Boris Olguín: “Debemos avanzar a infraestructura y edificación pública más sostenible”

El director general de Obras Públicas se refiere a la importancia que le da el MOP a la sostenibilidad y los avances que se esperan para este año desde el área que dirige.

En abril de 2023, el ingeniero y constructor civil Boris Olguín Morales asumió como director nacional de la Dirección de Aeropuertos (DAP) del Ministerio de Obras Públicas (MOP). Meses más tarde, fue nombrado como el nuevo Director General de Obras Públicas (DGOP).

Durante su gestión, ha puesto un marcado foco en la importancia de la sustentabilidad, porque ésta “juega un rol fundamental relacionado con el devenir presente y futuro de la construcción pública en el país”. 

Para darle curso a estos desafíos, el MOP creó la División de Infraestructura Sustentable, teniendo por foco aportar al desarrollo de las obras públicas mediante directrices e implementación práctica de criterios sostenibles en contratos de infraestructura. “Esto permite incorporar un enfoque territorial y resiliente a nuestro quehacer, con legitimidad social, resguardo ambiental y eficiencia en el uso de los recursos públicos”, explica Olguín.

Para este 2024, uno de los principales desafíos de la División es la actualización del Plan de Cambio Climático e Infraestructura, “lo que va a permitir avanzar en temas de economía circular, huella de carbono e infraestructura verde”, adelanta la autoridad.

Por otra parte, el MOP a través de sus servicios ejecutores exhibe relevantes avances, destacando la Certificación Edificio Sustentable (CES). “En la actualidad, tenemos 75 edificios públicos con este sello y 186 diseños precertificados, principalmente a partir de los esfuerzos, en este sentido, desplegados por la Dirección de Arquitectura. Además, estamos trabajando en la misma línea de certificación CES con la edificación aeroportuaria a cargo de la Dirección de Aeropuertos a nivel regional”, especifica.

Francis Pfenniger, Boris Olguín y Loreto Wahr en los Premios CES 2023.

¿Por qué decidieron trabajar con CES en una versión para certificar los aeropuertos nacionales?

Actualmente, existe una Certificación Edificio Sustentable para hospitales y otros edificios de uso público, iniciativa que ha sido impulsada por la Dirección de Arquitectura del MOP.

Sin embargo, no hay una herramienta que considere el comportamiento ambiental de las instalaciones aeroportuarias del país. Por esto, y considerando la normativa nacional e internacional, en la Dirección de Aeropuertos decidimos realizar un estudio que nos permita establecer una certificación de sustentabilidad específica para este tipo de infraestructura.

Hoy estamos en una etapa de diagnóstico, y a mediados de 2024 pretendemos disponer los antecedentes al sistema CES que permitan ajustar los requerimientos de energía, agua y acústica a la realidad aeroportuaria de Chile. A su vez, hacia fines del próximo año ya debiéramos establecer una primera versión de los nuevos requisitos CES para aeropuertos, la que contará con una segunda edición durante 2025.

¿Qué proyecciones ve para la sustentabilidad de las obras públicas?

Estamos trabajando en distintas líneas para hacer cada día más sustentables nuestras obras. El 2024 estaremos enfocados en actualizar el Plan de Cambio Climático para la Edificación e Infraestructura Pública, lo que establecerá una hoja de ruta para aumentar la resiliencia de los territorios frente a los impactos del cambio climático y, además, aportar a los compromisos del país en materia de carbono neutralidad a través de la reducción de emisiones. Esto se realizará con la participación activa de distintos actores, tanto del sector público como privado, academia y comunidades. 

Esto implica un compromiso firme con el desarrollo de infraestructura resiliente, a través de la incorporación de nuevas metodologías de diseño que consideren proyecciones de cambio climático, asegurando que pueda soportar las condiciones futuras más adversas, como sequías, inundaciones por lluvias intensas y deshielo de glaciares, marejadas, entre otros.

¿Cómo avanzan en iniciativas específicas?

Estamos avanzando en pilotos, como por ejemplo, el puente Bicentenario en Concepción, en donde destacan jardines verticales para absorber CO2, reutilización de aguas lluvias, pantallas acústicas y accesibilidad universal, entre otros elementos. En la reconstrucción de puentes que se vieron afectados por los eventos de inundaciones en el invierno 2023, la Dirección de Vialidad está rediseñándolos con criterios de cambio climático, considerando las proyecciones de caudales futuros. 

En Servicios Sanitarios Rurales, estamos incorporando paneles fotovoltaicos, lo que conlleva una energía más amigable y que implica menos recursos para la comunidad. En infraestructura portuaria estamos trabajando en ajustar los criterios de diseño para el nuevo clima de oleaje, habilitando espacios seguros y accesibles en bordes costeros. En pavimentos, tanto de obras viales como aeroportuarias, estamos reciclando material de fresado y áridos, generando ahorros significativos en términos de plazos, económicos y ambientales.

