El establecimiento educacional fue construido en plena pandemia y debió sortear demoras y sobreprecios. Pese a esto, se certificó con nivel sobresaliente (76 puntos) y el mayor porcentaje de reciclaje en obra de todos los edificios certificados.
En octubre de 2020, comenzaron las obras del Liceo B-15 Jorge Teillier, ubicado en Lautaro en la región de La Araucanía, luego de obtener el segundo lugar de los Premios CES 2019, en la categoría Proyecto Precertificado.
La construcción del nuevo liceo significa disponer de nueva infraestructura educativa, deportiva y recreativa para más de 1.200 alumnos de séptimo básico a cuarto medio. La edificación posee tres pisos de altura y se extiende por los costados norte y poniente del sitio, quedando el centro y costados oriente y sur para alojar patios pavimentados, multicanchas e instalaciones menores. Se incluyen instalaciones subterráneas, a la vista y/o bajo cielos para los proyectos de electricidad, clima, sanitarios y otros, para el buen funcionamiento del recinto.
El proyecto Liceo B-15 Jorge Teillier es de 9.215 m2 y es el liceo más grande de Lautaro. En mayo de este año logró la certificación CES con 76 puntos, alcanzando un nivel sobresaliente. Postula, además, al requerimiento 21 Manejo de Residuos durante la construcción de la versión 1 y logra reciclar el 81% de los residuos generados durante la construcción.
“La reducción de consumo energético se logra a través de los equipos eficientes que incorpora, como por ejemplo recuperadores de calor, además de la reducción de demanda energética producto entre otras cosas de un diseño pasivo que aprovecha la energía solar (para iluminación y calefacción) y una envolvente higrotérmica eficiente”, explica Alejandro Reyes, asesor CES del proyecto.
En tanto, el ahorro en consumo energético de iluminación se logra con un aprovechamiento de la iluminación natural, además de la utilización de equipos eficientes. Por su parte, “la reducción en el consumo de agua se logra a través del uso de artefactos eficientes que consideran caudales muy bajos. Lo importante de esto es que se mantiene e, incluso, se mejora la calidad ambiental interior, brindando un ambiente interior óptimo para los estudiantes, profesores y funcionarios”, asegura Reyes.
Romy Lückeheide, arquitecta de CES, comenta que “el edificio se logra posicionar con el mayor porcentaje de reciclaje en obra de todos los proyectos certificados CES hasta ahora. Los grandes responsables de este porcentaje son la constructora en conjunto con el Asesor CES, que orientó al proyecto en cómo se debía ejecutar en obra un plan que valoriza los desechos de construcción”.
Se destaca como estrategia haber implementado el retiro de diversos materiales como madera, fierro, hojalatería, PVC, nylon, planchas OSB y tierra; y el convenio realizado con una empresa externa para el retiro de los residuos de EPS/poliestireno expandido para darle una nueva vida útil.
Si bien en la primera etapa, no se estaba postulando a ese requerimiento, “logramos incluirlo, ya que nos parecía un aspecto muy importante en la sustentabilidad del proyecto”, cuenta Reyes.
Asimismo, la constructora debió cumplir con varios requisitos asociados al cuidado de los residuos de EPS para que efectivamente fueran recibidos y se pudieran reciclar. “El plan implementado por la Constructora Wörner junto al asesor Alejandro Reyes son un muy buen ejemplo y desde la administración esperamos que se empiecen a aplicar estas buenas prácticas con mayor frecuencia en las futuras construcciones”, comenta Lückeheide.
“Me llena de orgullo visitar las aulas de clase y poder vivenciar la calidad de ambiente interior lograda y el producto sustentable y de calidad que se le entregará a la comunidad”, afirma Reyes.
Gracias al buen diseño que se desarrolló inicialmente, a la asesoría del mismo, además de la voluntad y trabajo de todo el equipo en la ejecución del proyecto -en plena pandemia- se pudo lograr un resultado sobresaliente del proyecto en todos los aspectos.
La Certificación Edificio Sustentable reconocerá a los equipos que alcanzaron los mayores puntajes en edificios y proyectos durante 2022.
Diversos indicadores son los que considera Certificación Edificio Sustentable (CES) para calificar proyectos de uso público desde su diseño hasta su operación. Este año, nuevamente, destacará a los edificios que alcanzaron mejores niveles de certificación por aspectos como la calidad del ambiente interior, que considera confort térmico, acústico, calidad del aire e iluminación; energía, que toma en cuenta demanda, consumo y energía incorporada; uso del agua; y gestión de residuos, entre otros.
La premiación que se realizará el próximo 4 de octubre, a las 16:30 horas, por quinto año consecutivo, busca reconocer a todos los actores que participan en el desarrollo de los proyectos, entre ellos, el mandante, los arquitectos, ingenieros, constructoras, asesores CES y evaluadores, que mancomunadamente trabajan por la sustentabilidad de los edificios.
“Los proyectos que obtienen los mayores puntajes en las categorías de Edificio Certificado y Precertificado durante el año anterior, en este caso 2022, son los que se destacan en la entrega de los Premios CES. Este año se realizará la quinta versión, en la que daremos a conocer las distintas estrategias que utilizaron los profesionales de diversas especialidades para lograr importantes atributos de sustentabilidad”, explica el jefe de CES, Hernán Madrid.
De esta manera, CES busca incentivar las mejores prácticas sustentables en la edificación y reconocer públicamente a quienes han hecho un esfuerzo por certificarse con una herramienta nacional que incorpora variables propias de cada territorio.
Al igual que en las versiones anteriores del Premio CES, en esta oportunidad, se reconocerá nuevamente al “Profesional Destacado” del año, distinción que este 2023 recaerá en dos profesionales, uno ligado a CES y otro por su aporte a la sustentabilidad. El año pasado este reconocimiento recayó en el constructor civil Carlos Bascou, y en el arquitecto Guillermo Hevia.
Ferrer y Asociados Ingenieros Consultores en alianza con KIPUS de la Universidad de Talca, se adjudicó licitación para realizar los estudios de la versión CES Aeropuertos.
De esta manera, FAIC y Kipus deberán proponer la adaptación los requerimientos de energía, agua y acústica para la versión de aeropuertos. Y en una segunda etapa de la consultoría, deberán evaluar temas no abordados por CES, como la ampliación del alcance de la medición de huella de carbono, incorporando el ciclo de vida completo la edificación, energía neta cera, carbono neto cero, parámetros asociados a economía circular, electromovilidad e incorporación de infraestructura verde y azul.
