascacielos más alto de Latinoamérica. Además, ocupó relevantes cargos en la Fundación Educacional Alianza Francesa de Santiago, Universidad UNIACC, Asociación de Oficinas de Arquitectos, AOA, Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, entre otros. Siempre muy ligado a nuestra Corporación de Desarrollo Tecnológico, fue relator de múltiples eventos y Director de BIM Forum Chile.
Desde los inicios de CES, la DA del Ministerio de Obras Públicas se ha alineado con sus objetivos. Sólo este año, fue mandante de cuatro de los edificios ganadores del Premio CES: el Hospital de Curicó; la Prefectura Aconcagua y Segunda Comisaría de San Felipe; la Fiscalía de Pucón, y el cuartel de Bomberos Segunda Faja de Villarrica.
Paola Molina, presidenta de CES, y Juan Andrés Herrera, subsecretario de Obras Públicas.
La presidenta de CES, Paola Molina, entregó el galardón del Premio CES 2022, a José Andrés Herrera, subsecretario del Ministerio de Obras Públicas, que el día de la ceremonia llegó a recibirlo en su calidad de ministro (s) de la cartera. Junto con agradecer la distinción, la autoridad destacó el trabajo de CES y cómo éste se relaciona con los nuevos tiempos.
“Yo vengo de la minería, fui gerente de proyectos mineros y otros más. Estuve mucho tiempo en obras y recuerdo cuando al principio entrábamos en estos temas, hace 20 años, 15 años, donde todavía, pese a la importancia que tenían los temas medioambientales y de sustentabilidad, había una resistencia por parte de los actores mineros a incorporarlos. Hoy día ya, eso es un desde”, asegura Herrera.
Además, la autoridad valoró -como fortaleza importante- el trabajo en equipo a la hora de conseguir resultados óptimos en la industria. “Ninguna de estas obras la ha hecho una sola persona y es claro que no se pueden hacer estas cosas sin trabajo en equipo; muchas disciplinas, muchos actores públicos, privados y otros más están permanentemente participando para tomar buenas decisiones y sacar adelante un proyecto como este”, resaltó.
Junto con esto, José Andrés Herrera, se refirió a los desafíos que plantea el cambio climático. “Creo que no hay nadie que haya intervenido acá, que no haya reconocido la importancia de considerar el cambio climático como un fenómeno estructural que nos está afectando a todos y todas. Las estrategias -como ustedes saben- que estamos usando, tienen que ver con mitigación y adaptación. Yo creo que debemos avanzar a hacer una cosa mucho más ambiciosa y desafiante que es la estrategia de transformación, no solo de la infraestructura, sino que, de la mano de ella, nuestras prácticas sociales”, aseguró.
Finalmente, el representante de la DA MOP quiso resaltar la labor de los funcionarios de la repartición. “Por cierto, quisiera recibir con mucho gusto, entusiasmo y emoción este reconocimiento que se le hace a la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas. Me tocó recibirlo, pero la verdad es que quien lo merece es cada una y cada uno de los funcionarios y funcionarias del Ministerio de Obras Públicas que trabaja en la Dirección de Arquitectura. Ellos son los que finalmente movilizan las decisiones, los recursos, la energía, las horas extras y el sobretiempo. Ellas son las responsables de que estas cosas se materialicen”, afirmó.
La remodelación de la Estación Mapocho, el Parque Inés de Suárez y el Parque Bicentenario son algunas de las obras por las que el arquitecto pasará a la historia. Uno de sus últimos proyectos es el Centro de Visitantes que Minera Los Pelambres construirá en el norte de Chile, cuyo diseño fue reconocido con el Premio CES.
Construir ha sido siempre la pasión de Teodoro Fernández, Premio Nacional de Arquitectura 2014 y arquitecto del proyecto Centro de Visitantes del Santuario Cerro Santa Inés, que fue reconocido con el Premio CES 2022. En su infancia, el académico de la Escuela de Arquitectura de la UC, jugaba con su hermano gemelo –que hoy es ingeniero- a construir con barro, a poner un palo sobre otro y, por eso, siempre supo que sería arquitecto.
Centro de visitantes Santuario Santa Inés.