En definitiva, como Ministerio entendemos que debemos avanzar en hacer nuestra infraestructura y edificación pública, con criterios cada día más sostenibles y amigables con el ambiente y la comunidad.

Otro de los focos que está cubriendo el MOP es la creación de su nueva Política de Sustentabilidad, para lo cual la cartera ha hecho un llamado a diversas instituciones colaboradoras. En el caso del Instituto de la Construcción, el representante es Hernán Madrid, jefe de CES.

El DGOP en el cóctel de fin de año del Instituto de la Construcción.

CES presente en Greenbuild 2023

Conferencias, exposición de materiales y servicios ha podido apreciar Hernán Madrid en Washington, gracias a una invitación del Chile GBC.

Gracias a una invitación de Chile GBC a sumarse a la delegación de Latinoamérica, Hernán Madrid, jefe de CES, pudo asistir a la Greenbuild 2023, realizada en Washington del 26 al 29 de septiembre. 

Entre las actividades, Madrid destaca las conferencias y exposición de materiales y servicios para la construcción sustentable. Entre ellas ha podido presenciar charlas sobre cómo integrar los criterios y variables de cambio climático, en términos de temperatura y cantidad creciente de lluvia dentro de los sistemas de certificación, planteando desde el análisis climático y proyecciones a futuro.

También pudo acceder a casos de estudio de colegios, hospitales y aeropuertos con aplicación de estrategias de sustentabilidad, en los que apreció cómo abordan los edificios existentes y la recuperación de edificios patrimoniales, que también cuentan con restricciones que se presentan en Chile.

“Desde el Estado de California también están planteando la necesidad de tener requerimientos obligatorios en los códigos de construcción para descarbonización de materiales, para poder incorporar la reducción de huella de carbono en los materiales, porque la velocidad de la descarbonización con procesos voluntarios e incentivos no está acorde con la urgencia de descarbonización por el cambio climático”, comenta el ingeniero.

A su juicio, “eso es muy interesante, algo que debemos comenzar a conversar en Chile ya que estamos bastante lejos de poder tener un código obligatorio para construcción que incorpore descarbonización”, analiza.

Evolución y ajustes al modelo de CES frente a nuevo escenario de cambio climático

Por Hernán Madrid, jefe de CES.

Como ya lo hemos difundido, durante este año liberamos una actualización al modelo de certificación para edificios de uso público, la que incluye una serie de mejoras y ajustes a la metodología de evaluación, los que fuimos levantando durante el tiempo que llevamos aplicando el modelo CES.

Estas mejoras y ajustes se orientaron, principalmente, a los parámetros base y calibración de requisitos de estrategias que son incorporadas fundamentalmente en la etapa de diseño del edificio y, en algunos casos, durante la construcción. Sin embargo, visualizamos que tenemos la necesidad de abordar algunos temas relevantes para la operación del edificio que no incluimos en esta actualización.

Durante este año hemos podido visitar algunos de los edificios certificados en las regiones de Maule, Los Lagos y Magallanes, los que han estado operando ya por unos años y han cumplido más de un ciclo invierno-verano. Por ello, hemos evidenciado el enorme aporte que estos edificios de uso público hacen a la comunidad, especialmente en los lugares más pequeños y aislados, pudiendo comprobar los aspectos del sistema de certificación que funcionan de buena manera y los que requieren algún enfoque diferente.

La experiencia de este año nos ha hecho evidente la necesidad de abordar con mayor fuerza algunos aspectos que inciden fuertemente en las condiciones de operación de los edificios, como son la puesta en marcha y calibración de sistemas complejos de climatización y control centralizado, además de lo que denominamos, en general, como adaptación al cambio climático. Si bien son aspectos contenidos de alguna manera dentro de CES, creemos posible abordarlos con más énfasis, de modo de poder contribuir de una forma más significativa a la etapa de operación.

Un aspecto en el que queremos comenzar a trabajar es el fortalecimiento de los requerimientos, o la generación de algunos nuevos, para asegurar el correcto funcionamiento de las estrategias complejas de sistemas activos, especialmente sistemas de climatización y de control centralizado. Esto se orienta a poder asegurar la calibración y puesta en marcha de estos sistemas, poniendo énfasis en las condiciones del personal que hará la operación de estos sistemas. Esto último es extraordinariamente relevante en el resultado real del edificio y en muchas ocasiones, tal vez con la única excepción en el caso de hospitales, no se aborda con la fuerza que se requiere.

