Estos son los requerimientos de la nueva RT que serán obligatorios en CES

Por Hernán Madrid, jefe de CES

A fines de noviembre entra en vigor la actualización de la Reglamentación Térmica, artículo 4.1.10 de la de la Ordenanza General de Urbanismo y Construcción, lo que implica importantes cambios en la construcción.

Evidentemente, el foco principal de la actualización es viviendas, no obstante, también se incorporan requisitos para edificios de uso para educación, salud y hoteles. Muchos de los proyectos en los que ya se ha convertido en un estándar incorporar CES, como jardines infantiles, escuelas, colegios, liceos y edificios de educación superior en el caso de uso educación; y centros médicos, CESFAM, hospitales y clínicas, para uso salud, estarán sujetos a estos cambios.

Si consideramos los 151 proyectos registrados en 2024 y lo que va del 2025, el 65% de ellos tendrán estos nuevos requerimientos obligatorios (73 en educación y 25 en salud), lo que es una cifra muy relevante de los edificios que certificamos con CES.

Considerando esto, en colaboración del Comité Técnico Actualización CES, a cuyos integrantes agradecemos enormemente, hemos actualizado nuestro modelo técnico dando origen a la versión CES Edificios Uso Público v1.2. Los cambios más importantes se pueden resumir en los siguientes puntos:

  • Cambio a la zonificación térmica: La estructura de cumplimiento de los requerimientos se cambia a esta zonificación. Para la evaluación de energía y confort térmico se sigue utilizando el clima del lugar.
  • Requerimientos para envolvente térmica mínimos: La versión CES v1.1 ya incorporaba requisitos en el mismo orden de magnitud de lo que establece la actualización de la OGUC a los proyectos, ahora solo se realiza un ajuste fino de los valores.
  • Condensación: Se amplía el requerimiento para salud y educación incluyendo la evaluación de condensación intersticial. CES v1.1 solo incluía evaluación de condensación superficial para salas de clases.
  • Requerimientos de infiltración de aire: Este es el cambio más significativo, ya que se incorpora como requerimiento obligatorio, para salud y educación, la ejecución de ensayos con blower door, en línea con los requisitos de la nueva RT de la OGUC. Este punto, adicionalmente, abre la necesidad de contar con un registro transitorio para profesionales y/o instituciones que realicen el ensayo, hasta que el Ministerio de Vivienda y Urbanismo cuente con el registro oficial.

Adicionalmente, con la oportunidad que nos entrega la actualización del modelo técnico, hemos incorporados dos puntos más en sintonía con los avances de la industria:

  • Huella de carbono incorporada: A partir de los estudios para CES Aeropuertos se desarrolló un requerimiento para medición de carbono incorporado (módulos A1 a A3), que se incorporará como voluntario en CES Edificios Uso Público v1.2.
  • Sincronía con la taxonomía desarrollada por el Ministerio de Hacienda: Se adecua el lenguaje y nombre de algunos requerimientos, en línea con el desarrollo de la taxonomía.

Todos estos cambios serán publicados en CES v1.2 durante diciembre, por lo que viene una importante periodo de puesta en común de la actualización de la herramienta. ¡Los invitamos a estar atentos a nuestros canales de difusión!

El impacto de la certificación CES en la arquitectura chilena

Oficinas de arquitectura que buscan certificar la sustentabilidad de los edificios de uso público valoran la metodología que ayuda a desarrollar proyectos que destacan por su confort, sustentabilidad y armonía con el entorno.

Múltiples disciplinas confluyen en el diseño y construcción de un edificio, donde los arquitectos se preocupan de diseñar considerando tanto aspectos funcionales como variables propias de la sustentabilidad que hoy demandan los usuarios y el medioambiente. Arquitectos de vasta experiencia en edificios de uso público nos cuentan su experiencia con la certificación CES.

Desde Arica a Magallanes, la trayectoria de Crisosto Arquitectos Consultores es amplia. Servicios médicos, establecimientos educacionales y edificios consistoriales destacan en la oficina liderada por el arquitecto de la Universidad de Chile Andrés Crisosto, quien hoy recuerda las dudas que se presentaron cuando recién comenzó a implementarse el sistema de certificación nacional. “Había que ir aclarando cómo funcionaba el sistema, cómo se inscribían los proyectos, cómo se validaban los trabajos realizados por el especialista. Ahora es un sistema muy consolidado entre los consultores que trabajamos con edificación pública, donde hay un fuerte trabajo de coordinación con los especialistas que asesoran”, señala.