“Hice carrera entre los años sesenta y setenta, cuando se suponía que la vivienda era como una cosa del arquitecto y comenzaba a despertarse el interés por la ciudad y el urbanismo. Al terminar la escuela, me fui a estudiar a España, donde comencé a ver las plazas, las calles, el espacio público, el paisaje y lo verde como un fenómeno ligado al diseño”, recuerda Teodoro Fernández.
Según el arquitecto, una de las mejores maneras de “privatizar” el espacio público es poner un automóvil en él, porque un auto ocupa muchos metros cuadrados y echa a perder el aire. Por eso, siempre se ha preocupado de conjugar armónicamente el diseño con la normativa y el entorno.
Así lo hizo cuando trabajó junto a Montserrat Palmer, Ramón López, Rodrigo Pérez de Arce y otros especialistas en la remodelación de la Estación Mapocho a fines de los ochenta al enfrentar el desafío de resguardar la estructura original del edificio. “Pensamos en transformarlo en un bien cultural. Éramos amigos, compañeros de curso, que habíamos estado fuera, todos veníamos llegando y nos ganamos el concurso”, explica.
Había que restaurar la estación, ponerla en valor y teníamos que llamar la atención con muy buenos dibujos, una maqueta de yeso y la propuesta de cerrar la nave. “En la Estación Mapocho eran dos sistemas constructivos. Uno era totalmente artesanal; local, de albañilería; muy rígido, donde pones un ladrillo arriba de otro y con un terremoto se cae, porque tiene tanta rigidez que no resiste. El otro era la gran nave de acero con la última tecnología de Europa, que se mandó a hacer con planos y medidas. Sin embargo, llega esa nave a Chile y o el edificio era más chico o la nave era más grande, pero el caso es que calzaban raspando”, recuerda sobre el proyecto entregado en 1994.
Asimismo, Teodoro Fernández, es reconocido por su trabajo en el Parque Inés de Suárez en Providencia, una muestra más de su interés por el espacio público. Al igual que el intendente Benjamín Vicuña Mackenna, en el siglo XIX, el arquitecto que hoy forma a quienes serán sus pares en el futuro, ha dejado un legado importante en áreas verdes.
“Esta es la oportunidad de que los arquitectos nos hagamos cargo de los espacios públicos”, pensó cuando decidió ser parte del concurso que buscaba mejorar el parque ubicado en la intersección de Antonio Varas y Francisco Bilbao. “No podía quedar solamente en manos de los jardineros y de los agrónomos, Había que generar bienestar social, como hicimos al desarrollar lugares para hacer deporte y pasear”, comenta el arquitecto.
Parque Bicentenario
Luego, vino el concurso para diseñar el Parque Bicentenario, cuya primera etapa se entregó en 2007. “Para mí fue la oportunidad de construir lo que en el imaginario de cualquier ciudadano puede ser la mejor parte de la ciudad. Un lugar donde te puedes reunir gratuitamente, donde vas sin que te inviten y puedes gozar un poco del lugar”, explica Teodoro Fernández.
En su opinión, el Parque Bicentenario estaba hecho y lo que hizo junto a su equipo fue más bien “ponerle nombre”. “Desde el parque se ve la cordillera, el Manquehue hacia el norte y la ciudad hacia el sur. El paisaje creo que es aquello que vemos a cierta distancia y a cierta distancia se forma una visión que tiene un ideal. Ves al sur y está la ciudad, ves al norte y se ve el Manquehue, no se ve ni una construcción y eso es muy bonito”, detalla.
Gracias a su visión, el principal pulmón verde de Vitacura se ha convertido en un destino obligado para deportistas, familias, grupos de amigos y otros públicos que buscan conectarse con la naturaleza. Y es que esta espacio público no solo destaca por sus dos lagunas artificiales que nos maravillan con sus cisnes y peces, sino también por sus miles de especies de flora, muchas de ellas endémicas, como peumos, aromos y espinos que sirven de refugio a las aves que se posan sobre sus ramas.
La restauración del Parque Quinta Normal (2011) y el Edificio Moneda Bicentenario (2014) son otras de las obras emblemáticas de Teodoro Fernández, cuya obra fue reconocida en 2014 con el Premio Nacional de Arquitectura. Además, entre otros reconocimientos, obtuvo el Premio Internacional Reina Sofía de Patrimonio Cultural por su trabajo en el Centro Cultural Estación Mapocho (2008) y fue nombrado Miembro de Honor del American Institute of Architects de Estados Unidos (2016).