Creemos relevante realizar una reflexión en conjunto sobre la compatibilidad de las condiciones mínimas necesarias para implementar un sistema complejo y la posibilidad real de contar con personal capacitado y sistemas de mantención y/o reparación oportunos de estos sistemas, especialmente en lugares de difícil acceso.

Otro tema muy importante que ha venido apareciendo en los últimos años y que, en particular, este año ha sido más notorio, es el aumento de las temperaturas debido al cambio climático. Se ha hecho muy visible en nuestros edificios en regiones, en los que tradicionalmente hemos incluido solo calefacción por diseño, como son Los Lagos, Aysén y Magallanes, y que ya en momentos del verano han empezado a necesitar aire frío. 

Este año pudimos ver el caso de un edificio que fue diseñado con temperaturas máximas de 26°C, lo que está en línea con la normas de referencia y las condiciones climáticas promedio de los últimos 30 años -que usualmente usamos como archivos de clima para la simulación computacional-. Pero, en la práctica, este verano tuvo varios días de temperaturas sobre los 35°C, lo que evidentemente trajo muchas dificultades de funcionamiento. Casos como este nos hacen pensar ineludiblemente en una evaluación con condiciones de adaptación al cambio climático dentro del modelo CES.

Con lo que les he comentado, solo nos queda invitarlos a todos quienes participan o colaboran con CES, a sumarse a los comités técnicos que comenzaremos durante los próximos meses para plantear alternativas sobre cómo abordar ambos temas.

Arquitectos informados y conscientes del desarrollo sostenible

Por Paola Molina, presidenta de Certificación Edificio Sustentable (CES).

En el Día del Arquitecto, quisiera comenzar por felicitar a todos los colegas que desde sus diferentes veredas del ejercicio profesional van colaborando al desarrollo de la arquitectura en nuestro país, con identidad, con innovación, pero sobre todo con responsabilidad frente a los desafíos inminentes que tenemos por delante. 

Hoy, sin duda, son tiempos desafiantes, donde tenemos un incremento en el déficit de vivienda, una situación social sensible, una realidad económica compleja, una pandemia latente y, a la vez, una gran encrucijada con el cambio climático. De alguna manera, se vinculan todas cuando nos enfocamos en el ejercicio de nuestra profesión.

En el pasado hemos podido experimentar épocas en que han existido desafíos similares a los de hoy de Déficit Cero de Vivienda, pero donde el propósito sobrepasó el objetivo, volviéndose un resultado complejo, aunque es importante reconocer que conceptos como desarrollo sostenible y ciclo de vida aún no estaban permeados en nuestra sociedad y clase política como hoy sí lo están.

En cambio, estos tiempos nos traen soluciones. Hoy contamos con una hoja de ruta a nivel global que son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), donde la arquitectura y el urbanismo tienen injerencia directa sobre los 17 objetivos, siendo una profesión portadora de una gran responsabilidad en poder materializar un mejor futuro.

Dentro de los 17 objetivos está el Objetivo 9: Industria, Innovación e infraestructura, lo que está muy en línea con los propósitos de la actual gestión del Minvu de lograr Déficit Cero de Viviendas a través de la industrialización. Pero este resultado será positivo y generará externalidades positivas en el corto, mediano y largo plazo, solo si se enmarca bajo el desarrollo sostenible

La industrialización por sí sola no mejorará la calidad de la vivienda, ni evitará problemas de habitabilidad posterior, solo podrá ajustar plazos de ejecución y minimizar residuos (si es bien ejecutada). La industrialización toma un curso positivo evitando los errores del pasado, solo si se circunscribe al universo de los ODS y a las herramientas en línea con este propósito desarrolladas actualmente en nuestro país como son: la Certificación de Vivienda Sustentable (CVS), la Certificación de Edificios Sustentables (CES), la Calificación Energética de Viviendas (en letras superiores o iguales a D), la Ley Marco de Cambio Climático, la Ley de Eficiencia Energética, la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor, la postergada actualización de Reglamentación Térmica, la Estrategia de Economía Circular Sector Construcción, la Hoja de Ruta RCD de Economía Circular sector Construcción, el Registro de Emisiones y Transferencia de Contaminantes donde se está obligado a reportar emisiones en una obra, entre otras.

Por lo anterior, la arquitectura sostenible, además de usar las herramientas ya disponibles, permite desarrollar proyectos conscientes que:

  • Mejoran la calidad de vida de las personas.
  • Cuidan el medio ambiente.
  • Son asequibles.
  • Visualizan y consideran todo el ciclo de vida de nuestros diseños para hacer un buen diseño que persista y aporte en el tiempo. 
  • Aportan diseños que demandan y disponibilizan recursos sostenibles en el tiempo.