El miércoles 16 de agosto se adjudicó la licitación por parte de la Dirección de Aeropuertos del Ministerio de Obras Públicas, y el 23 de agosto se realizó la reunión de partida, con la que se dio inicio formal al desarrollo de los estudios.
Hernán Madrid adelanta que los comités técnicos y consultivos de la versión de Aeropuertos serán convocados e iniciarán su trabajo en octubre.
En conjunto con la Dirección de Aeropuertos del MOP, el jefe de CES pudo verificar las condiciones de funcionamiento de infraestructura sometida a clima extremo, y recabar información para las versiones CES Aeropuertos y CES Hospitales.
Karen Jara, Hernán Madrid y Martita Molina.
Puerto Natales fue la última ciudad visitada por CES. El jefe de la certificación, Hernán Madrid, viajó a principios de julio en conjunto con Martita Molina y Karen Jara, profesionales del equipo de la Dirección de Aeropuertos del Ministerio de Obras Públicas (MOP).
Por una parte, estuvieron en el aeródromo Teniente Julio Gallardo, recinto que está funcionando en condiciones extremas. “Elegimos ir en invierno para ver más claramente la interacción con las condiciones en términos de frío extremo y nieve”, puntualiza Madrid.
Este 2023 el aeródromo es de pequeña escala comenzó a recibir vuelos comerciales de aerolínea durante todo el año, por lo que deberá crecer, para ajustarse a las condiciones de la red primaria del país.
“El proyecto considera la reutilización del actual terminal de pasajeros las instalaciones de la DGAC y se construirá un nuevo terminal de pasajeros, la torre de control se cambiará de ubicación y se desarrollará un edificio nuevo”, precisa Madrid.
Entonces, este proyecto incorpora algunos de los futuros lineamientos de la versión de aeropuertos, como la reutilización de edificios y, adicionalmente, va a tener un terminal de pasajeros que representará un enorme crecimiento con respecto a las instalaciones actuales, y en una condición climática extrema. “Nosotros fuimos y había nevado recientemente, con una gran cantidad de nieve acumulada, y temperaturas mínimas de -17 y -13 grados. Requiere condiciones especiales de diseño como el manejo de la nieve, del clima frío en términos del acceso de las personas, el acceso de equipaje”, detalla.
Otra condición evaluada es que si bien en invierno pueden acumular una gran cantidad de nieve, en verano, las temperaturas son del orden de 25 a 26 grados algunos días, por lo que si no se incorpora adecuadamente esta condición en diseño se va a producir sobrecalentamiento, esto sumado al cambio climático que ha ido elevando las temperaturas máximas.
Este es un aspecto que se ha repetido sobre todo en las regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes. “Tradicionalmente, diseñamos edificios solo con calefacción, sin incorporar aire frío, y con las condiciones de cambio climático que hemos tenido en los últimos años ya se hace presente que dos, tres días, una semana o diez días al año vas a tener condiciones de sobrecalentamiento, por lo que se debe considerar soluciones que hace tres o cinco años atrás eran impensables para estos climas”, explica el profesional.
Infraestructura hospitalaria
Más tarde, pudieron conocer el Hospital Dr. Augusto Essmann de Puerto Natales, que si bien no está certificado con CES, se utilizó como piloto para el desarrollo de la versión CES Hospitales, e incorpora elementos de diseño pasivo y activo, así como estrategias de eficiencia energética dentro de su desarrollo. “Nos interesaba ver un edificio de alta complejidad en la misma ciudad y zona climática en la que estará el aeródromo Teniente Julio Gallardo, porque es uno de los primeros proyectos piloto de aeropuerto”, comenta el ingeniero.
Manuel Silva, jefe de Control Centralizado Hospital P. Natales; Martita Molina, Karen Kara y Hernán Madrid.
Dentro de las cosas que más destacan en el recorrido, es que se hacen cargo de la complejidad del edificio con un equipo y sistemas de control muy bien abordados para la envergadura del hospital, es decir, “tienen una sala de control con monitoreo permanente de las características críticas de los equipos, de funcionamiento del edificio, de temperatura, de iluminación y la van controlando con un equipo de personas dedicado a eso”.
“Tienen como un trabajo súper profesional en términos de revisar los sistemas de control específicos y complejos que tiene un edificio de esta envergadura, este es un aspecto muy destacado”, sostiene.
En diseño pasivo, el edificio incorpora las características del clima. Por ejemplo, “en el hospital no había acumulación de nieve en los techos o en la zona cerca de los muros, había una preocupación del diseño para que al lado de los muros no se acumulara nieve, de manera de que los sistemas de calefacción no tengan un funcionamiento alterado como el que podrían tener al estar en contacto directo con los muros o cubiertas con nieve”, destaca.
Madrid complementa con que “ese tipo de condiciones es un aprendizaje muy valioso para incorporar, tanto en la versión de Aeropuertos como en el proyecto específico del aeródromo de Puerto Natales”.
Asimismo, esta visita al hospital es útil para levantar información sobre el funcionamiento del edificio, que se suma a la obtenida en Curicó, Quillota, Alto Hospicio, para actualizar la versión CES Hospitales.
El diseño optimiza el uso de recursos naturales y estandariza la construcción para facilitar los procesos constructivos, lo que lo llevó a obtener una precertificación sobresaliente.
El proyecto El Divisadero se encuentra en la región de Coquimbo, en la comuna de Punitaqui, en un lugar de difícil acceso, bastante remoto, a aproximadamente 700 metros de altura y en una zona predominantemente rural. “Es un área de un clima complejo, sin muchas lluvias, por lo que la intención de tener bajo requerimiento hídrico fue una de las premisas del proyecto”, precisa Rodrigo Escobar, ingeniero asesor CES precertificación de la obra.
Pese a estas características, el proyecto logró una precertificación “sobresaliente” con 74,5 puntos de 100, “lo cual es un tremendo mérito para ser un edificio público emplazado en lugar extremo”, precisa Christian Araya Castor, arquitecto de la Universidad de Santiago, socio fundador del estudio de arquitectura Araya Arquitectos, que ganó la licitación para el diseño de Reposición de la Posta de Salud Rural el Divisadero el año 2022.
La posta es pequeña, de 300 m2, por lo que el equipo se preocupó de que llevara bastantes estrategias pasivas. Dentro de ellas, “pusimos mucho énfasis en lograr una muy buena iluminación natural, porque son zonas más bien de climas cálidos, corríamos el riesgo de que al dejar que el sol ingresara a los recintos genere sobrecalentamientos, deslumbramientos que iban a hacer que los equipos tuvieran un mayor consumo; entonces, procuramos que la iluminación natural tuviera un muy buen desempeño, y obviamente, controles de todos los posibles ingresos de sol y deslumbramientos que ocurrieran en la zona”, precisa Rodrigo Escobar.
