Retén Río Tranquilo y Escuela La Piedra: diseño ajustado a condiciones locales

Ambos proyectos cuentan con estrategias pasivas que buscan aumentar el confort de los usuarios mientras hacen que ambos recintos sean más eficientes y sustentables.

El retén de Carabineros Río Tranquilo, en la comuna de Ibáñez, Aysén; y la Escuela La Piedra, en Galvarino, fueron los ganadores del primer y segundo lugar de la categoría Proyecto Precertificado de los Premios CES 2024. La precertificación aplica a tanto a proyectos con diseño de arquitectura y especialidades, como a edificios ya construidos que serán sujetos a mejoramiento de su arquitectura e instalaciones.

El Retén de Carabineros Río Tranquilo, de Río Ibáñez cuenta con 741 metros cuadrados de superficie construida y obtuvo el mayor puntaje, con 81 de 100 puntos en el proceso de precertificación. 

En este proyecto se implementaron estrategias pasivas basadas en el aprovechamiento de la radiación solar en invierno y de la luz natural en un clima frío y húmedo. La incorporación de sistemas eficientes juega un rol fundamental en la calidad del ambiente interior, lo que se traduce en: mayor confort térmico pasivo, con un 23% de reducción de horas de disconfort; reducción de las demandas de energía para calefacción e iluminación de casi 76%; aumento del caudal de ventilación de un 25%; reducción de los consumos de energía en iluminación artificial de 36% y reducción del consumo de agua de 63%.

El diseño de este edificio le permitió obtener el puntaje máximo en la categoría de instalaciones-calidad de ambiente interior, y en los requerimientos de confort térmico y demanda de energía. 

La asesora CES Cecilia Palarino destaca “el diseño integrado que se llevó a lo largo de todo el proyecto, que permitió mantener la coherencia a lo largo del desarrollo y trabajar de forma integrada con todas las especialidades; y a nosotros como asesores poder ir cubriendo todos los aspectos de la certificación CES”. 

Por su parte, el teniente Germán Beroiza, jefe de Tenencia de Puerto Ingeniero Ibáñez, señaló que “nuestros cuarteles poseen un promedio de 60 años de historia. El nuestro se encuentra en servicio desde el año 1968, constituyendo una estructura con diseño y tecnología de hace 60 años. El riguroso clima de Aysén, su lluvia, nieve y viento generan un proceso de deterioro más avanzado que en otras regiones de la zona norte de nuestro país”, por lo que “este cuartel no solo constituye un lugar para acoger denuncias o mantener en custodia detenidos, sino también un espacio de encuentro para la comunidad. En tal sentido, la obtención de este Premio CES constituye un reconocimiento al trabajo que nuestros carabineros desarrollan en beneficio de la comunidad, una mejora en las condiciones de infraestructura y habitabilidad constituye un mejor confort ambiental para quienes aquí se desempeñan, construyendo y mejorando los espacios para la comunidad en sus demandas por seguridad en situaciones de emergencia, generando un impacto positivo en el entorno urbano en que se encuentra insertado este cuartel”. 

Educación rural y cultural

Sobre el proyecto que obtuvo el segundo lugar, la Escuela La Piedra, cabe resaltar que el edificio cuenta con aproximadamente 1.400 metros cuadrados construidos, y obtuvo el segundo mayor puntaje, con 76 de 100 puntos.

En términos de sustentabilidad, la escuela cuenta con un diseño educativo pensado para la comunidad, que considera las condiciones climáticas del lugar. Dentro de las estrategias pasivas se prioriza una envolvente hermética, la maximización de la iluminación natural, ventilación cruzada adecuada de recintos incorporando distintos elementos para lograr calidad, confort y eficiencia en los sistemas. Todo esto conlleva un significativo aumento del confort térmico pasivo, con 38% de reducción de horas de disconfort; una reducción de las demandas de energía para calefacción e iluminación, de aproximadamente 30%; ventilación natural para el 100% de los recintos, reducción de consumo de energía en iluminación artificial de 81% y una reducción del consumo de agua de 61%.

El diseño de este edificio le permitió obtener el puntaje máximo en los requerimientos de confort térmico pasivo y consumo de agua potable. 