Nuestra responsabilidad como arquitectos es estar informados y conscientes de ello, aplicándolo en todos los roles que nos corresponda desde nuestro ejercicio profesional.

Huella de carbono en la edificación y el vínculo con las certificaciones

Por Paola Valencia, gerenta de Sostenibilidad de E3

Como ya es ampliamente conocido, según el último reporte de Global Alliance for Building and Construction, el sector vinculado a edificación es responsable del 38% de las emisiones globales de GEI, donde un cuarto de éstas corresponde a las emisiones generadas en los procesos de producción de materiales, transporte y construcción. Por lo tanto, hoy en día se sabe que tres cuartos de las emisiones del sector corresponden a carbono operacional y un cuarto a carbono incorporado. 

Sin embargo, ya hace muchos años que sabemos que el sector construcción es responsable de éste y otros impactos ambientales y ha sido uno de los sectores más lentos en incorporar cambios de buenas prácticas no sólo medioambientales, sino también de innovación, tecnológicas y sociales. Y ¿por qué ocurre esto? Bueno, por algo muy simple, porque al menos en Chile este sector compite sólo por costos directos y no considera los costos indirectos. Esto quiere decir que no paga impuestos por los diferentes impactos que genera. Un ejemplo muy claro de esto es que es más barato botar basura que valorizarla. Esto es grave, porque esos impactos ambientales los terminamos pagando todos, dado que el estado invierte un porcentaje no menor del presupuesto nacional en mitigación de daños ambientales, tales como planes de descontaminación, subsidios a familias de zonas saturadas, reforestación, gastos en salud por consecuencia de la contaminación y tantos otros.

Un gran desafío que tenemos en el sector construcción es lograr que nuestros procesos sean ambiental y socialmente responsables y para lograr esto, una de las herramientas más potentes son las certificaciones medioambientales, pero cuando promovemos estos sistemas, lo primero que encontramos por parte de la industria es la respuesta “es más caro”.

Por ello, es muy relevante avanzar a nivel nacional en levantar datos sobre los impactos ambientales vinculados a los procesos productivos y reflejar esto en los costos de producción, tomando para esto uno de los principios de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor, que señala que “El que contamina paga”. En este contexto, todos los procesos productivos deberían pagar impuestos ambientales de acuerdo con su nivel de impacto y, bajo este concepto, claramente un proyecto certificado con estándares de sustentabilidad tendería a ser más económico que uno no certificado.

Las certificaciones medioambientales de edificios también tienen un rol fundamental en la generación de datos e información ambiental sobre los procesos de producción, construcción y operación de los edificios e infraestructura. Es así como hace más de 20 años que se han implementado certificaciones medioambientales en el mundo, que buscan cambiarle la cara a la industria hacia una más responsable y verde. En ese sentido, se destaca a Chile como uno de los países que no sólo ha implementado sistemas internacionales, sino también desarrollado e implementado sistemas nacionales que ayudan a movilizar al sector a incorporar prácticas de menor impacto ambiental.

Es por esto que vale la pena destacar cómo están abordando la reducción de emisiones de GEI los sistemas de certificación medioambiental que están operando en Chile y que son las certificaciones internacionales LEED y EDGE, y las certificaciones nacionales CVS y CES. En ese sentido, se destaca que todos los sistemas tienen un enfoque de ciclo de vida para abordar la promoción de reducción de energía y por ende de emisiones de GEI, aunque claramente algunos la abordan con mayor profundidad que otros. Los temas en los que coinciden la mayoría de estas certificaciones son premiando el uso de materiales y productos que documenten la energía incorporada en sus procesos, medidas de eficiencia energética en el diseño del edificio, en los equipos de iluminación, climatización, agua caliente sanitaria y la incorporación de energías renovables.

Y al igual que las certificaciones anteriores la Certificación Edificio Sustentable se destaca por promover la eficiencia energética con enfoque de ciclo de vida, ya que premia a los proyectos que documenten la energía incorporada en los materiales, medidas de eficiencia energética en el diseño arquitectónico, en diseño de iluminación, en sistemas de climatización y de agua caliente sanitaria y a los que incorporen energías renovables.

Cómo los edificios eficientes benefician a las ciudades

El urbanizar las ciudades representa grandes retos y en muchos casos los urbanistas pasan tiempo y tiempo en busca de nuevas soluciones, pero demasiado a menudo se olvidan de los propios edificios que componen las ciudades. 

Unos edificios,  que muchas veces se encuentran  fuera de la «estrategia urbana renovadora» pero que con diferentes actuaciones se pueden convertir en edificios eficientes ayudando a aliviar muchos de los desafíos que enfrentan las ciudades; desde el cambio climático a los problemas de salud pública, desempleo o la pobreza, entre otros.