Otra característica del proyecto es que se trabajó con ventilación natural, creando una suerte de chimenea solar, con la cual se aseguró que haya un flujo de aire continuo en los espacios regularmente ocupados y se intentó que ese sistema de ventilación contara con un respaldo censado de CO2, para que los sistemas se activen en caso de que los sistemas de ventilación natural no fueran lo suficientemente potentes como para generar los caudales mínimos. El proyecto tiene una envolvente térmica en cubierta, muros, pisos; ventanas termopanel, protecciones solares en sus fachadas más expuestas y cumple con todos los requerimientos necesarios del sistema CES.
Como señala el asesor CES, “en términos de agua, nos enfocamos en obtener un óptimo desempeño y en el caso del proyecto, logramos sobre un 70% de reducción de consumo. Eso fue muy importante, fue tan bien recibido por todos: por el mandante y por la oficina de arquitectura. En este caso, Christian Araya estuvo súper dispuesto durante todo el proceso de diseño a abordar todos los requerimientos CES, fue un trabajo súper bien coordinado. La posta, sin duda, será un gran aporte para la comunidad”.
Por su parte, el arquitecto Christian Araya Castro, cree que “una de las principales virtudes es que hemos logrado, junto al equipo de especialistas, desarrollar un diseño que estratégicamente optimiza al uso de recursos naturales y estandariza una construcción facilitando procesos constructivos, así su emplazamiento, sistema constructivo, elección de materiales, orientaciones de recintos y geometría del volumen, nos han permitido lograr un diseño rotundo de partido general en donde la expresión formal siempre está declarando silenciosamente su función o rol para el confort de los recintos”.
Comenta que es un proyecto emplazado en un lugar de difícil acceso, con la particularidad de estar ubicado en una localidad que no cuenta con agua potable; en un paisaje urbano-territorial de escasez, en donde no es posible encontrar alguna sombra durante el día y donde los lugares de encuentro y ocio solo se dan al interior de las construcciones. En ese sentido, Araya comparte que la nueva posta de salud rural viene a regalar un uso y reconocimiento al espacio público de escasez y hasta hoy no vivido, generando lugares de encuentro en sombra (aleros), regalando espacios públicos de expresión religiosa cultural (explanada frente a la capilla), y como pieza de paisaje, consolidando la delimitación de la actual plaza cívica del Divisadero, construyendo una tercera fachada, siendo la cuarta el camino ruta D-69 desde el cual llega a esta localidad.
Más allá del puntaje obtenido, Araya considera que es demostrativo el hecho de que el Estado pueda entender que sí es factible realizar una buena arquitectura eficiente y con costos controlados en edificios públicos, y que debieran ser estas obras públicas las que lideren este tipo de arquitectura. “Su relevancia es que creemos y queremos que estas certificaciones, que hoy, además, son exigencias en contratos públicos con el Estado, en la mayoría de los nuevos proyectos, cimienten el cambio en la concepción de bases, términos de referencia y criterios de diseño de edificios públicos. Buscamos que lo que muchas veces se declara como principio en los criterios de diseño pueda tener coherencia con una propuesta innovadora”, añade.
Importancia del Manual CES
Rodrigo Escobar cuenta que el requerimiento de CES venía dado por las bases de diseño, sin solicitar un puntaje especial. “Conversando con el equipo de diseño, fue uno de los primeros temas que tocamos en nuestras reuniones de coordinación y, en definitiva, se transformó en la carta de navegación para todas las decisiones que tomamos como equipo: desde la aplicación de esta chimenea, de los sensores, del sistema de climatización, los monitoreos, la reducción de agua; todas esas decisiones fueron basadas en el Manual de Certificación. Este documento se vuelve algo súper relevante para la coordinación y el diseño integrado del proyecto. Fue una experiencia bastante grata trabajar con el equipo y nosotros ya tenemos experiencia, tenemos varios proyectos que han pasado por el proceso de pre certificación y certificación, entonces ya es como una herramienta de trabajo diaria. El Manual clarifica muchas de las estrategias, las cuantifica también, básicamente entrega los lineamientos para que todas las especialidades comprendan la importancia de la sustentabilidad y el aporte de sus propias especialidades”, dice.
Los hospitales de Parral, Constitución y Cauquenes se sumaron al proceso de certificación con CES, con el diseño del estudio luis vidal + arquitectos,buscando confort y eficiencia energética para sus usuarios, al igual que el premiado Hospital de Curicó.
Los tres complejos hospitalarios serán edificios sustentables, más eficientes y responsables con el medioambiente. Pablo Canales, arquitecto del Departamento de Proyectos Hospitalarios del Minsal, señala que “como Ministerio de Salud, estamos comprometidos con la infraestructura, creemos que es una forma importante de aportar a los compromisos que tenemos como país, a la reducción de las emisiones de carbono y de la contaminación en general”.
Diseñados por el estudio luis vidal + arquitectos, bajo una premisa concreta: “el objetivo del cliente y el nuestro era crear el mejor hospital posible para el paciente y el más sustentable”, dice Jorge Sánchez, director de proyecto Hospitales Red Maule, luis vidal + arquitectos.
Y es que el estudio posee experiencia en diseño sustentable: “no sólo hemos diseñado unos hospitales más confortables, sino que los hemos construido”, asegura.
Un diferenciador claro es el uso de la luz natural, la que ayuda a reducir el tiempo de recuperación del enfermo, además de disminuir el costo energético en luz artificial. “Por eso, se le ha dado protagonismo en recintos regularmente ocupados, como las habitaciones de hospitalización y otros espacios de tratamiento y recuperación. También hemos buscado una definición de factor forma que fuera lo más compacto posible para reducir las pérdidas energéticas y asegurar los consumos anuales, además de desarrollar una envolvente térmica muy superior a las exigencias normativas, entre otras medidas”, precisa Ítalo Veas, coordinador de envolvente y estrategias de sostenibilidad Hospitales Red Maule, luis vidal + arquitectos
Se adoptó la tipología de espina para resolver el programa solicitado, la que permite evitar la doble circulación clásica del sistema en doble peine con la consiguiente optimización de superficie. En estos casos, una circulación de público mayormente en la planta baja da acceso a las unidades dispuestas en esta planta y a cada una de las salas de espera de las unidades de las plantas inferiores y superiores.
En tanto, en la planta inferior, la circulación es principalmente interna y, al igual que en la baja, son los funcionarios y pacientes hospitalizados quienes circulan y acceden directamente a sus destinos. La tipología de espina empleada concentra circulaciones, lo que permite que los bloques longitudinales que alojan las hospitalizaciones y zonas administrativas den frente a las entradas principales posándose limpiamente sobre los zócalos, que alojan las unidades de diagnóstico y tratamiento.