Según Crisosto, en este camino el monitoreo es indispensable al ir incorporando elementos pasivos para lograr un mejor comportamiento ambiental. “Después, se va llegando a una solución técnica mucho más afinada que vendría a ser el detalle técnico de cómo es la envolvente; el detalle constructivo; cómo trabajan las ventanas y cómo se sellan; como se produce la ventilación natural; el sistema de clima dentro del edificio; y tantos temas que van convergiendo en el producto final, estructura y especialidades”, señala el arquitecto.

Armonía y funcionalidad

Como una verdadera orquesta, los especialistas se coordinan para hacer edificios eficientes que, en lo posible, no requieran ni enfriamiento ni calor; y que se adapten a climas tan extremos como los que se experimentan en el norte y el sur de Chile. “La idea es que el gasto en edificación pública sea sustentable, que ahorre energía. Mientras menos costo genere, menos costos operacionales habrá y eso es mejor para todo el país”, afirma Andrés Crisosto.

Con objetivos claros que apuntan al confort ambiental, la funcionalidad y la calidad, las consultorías se han ido complejizando, recuerda el arquitecto. “Hoy en día trabajas con softwares y puedes modelar; hay un trabajo interdisciplinario y muchos especialistas que han ido de la mano, trabajando con eficiencia energética y especialidades enfocadas en proyectos sanitarios, donde se preocupan de las aguas grises, la energía solar y muchas otras variables”, señala.

Para el arquitecto Cristóbal Tirado, hoy responsable del Centro Artesanal Coyhaique, proyecto emblemático de la Dirección de Arquitectura del MOP en Aysén, CES vino a sintetizar requerimientos lógicos vinculados a la climatización, el paisajismo y otros. “La eficiencia energética siempre se ha considerado, pero con la certificación CES hay que cumplir”, señala el profesional que ha puesto un fuerte énfasis en mejorar la acústica de los edificios y, por supuesto, en su funcionalidad. Esto último porque, “cualquier edificio tiene que ser como una silla que –por bonita que sea- no puede no funcionar porque es para sentarse”.

Según Tirado, en la arquitectura debe haber cosas bellas pero que funcionen en sus presupuestos, tiempos, diferenciación de flujos, sala de residuos, ventilación, claridad interior, etc. Y aunque la sustentabilidad siempre ha estado presente, hoy la gente es más consciente de ella. Un avance importante en este aspecto es el ahorro de agua logrado, tanto con la grifería como con los estanques de los inodoros que hoy consumen un cuarto de lo que consumían antes. “Es excelente que esté CES y genere exigencias. Pero ese ‘desde’ debiera haber estado siempre. La certificación permite tener un control de obras para que quien ejecuta no se pueda hacer el tonto en el proceso”, acota el arquitecto.

Una certificación cercana

Para Jorge Marsino de Marsino Arquitectos, donde se han especializado en proyectos de uso público de impacto social, la certificación CES ha permitido aterrizar las normas internacionales a la realidad chilena. “Diseñamos edificios de uso público que es necesario evaluar a través de una normativa de eficiencia. Antes las evaluábamos desde la LEED, que era muy engorrosa cara y compleja. Hoy todos los edificios son parte de la evaluación, que ha sido una buena iniciativa para nuestros mandantes, quienes han entendido que es una manera rápida y directa de certificarse. Ahora uno lo ve como algo cercano, práctico y bueno”, comenta.

Según el profesional cuyos proyectos han sido destacados en diversas bienales de arquitectura, la certificación es una manera de mostrar compromiso con el medioambiente y de lograr una infraestructura funcional y amigable, considerando las variables territoriales. “Ha sido una manera muy inteligente de aproximarnos hacia mejores indicadores y mayores compensaciones. A futuro me imagino que las escalas de valoración de los edificios nos van a permitir tener algunas ventajas comparativas, que incluso podrían ser tributarias; y la sofisticación nos va a permitir tener mejores desempeños”, concluye.