Un nuevo informe de investigación WRI (World Resources Institute) examina el rol del edificio eficiente y el papel que desempeña en el futuro de las ciudades sostenibles y su  desarrollo desde los puntos de vista económicas, sociales y ambientales ante la eficiencia energética del edificio.

Debemos recordar que la estrategia que podamos aplicar en la ciudad con relación a los edificios, implica a todos los sectores en su conjunto:

Edificios eficientes proporcionan mejores rendimientos sociales y financieros

En realidad, los edificios son grandes inversiones y de larga duración. Si vemos las estadísticas,  el sector de la construcción representa un 10% del PIB mundial, siendo realmente inversiones a largo plazo que crean empleos y movimiento económico constante.

Las edificaciones eficientes producen menos riesgos, es decir,  los edificios y la construcción son responsables del 60% del consumo de electricidad, el 12% del uso del agua, el 40% de los residuos, el 40% en el uso de los materiales, ocupan el 50% o más de la superficie de suelo de una ciudad…etc.  Cada uno de ellos es un coste, pero cada mejora de la eficiencia del edificio en el uso de energía y los  recursos,  elimina un coste que la ciudad y sus habitantes ya no tienen que pagar.

Por ejemplo, cada Euro invertido en la eficiencia energética puede evitar más de dos Euros en el gasto del suministro de energía, por lo que los  ahorros en eficiencia liberan dinero para otras inversiones, que se puede extender a otros recursos más escasos. 

Otro ejemplo sería que las mejoras y medidas de ahorro de energía  son particularmente importantes para los habitantes con ingresos más bajos, porque una mayor  porción de sus ingresos se destina al gasto energética de la vivienda, son menos capaces en pagar los precios más altos de la energía o hacer frente a las fluctuaciones inesperadas de los costes.

Oportunidades económicas en la implantación del edificio eficiente 

Se espera que las ciudades aumenten en 3 mil millones entre 2008 – 2050, casi el doble de la población urbana actual. La expansión y necesidades de cobijo que se deben de preparar realza una gran problemática dentro del urbanismo y la arquitectura edificatoria de las urbes,  sobre todo en países en desarrollo como China, India,  Indonesia, África …etc. Reacción!…. Las emisiones de CO2 irán aparejadas en un aumento importante.

Cómo decidan las ciudades cómo se construirá en un futuro inmediato,  será de gran relevancia tanto para un desarrollo sostenible como futuras ciudades más eficientes. Estos países podrían cosechar los beneficios económicos y climáticos de los edificios energéticamente eficientes,  evitando décadas de ineficiencia y las necesidades costosas de futuras rehabilitaciones en beneficio de la eficiencia energética. (Ver artículo beneficios y costes de la construcción sostenible).

La eficiencia del edificio frena el cambio climático

Además de reducir los costes de infraestructura y los gastos del hogar, la construcción eficiente también proporciona un mayor retorno de la inversión ante la reducción de las emisiones de CO2 frente al cambio climático.

Proporciona un retorno de la inversión mucho más rápido sobre los gastos en energía. Una diferencia significativa ante las inversiones de ahorro en emisiones en comparación a otros sectores como la agricultura o el transporte, que son relativamente caros o con un resultado en la reducción de emisiones más bajo.

Los edificios eficientes producen menos enfermedades

Un ejemplo de edificio más eficiente puede reducir significativamente enfermedades y muertes relacionadas con la contaminación del aire. Contribuyen a una mejor calidad del aire interior y exterior mediante la reducción de la contaminación (Menos gasto energético, menos contaminación) y la mejorar la de ventilación, lo que conlleva beneficios económicos y de salud.

Las tasas más altas de exposición están en ciudades en desarrollo, donde las personas dependen de la combustión de combustibles en el interior de las viviendas y casas para la calefacción o cocinar. En China e India, disponen de las regiones con las tasas de mortalidad más altas relacionadas con la contaminación del aire.

Fuente: CDT

Eficiencia energética, con visión de presente y futuro

Por Ignacio Santelices Ruiz, Director Ejecutivo, AgenciaSE

Desde 2015 en adelante se realizaron decenas de mejoras energéticas en diversos hospitales del país. Por un lado, se hicieron recambios de calderas, sistemas de clima y otras mejoras de eficiencia energética, y por otro, se instalaron paneles solares. Los proyectos de eficiencia energética tuvieron inversiones en torno a los $200 millones por establecimiento, y generaron ahorros en torno a los $100 millones anuales. En los proyectos renovables, se invirtieron alrededor de $70 millones, y se generaron ahorros del orden de $15 millones por año. 

¿Dónde creen que se hicieron las inauguraciones? Por supuesto, en los techos de los edificios, junto con los paneles solares, lo que es bastante obvio: la foto al aire libre con unos lindos paneles no tiene comparación con una de una sala de máquinas en un subterráneo oscuro.