“Con esta estrategia se busca la integración en el entorno, ya que se reduce y humaniza la escala de este tipo de edificios. Además, se han utilizado colores asociados al valor local de la propia ciudad: en el caso del Parral, su reconocida tradición agrícola determinó la elección de tonos verdes y amarillos; en el caso de Constitución, es su vínculo con el océano, por lo que se ha optado por tonos azules y naranjas del atardecer en el mar”, asegura Jorge Sánchez. Mientras que en el Hospital de Cauquenes se ha empleado una tipología más clásica, “la de doble peine, en la que una circulación pública ubicada al oriente resuelve los accesos de visitas y pacientes externos y una interna la de los de funcionarios y pacientes hospitalizados, en el lado poniente del edificio. También aquí se emplea el color como estrategia de identificación, en este caso, tonos ocres y tintos de la tradición alfarera y vinícola del lugar”, sostiene Ítalo Veas.
Hospital de Parral.
Requisitos CES
Para luis vidal + arquitectos, los requisitos de la certificación CES adhieren a sus valores y principios para diseñar edificios de bajo impacto y consumo energético mínimo. En luis vidal + arquitectos comparten los valores asociados al uso de la luz natural, el confort acústico, la búsqueda por el bajo consumo energético, el desarrollo de envolventes térmicas que conjuguen costos, aspectos constructivos y valores de diseño, uso eficiente del agua y desarrollo de instalaciones, todos ellos involucrados en la arquitectura hospitalaria.
Los hospitales de la Red Maule integran conceptos tanto de eficiencia funcional como operativa y de sostenibilidad. “Los criterios CES nos han ayudado a orientar y justificar a nivel técnico las intenciones que teníamos y que mostramos en el diseño de los edificios: aprovechamiento máximo de la luz natural, aislamiento óptimo para minimizar el gasto energético, ubicación estratégica de instalaciones. El objetivo era reducir el estrés en el uso de la infraestructura y aprovechar al máximo las condiciones preexistentes para minimizar el impacto de los edificios, tanto en su construcción como en su operatividad, y lograr, a la vez, la mejor experiencia para los usuarios”, afirma el director de proyecto Hospitales Red Maule.
En ese sentido, “nos parece que CES es una herramienta muy valiosa para conseguir estos objetivos”, dice Pablo Canales. Y agrega que “al visitar el Hospital de Curicó fuimos verificando los elementos que se fueron validando durante la certificación y reconocimos aspectos que pueden retroalimentar la futura operación de los sistemas y su impacto real en el entorno, habitabilidad y en el confort de los usuarios”.
Desafíos del diseño
Sin duda, en los Hospitales del Parral y Constitución, hubo un mayor desafío al integrar estrategias CES, “ya que tienen una mayor superficie de fachada oriente/poniente. Esa orientación nos obligó a tener en cuenta el diseño de las protecciones pasivas en fachada y controlar la relación de superficies opacas/acristaladas, para proteger los edificios lo más posible del soleamiento intenso en verano y escaso en invierno”, especifica el coordinador de envolvente y estrategias de sostenibilidad Hospitales Red Maule.
Hospital de Constitución.
Para ello, “siempre realizamos estudios previos específicos de protección y aprovechamiento de la luz que hagan compatible las estrategias pasivas con desafíos de diseño y un resultado compositivo significativo, dada la importancia social que tiene este tipo de hospitales públicos. Estas estrategias luego son contrastadas y analizadas conjuntamente con el especialista de eficiencia energética y el asesor CES, para, de manera conjunta, encontrar las soluciones que mejor respondan a los requerimientos”, sostiene Veas.
Y reconoce que la especificación de los materiales ligados a la envolvente térmica no siempre fue sencilla, porque “nos encontramos con exigencias muy altas que no todos los materiales cumplían. En algunos casos, hemos tenido que trabajar junto con nuestro cliente, la Sociedad Concesionaria Red Maule, para buscar en el mercado soluciones que nos permitieran conseguir los espesores, cargas y desempeños acordes a las exigencias del proyecto”, comenta.
En el caso de la envolvente, al optar por una “fachada ventilada”, “la tecnología misma jugaba a nuestro favor, ya que están pensadas para garantizar las mejores condiciones posibles de aislamiento. Cuando abordamos el diseño de los vanos de ventanas para proporcionar luz natural al edificio nos vimos obligados a hacer múltiples estudios hasta lograr la solución óptima”, añade el coordinador.
Control solar
El estudio ha optado por una protección pasiva basada en lamas horizontales/verticales, dependiendo de sus orientaciones para cada uno de los hospitales.
En el caso del Hospital de Cauquenes, dada la preeminencia de su orientación norte, se ha optado por quiebrasoles horizontales; en cambio, para para los de Parral y Constitución se ha privilegiado el sentido vertical.
Por otra parte, “en conjunto a la especialidad de eficiencia energética, se han configurado unos vidrios que controlan las ganancias solares y control de los factores de sombra para conseguir los niveles de iluminación interior óptimos”, explica Sánchez.
Asimismo, los arquitectos comparten que las instalaciones se encuentran integradas en el diseño del edificio, lo que, además de ayudar a que la infraestructura esté perfectamente integrada en su entorno, minimiza los trazados de instalaciones con el consiguiente ahorro energético y de superficie.
“Cada uno de estos hospitales contará con equipos de climatización de máxima eficiencia, uso de agua controlado con sistemas de bajo consumo, paneles solares, entre otras medidas. Por último, a través del uso de vegetación autóctona de mínimo consumo hídrico en patios y zonas comunes será posible reducir en un 20% la evapotranspiración, y con ello, el consumo de agua para riego, además del ahorro en el traslado de especies desde distancias largas”, dice Jorge Sánchez.
Con un importante foco en la eficiencia energética y la economía circular, los proyectos finalistas del Desafío NetZero2030 entran en la etapa final para conocer el prototipo de vivienda social sustentable del Chile del mañana.
Viviendas con “doble piel” para reducir la calefacción
artificial, otras configuradas con menos elementos constructivos, espacios
comunes y posibilidad de ampliación desde los 52 a los 90 mts2, y otras que
aprovechan el aire frío y caliente que se produce en un hogar para la
distribución de sus espacios y la calefacción interior, son algunas de las
iniciativas finalistas propuestas para convertirse en las viviendas sociales
del futuro en el concurso Desafío NetZero 2030.