Marcela Gutiérrez, directora de Educación y Cultura de la Fundación Desafío Levantemos Chile, puso de relieve la importancia de “entregar escuelas sustentables de alta eficiencia energética a las comunidades educativas que más lo necesitan. La educación también es una emergencia y por eso estamos ahí, atendiendo a niños y comunidades educativas que más lo necesitan, siendo un puente entre aquellos que pueden ayudar y aquellos que quieren ser ayudados”.

Uno de los aspectos que destaca Eugenio Correa Alliende, arquitecto senior de Correa 3, es la distribución, para lo cual se consultó antes a la comunidad de La Araucanía y “nos explicaron algunas condiciones que debían tener: en las mismas ceremonias, están todos en círculo y no hay nadie a más distancia que el de al lado, todos tienen que estar a la misma distancia. De ahí que las salas de clases tenían que tener una suerte de circunferencia para que no hubiera ningún niño detrás del otro”.

La luz también es muy importante. “Les gusta que entre el rayo de luz del día antes que ingresen los niños a la sala de clases”, precisa. Asimismo, el patio de ceremonias, donde hay un árbol al medio, y todo el mundo ofrece a la madre Tierra. 

“Nos preocupamos por el uso de estrategias pasivas, que vayan en beneficio de la sustentabilidad, es decir, estar muy pendientes y muy conscientes de la disposición de las ventanas, de manera tal que permitan una iluminación completa de manera natural al recinto, igualmente poder implementar estrategias de ventilación cruzada para que el recinto esté con una constante ventilación de aire, entre otras”, añadió Felipe Martínez, arquitecto de Correa 3.

El asesor CES Alejandro Reyes, cree que fue un desafío desarrollar este proyecto, porque “había que hacer conversar la arquitectura y requerimientos propios de una escuela, con todo lo que pedía la comunidad en una consulta, relacionado con la cosmovisión mapuche, eso luego acoplarlo a lo que pide CES, para lograr un buen confort para los estudiantes y los usuarios, y una baja demanda energética”. 

Esta escuela cuenta con “una estructura que optimiza los puentes térmicos, mejora la hermeticidad a través de una doble capa, donde van las instalaciones que disminuyen las penetraciones en la envolvente higrotérmica, y además de robustecer la resistencia térmica de la misma, maneja bien el control de vapor y de la hermeticidad”, sostiene Reyes.

Escuela La Piedra de Galvarino logró 76 puntos en precertificación CES

Esta es la primera escuela del país con un programa educativo multicultural de cosmovisión mapuche que incluye parte del modelo educativo, infraestructura, equipamiento y mobiliario.

En marzo de este año, en Galvarino, provincia de Cautín, región de la Araucanía, se inauguró la Escuela La Piedra, gracias al Desafío Levantemos Chile. Se trata del primer colegio con un programa multicultural en el país; cuenta con una superficie total útil de aproximadamente 2.000 m2; beneficiando a más de 160 alumnos. Diseñada por Correa3 Arquitectos, contempla la accesibilidad universal, confort técnico y lumínico adecuado para los usuarios, envolvente térmica; entre otros elementos sustentables. 

Eugenio Correa Murillo, es arquitecto y gerente general de la firma arquitectónica que construyó la Escuela, y cuenta que “el proyecto recoge aspectos de la cosmovisión Mapuche, la que fue transmitida por la Machi y la comunidad, lo circular, todos iguales, la luz del oriente entrando en la mañana, ritos y bailes recordando a sus antepasados, salas y patios circulares, los árboles sagrados, el rehue; entre otros”.

Como asegura, “la estrategia arquitectónica fue emplazarse en el terreno tomando en consideración el territorio, las orientaciones, materiales adecuados y eficientes, sistemas constructivo de paneles SIP, que permite una obra seca, pasillos interiores que aportan a la eficiencia energética; el proyecto se desarrolló en todas sus especialidades usando BIM, lo cual permitió previsualizar el modelo 3D para lograr una ejecución de obra sin imprevistos”.

En tanto, desde el punto de vista educativo, Correa destaca las salas circulares: “no hay jerarquías, el docente participa armónicamente en la búsqueda del conocimiento incentivando a que los y las alumnos/as despierten su interés por aprender”.

Y desde el punto de vista de la sustentabilidad, cree que trabajar con CES “ayudó a mejorar aspectos técnicos para lograr mejor envolvente térmico”.