Este 5 de marzo es el día internacional de la eficiencia energética y es permanentemente necesario recordar los beneficios y la importancia de la eficiencia energética, porque de atractivo y glamoroso tiene bastante poco en comparación con otras tecnologías existentes.

Está ampliamente comprobado que empresas que hacen gestión de su energía pueden generar ahorros anuales de hasta 5% durante varios años; o que viviendas u otras edificaciones que se construyen eficientemente, pueden reducir el gasto de energía para calefacción en más de un 50%; o que, en países con estándares de eficiencia para el parque automotriz, se venden, en promedio, vehículos con un 30% de mejor rendimiento que en países sin esos estándares.

Todo lo anterior está debidamente documentado y nuestra política pública ya lo está abordando a través de la nueva ley de eficiencia energética. Sin embargo, los impactos de la eficiencia energética van mucho más allá de lo que podamos lograr hoy; es clave para nuestro futuro.

La Agencia Internacional de Energía (AIE) pronostica que, en los próximos 20 años, se aumentarán en un 60% los metros cuadrados edificados en el mundo, producto del aumento de la población y el desarrollo de la economía. Bill Gates ha indicado que esto equivale más o menos a construir y operar una nueva ciudad como Nueva York cada año. Pensar que vamos a poder cubrir esas enormes nuevas necesidades energéticas solo con nueva energía limpia, es poco realista, y aquí es donde juega un rol clave la eficiencia energética. De acuerdo con la misma AIE, todos los requerimientos adicionales de energía, de los próximos 20 años, podrían cubrirse con la misma cantidad de energía que consumimos hoy, si somos eficientes en su uso.

Los enormes desafíos del cambio climático, las añoradas mejoras en nuestra productividad, la reducción de la pobreza energética de nuestros hogares y la calidad de vida en nuestras ciudades requieren esfuerzos continuos en eficiencia energética. En este sentido, esperamos que, durante los próximos años, en el marco de las discusiones del impuesto verde, el presupuesto para eficiencia energética tenga un aumento considerable, tal como ocurre hoy en buena parte del mundo desarrollado. 

Fuente: Construye2025

Desafíos del sector construcción de Chile después de la COP26

Por Paola Valencia M., ex secretaria ejecutiva de la Secretaría Ejecutiva Construcción Sustentable, Minvu, y actual gerenta de Sostenibilidad de la empresa E3.

Entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre de este año se desarrolló, en la ciudad de Glasgow, la 26ª Conferencia de las Partes (COP26), de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Esta conferencia contó con la asistencia de veinticinco mil delegados de 200 países, y alrededor de 120 jefes de estado.​ Finalmente, después de 24 horas del cierre de la cumbre, el sábado 13 de noviembre, se logró adoptar el “Pacto de Glasgow” entre 197 naciones.

El Pacto Climático de Glasgow supone un progreso gradual y no el avance decisivo necesario para frenar los peores impactos del cambio climático, lo que repercute en que no se logra el acuerdo, tan ansiado, de limitar el calentamiento global a 1,5 °C al 2100, sobre los niveles preindustriales. Si no, por el contrario, los anuncios realizados sólo logran llegar a una estimación de 2,4 °C. Esto teniendo presente que según el sexto y último informe del IPCC (2021) ya hemos alcanzado más de 1 C° con respecto a los niveles preindustriales.

Por otra parte, el Pacto señala que los actuales planes climáticos nacionales, las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC), están lejos de lo necesario para alcanzar 1,5 °C que pide el pacto de París. Esto muestra una diferencia importante entre objetivos de cero emisiones a largo plazo y los planes de reducción de emisiones de corto plazo. Es por esto que propone que los Estados miembros presenten a finales de 2022 nuevos compromisos nacionales de recortes de emisiones de gases de efecto invernadero, tres años antes de lo previsto, aunque “teniendo en cuenta las diferentes circunstancias nacionales”.

La participación de Chile en la COP26 fue bastante activa considerando que en primer lugar entregó la presidencia a Reino Unido, por otra parte, presentó la Estrategia Climática de Largo Plazo para todos sectores de Chile y la delegación chilena participó en una serie de eventos. 

Dentro de esta participación se destaca la presencia de Chile en tres eventos vinculados al sector construcción. El primero realizado el 01 de noviembre denominado “Navigating The Transition To Zero Carbon Buildings” organizado por el Global Alliance for Building and Construction (Global ABC), del United Nations Environment Programme, en este evento participó Carolina Urmenta, jefa de la oficina de Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente, quien se refirió al trabajo interministerial que lidera el Minvu en construcción sustentable y los desafíos que tenemos por delante para poder lograr la carbono neutralidad.