Dos equipos representantes de la Pontificia Universidad
Católica, dos de la Universidad del Desarrollo y uno de la Universidad
Autónoma, sede Temuco, son los cinco equipos finalistas que se dieron a conocer
en un evento realizado en el edificio de CChC en Temuco. En esta ciudad es
donde los participantes debieron desarrollar sus proyectos, considerando las
características propias de la zona y el alto índice de contaminación
atmosférica que impacta al territorio, buscaron soluciones para el consumo neto
de energía, emisiones netas de CO2, industrialización y la economía circular
como sus pilares fundamentales.
Al evento asistieron autoridades locales, entre las que se
encontraron Nelson Curimir, Seremi de Economía, Fomento y Turismo; Juan Burgos,
subdirector de Corfo Araucanía; Patricia Urzúa, la de Dirección de Arquitectura
del Ministerio de Obras Públicas regional, además de Guillermo Guzmán,
arquitecto y académico de la Universidad de Nottingham (UK). También asistieron
los representantes de las instituciones de educación que apoyaron el desafío y
fueron parte del proyecto Viraliza, junto con los representantes de
Construye2025 y el Colegio de Arquitectos, organizadores del concurso.
“Nos hemos encontrado con muy buenas ideas, buenos planteamientos,
que consideran las directrices fundamentales del concurso pero, por sobre todo,
estudiantes comprometidos y que creen que apuntar, a través de la construcción
industrializada, a la carbono neutralidad y consumos netzero ayudarán a
construir de una manera mucho más eficiente y sustentable”, expresó Marcos
Brito gerente de Construye2025, programa impulsado por Corfo y administrado por
el Instituto de la Construcción.
Por su parte, Beatriz Buccicardi , presidenta del Colegio de
Arquitectos, añadió que “el Desafío Net Zero 2030 nos permite generar un
ecosistema que ayude a los futuros profesionales de la arquitectura, para
enfrentar el desafío que nos impone el cambio climático, a la academia para la
investigación y los proveedores que deben avanzar hacia materiales cada vez más
sustentables y a la industria, que pueda tener profesionales que hagan diseños
net zero”, haciendo hincapié en la importancia de esta relación con el
cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de Naciones
Unidas.
Los finalistas
Isidora Díaz y Paula Barrios son las capitanas de los dos
equipos finalistas representantes de la Universidad del Desarrollo que, junto a
Thiare Villagra y Lucas Soler, líderes de los equipos de la Universidad
Católica, y Sebastián Maureira, capitán del equipo de la Universidad Autónoma,
serán los encargados de entregar los prototipos finales de las viviendas
sociales sostenibles que se desarrollarían en la región de La Araucanía.
Asimismo, el concurso quiso distinguir a dos grupos con el
Premio a la Innovación. El primero corresponde al equipo de la Universidad de
Santiago, liderado por Javier Carrasco, debido a su propuesta que generaba
áreas habitables comunes (como cocina, comedor, estar y logia), dejando los
dormitorios en zonas privadas; y el equipo de la Universidad Católica, con
Lucas Soler como su capitán, por la pertinencia frente al clima de vivienda
continua en subconjuntos con un patio común protegido y de fuente energética y
lumínica para el conjunto.
Ahora el concurso entra en su recta final. En noviembre se
conocerá al equipo ganador que obtendrá una pasantía en la Universidad de
Nottingham (Reino Unido), premio que entregará una experiencia profesional
inolvidable a los participantes, mientras que el segundo y tercer lugar
obtendrán premios de 1,5 y un millón de pesos, respectivamente.
Acuerdo de Producción Limpia convoca la participación de todos los actores de la cadena de valor de la industria de la construcción regional, para reducir la generación de residuos e impulsar el uso eficiente de los materiales, evitando su disposición final.
La Región de Los Lagos es la séptima generadora de Residuos de Construcción y Demolición (RCD) a nivel nacional, con un promedio anual de 274 mil toneladas en la última década, y es también una de las siete regiones del país que no cuenta con sitios de disposición legal para los RCD.
Para proponer soluciones a la falta de sitios de valorización y disposición final de RCD, con enfoque de economía circular, la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) Puerto Montt y la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático (ASCC) firmaron un Acuerdo de Producción Limpia (APL) que apoyará a la industria de la construcción regional para avanzar hacia una correcta gestión de los RCD y el uso eficiente de los materiales y del recurso hídrico.
Este APL es uno de los compromisos establecidos en el “Pacto Región Sustentable e inclusiva Los Lagos”, que está desarrollando el Gobierno Regional.
“Hoy el sistema productivo en el mundo tiene desafíos que de verdad, si no somos capaces de analizarlos en la perspectiva de la sostenibilidad territorial, el futuro no está garantizado”, señaló el gobernador regional, Patricio Vallespín, y agregó que “este acuerdo por la producción limpia y gestión de residuos de la construcción y demolición y uso eficiente del agua es una súper buena señal, que significa que no solo se hacen declaraciones, sino que se comprometen acciones y se firman compromisos”.
Por su parte, el subdirector de Producción Sustentable de la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático, Sebastián Carvallo, indicó que este APL va a priorizar la gestión del negocio y también compromete fuertemente al sector hacia un desarrollo sustentable.
“Fomentar la economía circular en la cadena de valor de la industria a través del uso eficiente de materiales; la prevención, valorización y correcta gestión de residuos, no es tarea sencilla. Comienza aquí un viaje complicado y difícil, pero les puedo decir, con conocimiento de causa, pues la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático ya cuenta con 209 Acuerdos de Producción Limpia, que se puede”, señaló Carvallo.
Con este APL se propiciará un ecosistema de innovación para apoyar la valorización de RCD y el desarrollo de nuevos modelos de negocios circulares, mediante una Mesa de Innovación Regional del Sector Construcción liderada por la CChC Puerto Montt, que tendrá la tarea de identificar y difundir instrumentos de fomento, así como el impulso a los cambios normativos.
Para la presidenta de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) Puerto Montt, Francisca Sanz, “este APL es la conclusión del trabajo de más de un año, donde las empresas, la academia y las autoridades regionales se sentaron a conversar, trabajar y buscar maneras de avanzar hacia una construcción sostenible. Es por eso que hoy agradezco a los socios de la Cámara, quienes se comprometieron desde el inicio en este gran desafío y a las autoridades por confiar en este proceso, ya que sólo a través de la alianza público-privada es posible generar cambios reales en la región”.
Entre las principales metas del APL destaca la implementación de prácticas de economía circular en los procesos productivos de las empresas, focalizadas en consumo de materiales, generación de RCD y consumo hídrico.
Además, se desarrollará un plan de capacitaciones centralizado para todas las empresas adheridas, en gestión de residuos y economía circular, y se difundirán casos exitosos de buenas prácticas desarrollados a nivel nacional y regional.
