Liceo B-15 Jorge Teillier en Lautaro: un proyecto que destaca en todas sus facetas

El establecimiento educacional fue construido en plena pandemia y debió sortear demoras y sobreprecios. Pese a esto, se certificó con nivel sobresaliente (76 puntos) y el mayor porcentaje de reciclaje en obra de todos los edificios certificados.

En octubre de 2020, comenzaron las obras del Liceo B-15 Jorge Teillier, ubicado en Lautaro en la región de La Araucanía, luego de obtener el segundo lugar de los Premios CES 2019, en la categoría Proyecto Precertificado.

La construcción del nuevo liceo significa disponer de nueva infraestructura educativa, deportiva y recreativa para más de 1.200 alumnos de séptimo básico a cuarto medio. La edificación posee tres pisos de altura y se extiende por los costados norte y poniente del sitio, quedando el centro y costados oriente y sur para alojar patios pavimentados, multicanchas e instalaciones menores. Se incluyen instalaciones subterráneas, a la vista y/o bajo cielos para los proyectos de electricidad, clima, sanitarios y otros, para el buen funcionamiento del recinto.

El proyecto Liceo B-15 Jorge Teillier es de 9.215 m2 y es el liceo más grande de Lautaro. En mayo de este año logró la certificación CES con 76 puntos, alcanzando un nivel sobresaliente. Postula, además, al requerimiento 21 Manejo de Residuos durante la construcción de la versión 1 y logra reciclar el 81% de los residuos generados durante la construcción. 

“La reducción de consumo energético se logra a través de los equipos eficientes que incorpora, como por ejemplo recuperadores de calor, además de la reducción de demanda energética producto entre otras cosas de un diseño pasivo que aprovecha la energía solar (para iluminación y calefacción) y una envolvente higrotérmica eficiente”, explica Alejandro Reyes, asesor CES del proyecto.

En tanto, el ahorro en consumo energético de iluminación se logra con un aprovechamiento de la iluminación natural, además de la utilización de equipos eficientes. Por su parte, “la reducción en el consumo de agua se logra a través del uso de artefactos eficientes que consideran caudales muy bajos. Lo importante de esto es que se mantiene e, incluso, se mejora la calidad ambiental interior, brindando un ambiente interior óptimo para los estudiantes, profesores y funcionarios”, asegura Reyes.

Romy Lückeheide, arquitecta de CES, comenta que “el edificio se logra posicionar con el mayor porcentaje de reciclaje en obra de todos los proyectos certificados CES hasta ahora. Los grandes responsables de este porcentaje son la constructora en conjunto con el Asesor CES, que orientó al proyecto en cómo se debía ejecutar en obra un plan que valoriza los desechos de construcción”.

Se destaca como estrategia haber implementado el retiro de diversos materiales como madera, fierro, hojalatería, PVC, nylon, planchas OSB y tierra; y el convenio realizado con una empresa externa para el retiro de los residuos de EPS/poliestireno expandido para darle una nueva vida útil.

Si bien en la primera etapa, no se estaba postulando a ese requerimiento, “logramos incluirlo, ya que nos parecía un aspecto muy importante en la sustentabilidad del proyecto”, cuenta Reyes. 

Asimismo, la constructora debió cumplir con varios requisitos asociados al cuidado de los residuos de EPS para que efectivamente fueran recibidos y se pudieran reciclar. “El plan implementado por la Constructora Wörner junto al asesor Alejandro Reyes son un muy buen ejemplo y desde la administración esperamos que se empiecen a aplicar estas buenas prácticas con mayor frecuencia en las futuras construcciones”, comenta Lückeheide.

“Me llena de orgullo visitar las aulas de clase y poder vivenciar la calidad de ambiente interior lograda y el producto sustentable y de calidad que se le entregará a la comunidad”, afirma Reyes.

Gracias al buen diseño que se desarrolló inicialmente, a la asesoría del mismo, además de la voluntad y trabajo de todo el equipo en la ejecución del proyecto -en plena pandemia- se pudo lograr un resultado sobresaliente del proyecto en todos los aspectos. 

Escuela La Piedra de Galvarino logró 76 puntos en precertificación CES

Esta es la primera escuela del país con un programa educativo multicultural de cosmovisión mapuche que incluye parte del modelo educativo, infraestructura, equipamiento y mobiliario.

En marzo de este año, en Galvarino, provincia de Cautín, región de la Araucanía, se inauguró la Escuela La Piedra, gracias al Desafío Levantemos Chile. Se trata del primer colegio con un programa multicultural en el país; cuenta con una superficie total útil de aproximadamente 2.000 m2; beneficiando a más de 160 alumnos. Diseñada por Correa3 Arquitectos, contempla la accesibilidad universal, confort técnico y lumínico adecuado para los usuarios, envolvente térmica; entre otros elementos sustentables. 

Eugenio Correa Murillo, es arquitecto y gerente general de la firma arquitectónica que construyó la Escuela, y cuenta que “el proyecto recoge aspectos de la cosmovisión Mapuche, la que fue transmitida por la Machi y la comunidad, lo circular, todos iguales, la luz del oriente entrando en la mañana, ritos y bailes recordando a sus antepasados, salas y patios circulares, los árboles sagrados, el rehue; entre otros”.