En segundo lugar, el Ministro de Vivienda y Urbanismo de Chile, Felipe Ward, participó el día jueves 11 de noviembre en el encuentro de “Ministros y alcaldes sobre edificaciones como soluciones críticas para el cambio climático”, donde detalló los objetivos de la ECLP, que establece metas para siete sectores para alcanzar la carbono neutralidad de Chile a más tardar al 2050, y en la que el Minvu es responsable del cumplimiento de 9 objetivos asociados a un total de 55 metas al 2030 y 2050. Entre ellos, destacan acondicionar 36.000 viviendas al año al año 2030; aplicar en el 50% de las regiones de Chile políticas de suelo e integración social y la implementación de nuevos estándares de aislación térmica en edificios, para ahorrar –en relación a los números actuales- un 50% en calefacción al 2030 y al 2050 lograr el 100% de trazabilidad de residuos de la construcción y demolición.

Adicionalmente, el ministro destacó diversas acciones sectoriales impulsadas o coordinadas desde el Minvu en materia de cambio climático y resiliencia, entre ellas se destaca; Plan Ciudades 2050, Mesa Interministerial de Construcción Sustentable, Plan Nacional de Construcción Sustentable 2050, Estrategia Nacional de Huella de Carbono para el Sector Construcción, la Calificación y Certificación sustentable para edificios y viviendas, Programas de Gestión de Riesgo de Desastres, entre otros.

Por último, el ministro Ward firmó el Compromiso de ser parte del Global ABC, comprometiendo el trabajo coordinado entre diferentes actores, de reflejar objetivos, políticas y medidas específicos relacionados con la construcción en los NDC, planes nacionales de acción climática y estrategias a largo plazo y alinear todos los fondos relacionados con los edificios, para lograr las reducciones esperadas.

Después de la experiencia de la COP26 y COP25, se fortalece la idea de que Chile, al igual que todos los países, debe comprometer acciones más ambiciosas. En particular en el sector construcción hay un gran desafío por delante que implica abordar los modelos de negocio de la industria bajo una perspectiva ambiental y social de largo plazo y sólo podremos lograr una industria verde y cero emisión cuando se incorporen los costos de los efectos ambientales y sociales en los modelos de negocio del sector.

Fuente: Construye2025

Primer Diagnóstico de Desarrollo Sostenible para el Sector Construcción

Por María Fernanda Aguirre, directora ejecutiva de Chile Green Building Council.

De acuerdo con el World Green Building Council, los edificios consumen el 36% de la energía producida y son responsables del 39% de las emisiones globales de carbono, por lo que el mayor desafío para nuestro sector será resolver cómo mitigar y adaptarnos a los inevitables efectos del cambio climático mientras generamos valor social a través de la resiliencia.

En respuesta a estos desafíos, y tras varios años de trabajo junto a aliados globales, en septiembre del 2020, el WorldGBC lanzó oficialmente su estrategia “Sustainable Buildings for Everyone, Everywhere” que proporciona los lineamientos con los cuales los más de 70 GBCs o Consejos de Construcción Sostenible alrededor del mundo, estamos trabajando con el objetivo de acelerar la transformación de la industria de la construcción a una que se base en 3 pilares principales como son: acción climática, salud y bienestar, recursos y circularidad y levantando los desafíos y oportunidades de nuestro sector en relación a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. 

En octubre del 2020, Chile Green Building Council inició los HUBS de trabajo con socios de la corporación pertenecientes a distintos rubros de la cadena de valor del sector, con el objetivo de levantar información específica de la construcción en nuestro país e identificar brechas y aportes de los distintos actores. 

Este trabajo colaborativo y de investigación, se consolidó en el “Primer Diagnóstico Sectorial de Desarrollo Sostenible para Chile”, un trabajo pionero en nuestro país y Latinoamérica que fue lanzado el 28 de octubre de este año durante el International Summit en el marco de la Chile Green Building Week 2021. 

Si bien reportar en relación a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible es un tema cada vez más extendido entre empresas e instituciones de distintos rubros, sigue haciendo falta el articular estos avances con las distintas políticas públicas y escalarlo a una dimensión territorial, ya que las ciudades en un futuro no lejano, deberán albergar una población que para el 2050 se incrementará en 27%, lo que requerirá que el stock de inmuebles disponibles se duplique.

Por lo tanto, es mandatorio que tanto las nuevas edificaciones como las existentes, cuenten con atributos de sustentabilidad validados, siendo aquí donde sistemas de certificación como CES, cobran gran relevancia al momento de evaluar y calificar múltiples aspectos de desempeño de excelencia en lo ambiental y lo social, demostrando, además, que tener construcciones certificadas también proveen beneficios económicos importantes. 