Sumado a ello, se propiciará un ecosistema de innovación para apoyar la valorización de RCD y la creación de nuevos modelos de negocios circulares. Para ello, la CCHC Puerto Montt liderará una Mesa de Innovación Regional del Sector Construcción que deberá incorporar herramientas de construcción industrializada; desarrollar metodologías de redes de negocio que permitan vincular la oferta y la demanda de servicios de economía circular; incentivar el mercado local e involucrar a todo el ecosistema; y fomentar nuevos talentos de estudiantes a través de convenios con universidades e institutos.
Este trabajo colaborativo se desarrollará en un plazo de 24 meses y fortalecerá la vinculación entre los distintos actores de la cadena de valor del rubro, con el apoyo del Gobierno Regional de Los Lagos, Ministerio del Medio Ambiente, Dirección General de Obras Públicas, el programa Construye2025 del Instituto de la Construcción y la Asociación Nacional de la Industria del Reciclaje (ANIR).
En 20 días concluye el proceso digital para hacer observaciones sobre el proyecto de la norma chilena 3835 (prNCh3835): “Vocabulario y marco de referencia para atributos e indicadores de circularidad en entornos construidos”. El documento forma parte de una serie de siete normas que se encuentran en desarrollo para el sector de la construcción bajo el título general de “Economía circular-Atributos de circularidad e indicadores de circularidad”. Los especialistas en urbanismo sustentable María Fernanda Aguirre, de Chile GBC, y Jonathan Barton, de CEDEUS, valoran muy positivamente que se dicte una norma relativa a conceptos y definiciones, porque permite actualizar y unificar criterios; asimismo, destacan la relevancia de que diversos sectores públicos y privados participen en la consulta.
Los residuos de la construcción y demolición (RDC) son considerados como uno de los grandes problemas que se deben abordar a nivel mundial para avanzar hacia un desarrollo sostenible. Esto se debe al gran volumen de este tipo de residuos que, en Chile, son el 35% del total de desechos sólidos. Para dimensionar ese volumen, según proyecciones del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu), se prevé que para 2025 los RDC alcanzarán los 7,4 millones de toneladas anuales, es decir, una cantidad con la que se podría llenar más de 15 veces el Estadio Nacional.
La disposición de esos residuos, en lugares autorizados y también vertederos ilegales, genera un impacto negativo en la flora y fauna, altera los drenajes naturales, genera contaminación del suelo y de las aguas, tanto superficiales como subterráneas; asimismo, se contamina el aire con su disposición y transporte. Pero el impacto medioambiental de este sector es más amplio; por ejemplo, la producción de hormigón y de acero genera una gran cantidad de emisiones de CO2 y otros gases responsables del cambio climático; y consume muchos recursos hídricos, por mencionar solo algunos impactos.
La Bioconstrucción en una técnica constructiva sustentable que aplica la economía circular.
En el país, tanto el sector privado como el público han tomado conciencia de este problema y desde hace unos años se empezó a trabajar en diversas estrategias para abordar la situación. Uno de los objetivos principales es transitar desde el modelo lineal de economía -extraer, producir y desechar-, a un modelo de economía circular. Si bien este último se suele asociar al reciclaje de residuos, es mucho más que eso y apunta a reducir el uso de recursos naturales en los procesos productivos, evitar la producción de los residuos, mantener los materiales circulando, etc.
En ese contexto, el Instituto Nacional de Normalización (INN) se encuentra elaborando una serie de normas técnicas para el sector de la construcción, bajo el título general de “Economía circular-Atributos de circularidad e indicadores de circularidad”. Son siete normas -NCh3835 a NCh3841- que se refieren a: Vocabulario y marco de referencia para atributos e indicadores de circularidad en entornos construidos; Materiales, productos y elementos de construcción; Sistemas constructivos; Diseño de proyectos de edificación e infraestructura; Construcción de proyectos de edificación e infraestructura; Barrios y entornos construido; Ciudades.
Para la primera de ellas, NCh3835, sobre vocabulario y marco de referencia, ya existe un proyecto que en estos momentos se encuentra en la etapa de consulta pública, desde el 28 de julio hasta el 28 de agosto próximo.
Sobre la necesidad de tener esta norma, María Fernanda Aguirre, Directora Ejecutiva de Chile Green Building Council (Chile GBC), explica que “todo cuerpo normativo debe contar con una lista de definiciones y referencia a otras normas, ya que esto facilita que exista interacción entre distintos documentos oficiales y, asimismo, unificar criterios tanto a nivel de instrumentos regulatorios nacionales como de uso internacional facilitando la estandarización de conceptos y marcos de referencia”.
A su vez, Jonathan Barton, investigador asociado del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS) de la UC y la UdeC, comenta que “la economía circular es la versión más reciente de un fenómeno que ya tiene más de 30 años de desarrollo, empezando con la gestión ambiental, pasando por el ecoeficiencia, y normas como las LEED sobre certificación de procesos de construcción, etc. La economía circular es a nueva versión de esos procesos y busca minimizar el uso de materiales, de recursos en los procesos de producción y también en procesos de destrucción y reutilización de estos mismos recursos, por eso es clave tener un vocabulario actualizado y que permita integrar estas normas y certificaciones de ecoeficiencia en la transición socioecológica justa, que es un proyecto entre la Naciones Unidas y el gobierno chileno”.
“Es fundamental tener normas y no solo buenas intenciones y políticas, es la forma de aterrizarlo, de llevarlo a la práctica, y también es necesario asociar claramente los costos de la economía circular en la construcción, ¿quién asume el costo?, ¿el productor?, ¿el financista, siendo el Estado tal vez en muchos casos, o el comprador de ese casa o departamento?”, añade Barton.
“Todo cuerpo normativo debe contar con una lista de definiciones y referencia a otras normas, ya que esto facilita que exista interacción entre distintos documentos oficiales y, asimismo, unificar criterios tanto a nivel de instrumentos regulatorios nacionales como de uso internacional, facilitando la estandarización de conceptos y marcos de referencia”.
María Fernanda Aguirre, Directora Ejecutiva de Chile GBC.
María Fernanda Aguirre, Directora Ejecutiva, Chile Green Building.
¿Quiénes debieran participar en la consulta?
La Directora Ejecutiva de Chile GBC dice que el contar con una norma de vocabulario y que por primera vez aplica a circularidad en el sector construcción, “implica que a nivel de consulta pública se invita a todos los actores de la cadena de valor de la industria, a hacer observaciones para favorecer un proceso consensuado y que se utilice léxico que por un lado sea de conocimiento local, para así favorecer la homologación de un lenguaje que aplique a la realidad nacional, y que por otro lado esté alineado con herramientas de uso internacional y que se han definido como mandatorias en los distintos procesos y etapas del ciclo de vida de materiales, elementos de construcción, edificación, infraestructura y comunidades”.