Elementos sustentables

“Alejandro Reyes, asesor CES y socio fundador de la empresa EECOS Energía Eficiente, participó de la certificación del proyecto. También menciona los paneles industrializados SIP y envolvente continua adicional, con fachada ventilada para un óptimo control higrotérmico, resistencia térmica optimizada, puentes térmicos disminuidos y hermeticidad mejorada, al generar un espacio adicional para el paso de instalaciones disminuyendo penetraciones. “El panel SIP permitió una construcción industrializada que disminuye las pérdidas, despuntes y basura durante el proceso de construcción, otorgándole desde ya mayor sustentabilidad al proyecto”, dice.

Se consideró, además, aislación térmica bajo radier, ventilación con recuperación de calor, ventanas low-e, ventana cenital y orientación con acceso visual, características que también maximizan el aprovechamiento de ventilación e iluminación natural.

Al preguntarle por las estrategias utilizadas para obtener un alto puntaje en la precertificación (76 puntos), explica que “el diseño integral consideró el encargo realizado a arquitectura de mantener una cosmovisión mapuche, con los requerimientos propios de una escuela. Durante el desarrollo del proyecto se fueron evaluando todos los requerimientos CES y su posibilidad de implementación”.

De esta manera, “los requerimientos logrados son resultado del enfoque del diseño en minimizar el consumo energético (por ejemplo, a través de la envolvente higrotérmica optimizada); aumentar el confort interior (por ejemplo, a través del uso de recuperadores de calor y sensores CO2) y aumentar la vida útil del edificio. Así, se logra una escuela con confort óptimo a través, principalmente, de estrategias pasivas de iluminación, ventilación y calefacción y una disminución de los consumos energéticos, tanto de calefacción como de electricidad, además de una disminución importante en el consumo de agua”, especifica el asesor CES.

Sustentabilidad y cosmovisión

El diseño está basado en la cosmovisión mapuche, donde la comunidad solicitó mantener la tradición de contar con una llama de fuego al interior del aula, simulando el fogón mapuche de la Ruka.

“Considerando el requerimiento de la certificación CES, no se puede utilizar calefactor a llama abierta al interior del recinto, es por esto que se evalúa el uso de calefactor a pellets con toma y entrega de aire de combustión desde y hacia el exterior. De esta manera, además, se responde a la necesidad de visibilidad de una llama al interior del aula. Esto se complementa con la iluminación cenital que genera el lucernario justo al centro del aula”, afirma Reyes.

Y “adicionalmente, quisiera agregar sobre la memoria de arquitectura que me entregaron los arquitectos alguna vez, que explica de mejor manera el diseño conceptual consensuado con una comunidad mapuche:

En reunión con comuneros Mapuche de Ercilla, en Temuco, logramos dialogar con ellos para conocer cómo debía ser un proyecto de arquitectura para una comunidad Mapuche.

De esas reuniones concluimos que este colegio debía cumplir con ciertas particularidades arquitectónicas que lo hacen diferente al resto de los establecimientos educacionales.

Lo primero que nos indicaron fue la importancia de la circunferencia, los puntos cardinales y la ortogonalidad, los que aparecen en su escudo, el sol la luna y por supuesto la tierra, no puede faltar el lugar para las ceremonias con el Canelo al centro.

Las reuniones se realizan en círculo, esta ubicación responde a que todos son iguales, todos tienen que estar a la misma distancia del Canelo, lo mismo en las salas de clases, los alumnos deben estar en círculo a la misma distancia del profesor, todos son iguales, no hay privilegios.

Otra particularidad es la necesidad de que el primer rayo de sol entre a la sala de clases, antes de que entren los alumnos.

Esta escuela se caracteriza también por su actividad de teatro y música, además de contar con un sector para su deporte.

La distribución general de la propuesta arquitectónica considera dos sectores circulares, que separan las distintas edades de los alumnos, y que conforman dos patios separados por un acceso, respetando una ortogonalidad, y aceptando el lugar para las ceremonias con el Canelo en su centro.

Todas las salas tienen una cúpula superior, transparente por donde el primer rayo de sol penetra, cumpliendo con esta tradición y cosmovisión Mapuche. Las salas se han separado para disminuir efectos acústicos de una sala con la otra con un espacio de trabajo para el profesor.

Muy importantes son las condiciones propias del lugar, el territorio particular de esta escuela, donde se ha tomado en cuenta el medio ambiente, las distancias, colegio hogar, el clima y principalmente empatizar y escuchar a los habitantes locales”.