Dentro de las conclusiones extraídas como parte del trabajo realizado para la elaboración del diagnóstico, se identificó la gran importancia de impulsar las certificaciones como herramientas movilizadoras del mercado ya que éstas, además, proporcionan datos que permite contar con información cuantitativa para robustecer metas y mejorar las políticas públicas. 

Adicionalmente, están fuertemente alineadas con indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible por lo que los datos que entregan facilitan tanto reconocer los avances como identificar las brechas y, de esta forma, hacer más eficientes las acciones de nuestro sector. 

Es fundamental avanzar en instrumentos que contribuyan a incrementar la masa crítica de inmuebles certificados de administración pública y privada y que las distintas herramientas como la Certificación Edificio Sustentable, se consideren como insumos importantes al momento de reportar en el marco de las metas de Naciones Unidas. 

El Primer Diagnóstico de Desarrollo Sostenible para el Sector Construcción está disponible AQUÍ en sección Documentos de Interés.

Ley de Eficiencia Energética: construcción sustentable y cambio climático

Chile es un país altamente demandante de energía. Por eso, la gestión del recurso y el etiquetado energético de edificaciones fueron prioridades en la elaboración de la nueva normativa que apuntará a mitigar los efectos del cambio climático.

En el webinar “Iniciativas que mejoran la sustentabilidad de la edificación en Chile”, organizado por los ministerios de Energía y Obras Públicas, junto con el Instituto de la Construcción y Certificación Edificio Sustentable (CES), se abordó el contexto e implementación de la Ley 21.305, sobre eficiencia energética. Gabriel Prudencio, jefe de la División de Energías Sostenibles del Ministerio de Energía, expuso una serie de antecedentes sobre el consumo de energía en Chile.

El profesional hizo hincapié en la necesidad de lograr una transición energética eficiente y vinculada a la construcción sustentable, con miras a mitigar el impacto del cambio climático. “La realidad del consumo energético en Chile refleja que un 22% de ésta corresponde a uso residencial, público y comercial; 36% a transporte y 38% a industria y minería”, detalló Prudencio. En este sentido, se refirió a la importancia de institucionalizar la eficiencia energética, es decir, formalizar una visión país a través de un Plan Nacional de Eficiencia Energética, actualizado cada cinco años, que incluyera procesos participativos y fuera aprobado por el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad.

Además, el especialista explicó que nuestro país debe hacerse cargo, al menos, de tres grandes consumos energéticos:

– Gestión energética de los grandes consumidores: hacer una gestión activa del gasto de energía. Éstos deberán informar anualmente sus consumos y, además, las empresas con mayor consumo de energía deberán implementar un Sistema de Gestión de la Energía (SGE), fiscalizado por la Superintendencia de Electricidad y Combustibles.

– Estándares de eficiencia para vehículos: la ley pretende promover la renovación del parque vehicular con automóviles más eficientes, fijando estándares para vehículos livianos, medianos y pesados. Tanto los importadores como los representantes que comercializan estos automóviles, deberán cumplir con ese estándar para el promedio de los vehículos que puedan vender cada año.

– Etiquetado energético de edificaciones: para que los usuarios cuenten con mejor información al momento de comprar un inmueble, es que se instauró la calificación energética o etiquetado de todas las edificaciones nuevas. Esto incluye viviendas, pero también edificios de uso público, edificios comerciales y oficinas. El etiquetado deberá obtenerse antes de la recepción final del inmueble y con la opción de una precalificación de las etapas anteriores para fines publicitarios, siendo mandatados a cumplir con esta obligación tanto las empresas constructoras e inmobiliarias como los servicios de vivienda y urbanismo en todo Chile.

“Esta información sobre la eficiencia o el consumo energético que tendrá la calificación no necesariamente exige el cumplimiento de un estándar mínimo, sino más bien constata justamente cómo son los usos energéticos de la vivienda en el tiempo”, explicó Gabriel Prudencio.

En 12 meses, debiera estar creado el Reglamento de Calificación de Viviendas y, asimismo, en un año, debería establecerse el Reglamento de Evaluadores Energéticos. Asimismo, la nueva norma fijó un plazo de 36 meses para desarrollar el Reglamento de Calificación de Edificios de Uso Público, Comerciales y Oficinas.

De aplicarse todas las medidas contempladas en la ley, el Ministerio de Energía estima una reducción de intensidad energética del 10%, un ahorro acumulado de US$15.200 millones y una reducción de 28,6 millones Ton CO2. El Plan Nacional de Eficiencia Energética se revisará cada cinco años y considerará edificación, transporte, ciudades inteligentes, sectores productivos, educación y capacitación, entre otros aspectos, con un enfoque participativo.