A su juicio, normar aspectos de circularidad para el sector construcción, es un proceso complejo, porque debe abordar las etapas del ciclo de vida e incorporar consideraciones de flujos de materiales y logística reversa, al tiempo que es vinculante con otros sectores, como transporte y energía. Por esa razón, dice, la convocatoria de la consulta “aplica a todas y todos los actores que no solo estén involucrados directamente en distintas actividades propias de edificación e infraestructura, como son manufactura y distribución de productos, arquitectura, construcción y montaje, administración y facility management y valorización de residuos, sino también a quienes se desempeñan a nivel de gobierno central, regional y municipal y que intervienen en ordenamiento territorial y planificación urbana”.
“Asimismo, es de gran relevancia contar con el aporte de academia, centros de investigación y organizaciones de profesionales y gremios para poder lograr instrumentos consensuados, que sean de uso masivo y permitan levantar datos de la industria y estandarizar el desempeño”, agrega María Fernanda Aguirre.
Coincide con la especialista el investigador de CEDEUS, en relación a que “los actores clave son las mismas empresas constructoras y las agencias del Estado que fijan estándares en la producción de vivienda pública (…) La consulta pública en normas nacionales, o normas ISO, es principalmente para expertos en el rubro, tanto del Estado como del sector privado, que producen y diseñan, además del mundo académico, que tiene un rol en promover ciertas normas en aislación, en la selección de materiales, etc.”
No obstante, Jonathan Barton añade que también pueden entregar su opinión “las organizaciones que participan en demandas de vivienda, para ver cómo las puede impactar. En general hay poca conciencia de lo que significa comprar o habitar una vivienda o edificación sustentable, no ha sido muy difundido, pero poco a poco en ciertos sectores hay conciencia de que una edificación bien construida reduce potencialmente el costo en calefacción, en enfriamiento, potencialmente el uso agua -la posibilidad de separar aguas grises, por ejemplo-. Por eso, todos los consumidores, habitantes de la ciudad, habitantes de vivienda, somos participantes en esta producción del espacio y la construcción”.
El académico agrega otro actor como potencial participante de la consulta: los bancos y otras instituciones que financian la vivienda. “Es fundamental que ellos participen porque, de cierta forma, es un riesgo que ellos toman asociados con la persona que tiene la deuda habitacional. (…) Es importante tener una idea de cuánto cuesta la ciudad más sustentable, la edificación más sustentable, en el mediano y largo plazo, dónde están las ganancias y quién debe asumir los costos. Porque en este momento estamos todos asumiendo costos, por ejemplo, de una edificación en malas condiciones, en el sentido que implica mayores gastos en energía y agua asociados con los materiales y la forma de construir”.
“Es fundamental tener normas y no solo buenas intenciones y políticas, es la forma de aterrizarlo, de llevarlo a la práctica, y también es necesario asociar claramente los costos de la economía circular en la construcción, ¿quién asume el costo?, ¿el productor?, ¿el financista, siendo el Estado tal vez en muchos casos, o el comprador de esa casa o departamento?”.
.Jonathan Barton, investigador asociado del CEDEUS.
Jonathan Barton, investigador asociado del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS) de la UC y la UdeC.
La necesidad de las normas
Las siete normas que están actualmente en elaboración por el INN se vinculan con una serie de otras iniciativas y normas, como la Hoja de Ruta Nacional de Economía Circular 2040 elaborada por el Ministerio del Medio Ambiente (MMA); la Hoja de Ruta RCD (Residuos de Construcción y Demolición) de Economía Circular en Construcción 2035 elaborada por los Ministerio de Vivienda y Urbanismo, de Obras Públicas, del Medio Ambiente y Corfo; y la Estrategia Climática de Largo Plazo hasta 2050 establecida en la Ley 21.455 Ley Marco de Cambio Climático.
En la introducción del proyecto de la NCh3835 sometido a consulta pública se señala que “específicamente para el sector de la construcción, la transición hacia una economía circular es un desafío importante puesto que implica considerar el ciclo de vida de los activos construidos, desde la concepción de un proyecto, incluyendo la selección del terreno, el diseño, la elección de materiales y sistemas constructivos, las especificaciones técnicas y la gestión de residuos durante la construcción”.
“También implica considerar otras etapas antes no consideradas, como la etapa de post venta, incluyendo el mantenimiento, la renovación, la adaptación y la rehabilitación de los activos construidos. Incluso podría contemplar la demolición parcial en ciertos proyectos, con la extracción selectiva de partes y piezas reutilizables mediante procesos de deconstrucción. En última instancia, considera la demolición destructiva y la valorización de los RCD para obtener materiales que puedan ser utilizados en nuevos ciclos de construcción”, agrega la introducción.
Asimismo, añade que implementar la economía circular en este sector productivo implica un cambio de paradigma, lo que hace necesario establecer un marco de referencia con atributos e indicadores para poder medir sus avances.
En ese contexto, ¿cómo aporta la normativa a impulsar una construcción más sostenible? La Directora Ejecutiva de Chile Green Building Council responde haciendo referencia a algunas carencias del sector donde las normas pueden ser un aporte: “Una de las principales problemáticas en el sector construcción es la falta de datos relacionados con uso de materias primas, valorización de recursos, información de procesos logísticos y caracterización de tipos de productos y residuos utilizados en un país tan diverso geográfica y climáticamente como Chile. La carencia de información dificulta el determinar líneas base de desempeño y, por lo tanto, definir metas asociadas a uso de materias primas no renovables, restauración y regeneración y emisiones de carbono”.
“Contar con una normativa de indicadores permitirá, por un lado, que se estandarice los parámetros de evaluación favoreciendo la comparabilidad y mejora continua, y que, en consecuencia ,se incentive la medición, transparencia y comunicación de desempeño, relacionando la comunicación de desempeño circular con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y Marcos ESG (Criterios ambientales, sociales y de gobernanza corporativa)”, subraya Aguirre.
Barton, por su parte, es tajante: “La normativa es clave para tener una construcción más sustentable, un sector de edificación más sustentable”.
El investigador de CEDEUS explica que “si pensamos en los grandes planteamientos, las visiones, los imaginarios de la ciudad sustentable, y vamos bajando a estrategias, políticas, planes, diseño, terminamos con las normas, que son los elementos fundamentales que rigen las condiciones, los estándares de construcción, la procedencia de los materiales, qué hacer con los desechos, la circularidad en el corto plazo en el proceso de construcción y en el largo plazo de la vida útil de la vivienda. Entonces, es primordial que tengamos normas claras, y que vayan evolucionando en el tiempo”.