Como asegura, “la estrategia arquitectónica fue emplazarse en el terreno tomando en consideración el territorio, las orientaciones, materiales adecuados y eficientes, sistemas constructivo de paneles SIP, que permite una obra seca, pasillos interiores que aportan a la eficiencia energética; el proyecto se desarrolló en todas sus especialidades usando BIM, lo cual permitió previsualizar el modelo 3D para lograr una ejecución de obra sin imprevistos”.

En tanto, desde el punto de vista educativo, Correa destaca las salas circulares: “no hay jerarquías, el docente participa armónicamente en la búsqueda del conocimiento incentivando a que los y las alumnos/as despierten su interés por aprender”.

Y desde el punto de vista de la sustentabilidad, cree que trabajar con CES “ayudó a mejorar aspectos técnicos para lograr mejor envolvente térmico”.

Elementos sustentables

“Alejandro Reyes, asesor CES y socio fundador de la empresa EECOS Energía Eficiente, participó de la certificación del proyecto. También menciona los paneles industrializados SIP y envolvente continua adicional, con fachada ventilada para un óptimo control higrotérmico, resistencia térmica optimizada, puentes térmicos disminuidos y hermeticidad mejorada, al generar un espacio adicional para el paso de instalaciones disminuyendo penetraciones. “El panel SIP permitió una construcción industrializada que disminuye las pérdidas, despuntes y basura durante el proceso de construcción, otorgándole desde ya mayor sustentabilidad al proyecto”, dice.

Se consideró, además, aislación térmica bajo radier, ventilación con recuperación de calor, ventanas low-e, ventana cenital y orientación con acceso visual, características que también maximizan el aprovechamiento de ventilación e iluminación natural.

Al preguntarle por las estrategias utilizadas para obtener un alto puntaje en la precertificación (76 puntos), explica que “el diseño integral consideró el encargo realizado a arquitectura de mantener una cosmovisión mapuche, con los requerimientos propios de una escuela. Durante el desarrollo del proyecto se fueron evaluando todos los requerimientos CES y su posibilidad de implementación”.

De esta manera, “los requerimientos logrados son resultado del enfoque del diseño en minimizar el consumo energético (por ejemplo, a través de la envolvente higrotérmica optimizada); aumentar el confort interior (por ejemplo, a través del uso de recuperadores de calor y sensores CO2) y aumentar la vida útil del edificio. Así, se logra una escuela con confort óptimo a través, principalmente, de estrategias pasivas de iluminación, ventilación y calefacción y una disminución de los consumos energéticos, tanto de calefacción como de electricidad, además de una disminución importante en el consumo de agua”, especifica el asesor CES.

Sustentabilidad y cosmovisión

El diseño está basado en la cosmovisión mapuche, donde la comunidad solicitó mantener la tradición de contar con una llama de fuego al interior del aula, simulando el fogón mapuche de la Ruka.

“Considerando el requerimiento de la certificación CES, no se puede utilizar calefactor a llama abierta al interior del recinto, es por esto que se evalúa el uso de calefactor a pellets con toma y entrega de aire de combustión desde y hacia el exterior. De esta manera, además, se responde a la necesidad de visibilidad de una llama al interior del aula. Esto se complementa con la iluminación cenital que genera el lucernario justo al centro del aula”, afirma Reyes.

Y “adicionalmente, quisiera agregar sobre la memoria de arquitectura que me entregaron los arquitectos alguna vez, que explica de mejor manera el diseño conceptual consensuado con una comunidad mapuche:

En reunión con comuneros Mapuche de Ercilla, en Temuco, logramos dialogar con ellos para conocer cómo debía ser un proyecto de arquitectura para una comunidad Mapuche.

De esas reuniones concluimos que este colegio debía cumplir con ciertas particularidades arquitectónicas que lo hacen diferente al resto de los establecimientos educacionales.

Lo primero que nos indicaron fue la importancia de la circunferencia, los puntos cardinales y la ortogonalidad, los que aparecen en su escudo, el sol la luna y por supuesto la tierra, no puede faltar el lugar para las ceremonias con el Canelo al centro.

Las reuniones se realizan en círculo, esta ubicación responde a que todos son iguales, todos tienen que estar a la misma distancia del Canelo, lo mismo en las salas de clases, los alumnos deben estar en círculo a la misma distancia del profesor, todos son iguales, no hay privilegios.

Otra particularidad es la necesidad de que el primer rayo de sol entre a la sala de clases, antes de que entren los alumnos.

Esta escuela se caracteriza también por su actividad de teatro y música, además de contar con un sector para su deporte.

La distribución general de la propuesta arquitectónica considera dos sectores circulares, que separan las distintas edades de los alumnos, y que conforman dos patios separados por un acceso, respetando una ortogonalidad, y aceptando el lugar para las ceremonias con el Canelo en su centro.

Todas las salas tienen una cúpula superior, transparente por donde el primer rayo de sol penetra, cumpliendo con esta tradición y cosmovisión Mapuche. Las salas se han separado para disminuir efectos acústicos de una sala con la otra con un espacio de trabajo para el profesor.

Muy importantes son las condiciones propias del lugar, el territorio particular de esta escuela, donde se ha tomado en cuenta el medio ambiente, las distancias, colegio hogar, el clima y principalmente empatizar y escuchar a los habitantes locales”.