“Las normas son indispensable porque afectan el día a día de las operaciones de las empresas de construcción, y son normas que pueden ser fiscalizadas. Por eso es importante esta posibilidad de tener normas y estándares que tengan aceptación generalizada, y que sean fiscalizados, para asegurar que somos capaces de implementar estas grandes visiones en la práctica. Las normas van aterrizando estas grandes ambiciones en las prácticas cotidianas”, resume Barton.
Con la gran cantidad de residuos de la construcción y demolición que se generan cada año en Chile, alcanzaría para llenar el Estadio Nacional unas 15 veces.
Definiciones, principios y la invitación a hacer comentarios
Entre otros aspectos, el proyecto de norma Ch3835 incluye 38 términos y definiciones: 30 relativas a economía circular; 3 relacionadas a materiales, productos y elementos de construcción; 2 vinculados a sistemas constructivos (tradicionales y no tradicionales); 2 a barrios y entornos construidos; y 1 relativo a ciudad.
Entre los términos destacan, por ejemplo: economía circular, definida como “sistema económico que utiliza un enfoque sistémico para mantener un flujo circular de recursos, mediante la recuperación, conservación o aumento de su valor, contribuyendo al desarrollo sostenible”; ecodiseño, explicado como “diseño y desarrollo basado en el pensamiento del ciclo de vida destinado a apoyar el desarrollo sostenible”; y resiliencia, que se expone como la “capacidad para soportar, resistir, adaptarse o recuperarse de eventos o condiciones disruptivas, ya sean naturales o antropogénicas”; regenerar, que consiste en “mejorar o restaurar un ecosistema degradado”.
También se definen, entre otros: reparación, reúso, reacondicionamiento, refabricación, readaptar, recursos naturales, sistema económico y trazabilidad.
Asimismo, la propuesta normativa incluye 13 principios con los que se deben llevar a cabo las actividades de todos los actores de la economía circular en el sector construcción. Uno de esos principios es Regenerar sistemas naturales y proveer resiliencia, lo que se explica de la siguiente forma: “Se busca conservar el medio ambiente, evitar el daño ambiental, y aportar en la regeneración de los ecosistemas, su protección, el aumento de la biodiversidad y resiliencia de ciudades, la prestación de servicios ecosistémicos, reduciendo posibles impactos derivados del cambio climático y de los desequilibrios ambientales”.
El documento elaborado por el INN contiene apartados como “Iniciativas, herramientas y normas”. “Atributos de circularidad”, “Indicadores de circularidad, entre otros.
En el apartado 5.3, sobre “Niveles de aplicación en el sector de construcción”, hay dos ítem donde se ha incorporado la siguiente Nota de Secretaría: “Se requiere completar esta sección. Se invita a hacer comentarios en la Consulta Pública”. Se trata de los niveles correspondientes a “Barrios y Entornos construidos”, “Ciudades”.
El proceso de consulta pública se realiza de manera digital en el sitio http://www.consultapublica.cl/ y aún quedan 20 días para hacer observaciones y comentarios.
Los énfasis están puestos en la versión CES Aeropuertos y la actualización de la metodología de hospitales.
La agenda de la certificación viene bastante cargada de actividades para este segundo semestre.
En una primera línea de trabajo, “seguimos realizando proyectos pilotos para las versiones en desarrollo de CES Edificios Existentes y CES Centros Comerciales”, comenta Hernán Madrid, jefe de CES.
En una segunda línea, sobre los nuevos desarrollos “tenemos programado el comienzo del trabajo de la actualización de la versión CES 1.1 Hospitales y el desarrollo de la versión CES 1.0 Aeropuertos”, añade. Finalmente, las actividades propias de la operación de la certificación entre las que destacan continuar con la difusión de la versión CES 1.1 Edificios de Uso Público, seguimiento de edificios certificados y la quinta versión de los Premios CES que se realizará en octubre de este año.
CES Aeropuertos
Con la apertura de la licitación de la Dirección de Aeropuertos del Ministerio de Obras Públicas, para el desarrollo de los estudios necesarios para llevar a cabo la versión de CES Aeropuertos, se concretó uno de los hitos del plan de trabajo que el equipo de Certificación Edificio Sustentable tiene planificado para el segundo semestre.
Éste implica el inicio del funcionamiento de los comités técnicos que comenzarán a trabajar con los insumos generados de dichos estudios, cuyo primer informe se espera que esté listo a fines de octubre.
El trabajo que está planteado a partir de esta licitación abarca aproximadamente dos años, iniciándose en agosto de este 2023, con un presupuesto de más de 500 millones de pesos a ejecutar por la Dirección de Aeropuertos.
Otro de los hitos para la versión de Aeropuertos de CES fue la visita al aeródromo Julio Gallardo en Puerto Natales, en la que el jefe de CES y profesionales de nivel central de la Dirección de Aeropuertos del MOP pudieron comenzar el trabajo en terreno para levantar las condiciones incidentes en la certificación del terminal de pasajeros, torre de control e instalaciones de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) dentro del recinto aeroportuario.
Karen Jara y Martita Molina, profesionales de la Dirección de Aeropuertos MOP, con Hernán Madrid.
Durante el cuarto trimestre de este año, se realizará la invitación a la conformación de un comité técnico para la versión CES Aeropuertos.
CES Hospitales
Por otra parte, el equipo CES, de sus visitas en terreno a distintos hospitales, ha recogido feedback de la puesta en marcha de dichos recintos, que servirá como insumo para la actualización de la versión CES Hospitales.
De esta manera, han podido obtener experiencias y comentarios del Hospital de Curicó, certificado CES en nivel sobresaliente, Hospital de Quillota Petorca, certificado en nivel destacado y del Hospital de Puerto Natales, que aún cuando no se encuentra certificado, se utilizó para calibrar la versión actual.
Uno de los puntos claves, que han sido transversales en todos los hospitales, es la conveniencia de incorporar al sistema CES la figura de un “inspector energético” “por la necesidad de tener un acompañamiento en el proceso en estas grandes infraestructuras y la puesta en marcha de sistemas complejos de climatización y control centralizado”, asegura el ingeniero.
Adicionalmente, es necesario incorporar la mirada de la versión CES 1.1 para Edificios de Uso Público en lo que respecta a huella de carbono, ERNC y Gestión de residuos. A partir de septiembre de este año comenzará a sesionar un comité técnico para esta actualización.