Viviendas sustentables del futuro ad portas de ser una realidad

Con un importante foco en la eficiencia energética y la economía circular, los proyectos finalistas del Desafío NetZero2030 entran en la etapa final para conocer el prototipo de vivienda social sustentable del Chile del mañana.

Viviendas con “doble piel” para reducir la calefacción artificial, otras configuradas con menos elementos constructivos, espacios comunes y posibilidad de ampliación desde los 52 a los 90 mts2, y otras que aprovechan el aire frío y caliente que se produce en un hogar para la distribución de sus espacios y la calefacción interior, son algunas de las iniciativas finalistas propuestas para convertirse en las viviendas sociales del futuro en el concurso Desafío NetZero 2030.

Dos equipos representantes de la Pontificia Universidad Católica, dos de la Universidad del Desarrollo y uno de la Universidad Autónoma, sede Temuco, son los cinco equipos finalistas que se dieron a conocer en un evento realizado en el edificio de CChC en Temuco. En esta ciudad es donde los participantes debieron desarrollar sus proyectos, considerando las características propias de la zona y el alto índice de contaminación atmosférica que impacta al territorio, buscaron soluciones para el consumo neto de energía, emisiones netas de CO2, industrialización y la economía circular como sus pilares fundamentales.

Al evento asistieron autoridades locales, entre las que se encontraron Nelson Curimir, Seremi de Economía, Fomento y Turismo; Juan Burgos, subdirector de Corfo Araucanía; Patricia Urzúa, la de Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas regional, además de Guillermo Guzmán, arquitecto y académico de la Universidad de Nottingham (UK). También asistieron los representantes de las instituciones de educación que apoyaron el desafío y fueron parte del proyecto Viraliza, junto con los representantes de Construye2025 y el Colegio de Arquitectos, organizadores del concurso.

“Nos hemos encontrado con muy buenas ideas, buenos planteamientos, que consideran las directrices fundamentales del concurso pero, por sobre todo, estudiantes comprometidos y que creen que apuntar, a través de la construcción industrializada, a la carbono neutralidad y consumos netzero ayudarán a construir de una manera mucho más eficiente y sustentable”, expresó Marcos Brito gerente de Construye2025, programa impulsado por Corfo y administrado por el Instituto de la Construcción.

Por su parte, Beatriz Buccicardi , presidenta del Colegio de Arquitectos, añadió que “el Desafío Net Zero 2030 nos permite generar un ecosistema que ayude a los futuros profesionales de la arquitectura, para enfrentar el desafío que nos impone el cambio climático, a la academia para la investigación y los proveedores que deben avanzar hacia materiales cada vez más sustentables y a la industria, que pueda tener profesionales que hagan diseños net zero”, haciendo hincapié en la importancia de esta relación con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de Naciones Unidas.

Los finalistas

Isidora Díaz y Paula Barrios son las capitanas de los dos equipos finalistas representantes de la Universidad del Desarrollo que, junto a Thiare Villagra y Lucas Soler, líderes de los equipos de la Universidad Católica, y Sebastián Maureira, capitán del equipo de la Universidad Autónoma, serán los encargados de entregar los prototipos finales de las viviendas sociales sostenibles que se desarrollarían en la región de La Araucanía. 

Asimismo, el concurso quiso distinguir a dos grupos con el Premio a la Innovación. El primero corresponde al equipo de la Universidad de Santiago, liderado por Javier Carrasco, debido a su propuesta que generaba áreas habitables comunes (como cocina, comedor, estar y logia), dejando los dormitorios en zonas privadas; y el equipo de la Universidad Católica, con Lucas Soler como su capitán, por la pertinencia frente al clima de vivienda continua en subconjuntos con un patio común protegido y de fuente energética y lumínica para el conjunto.

Ahora el concurso entra en su recta final. En noviembre se conocerá al equipo ganador que obtendrá una pasantía en la Universidad de Nottingham (Reino Unido), premio que entregará una experiencia profesional inolvidable a los participantes, mientras que el segundo y tercer lugar obtendrán premios de 1,5 y un millón de pesos, respectivamente. 

ACCIONES CONCRETAS PARA UNA EDIFICACIÓN DE CALIDAD

Por Paola Molina, arquitecta representante del Colegio de Arquitectos en el Comité Directivo CES.

Continuando con el ciclo de columnas relacionadas con el viaje que una delegación de profesionales chilenos realizó a Japón, como parte del convenio de colaboración entre la JICA y el Ministerio de Energía para conocer sobre las políticas públicas en construcción sustentable, eficiencia energética y certificaciones, la arquitecta Paola Molina, presidenta del Comité de Sustentabilidad y Energía del Colegio de Arquitectos de Chile e integrante del Comité Directivo CES, aborda el enfoque, estándares e innovación de las edificaciones.



En Japón existe una conciencia colectiva de la importancia de la calidad de la vivienda para prevenir enfermedades como un estándar mínimo de confort ambiental exigido en sus regulaciones como base, desde antes de pensar en edificaciones cero energías.

En ese país se estableció como meta nacional el diseño y construcción de edificaciones cero energía y trabajan para lograrlo, en conjunto, el sector público y el privado, de manera que se utilicen de forma eficiente los recursos disponibles en base a la certificación de eficiencia ambiental CASBEE y la certificación de eficiencia energética BELS.

Para optimizar el proceso que permita lograr edificaciones cero energías, han desarrollado una estructura clara y sinérgica donde los sistemas de certificación -tanto ambiental como de eficiencia energética- están unificados tanto para edificios residenciales como no residenciales, facilitando la aplicación de mejoras, incentivos y fiscalizaciones. Además, desarrollan un permanente perfeccionamiento de las herramientas de evaluación, que se revisan cada seis meses.

También han ejecutado una planificación y programación gradual de las regulaciones para cumplir la meta: primero, en un plazo definido, establecen los estándares voluntarios; después desarrollan incentivos de todo tipo y una vez que logran más del 50% de las construcciones aplicando los estándares, establecen metas y plazos claros para su obligatoriedad.

El Estado invierte en instituciones públicas y con incentivos en las privadas para generar investigación, desarrollo e innovación con miras a edificaciones cero energías. En tanto, los resultados que se van obteniendo los entregan al mercado en canales abiertos y establecidos para su pronta aplicación.

Además, tienen un Centro de Estadísticas el cual recibe información de las compañías de suministro de energía con desglose de consumos, lo que les permite ejecutar estándares e incentivos certeros de acuerdo con su desarrollo y cultura.

Han invertido en desarrollo tecnológico, lo que permite disponer de equipos de alto desempeño en eficiencia energética, generando también tecnologías de información para monitoreo y gestión inteligente de la energía al interior de las edificaciones.

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Desafíos para Chile

Para comenzar, debemos lograr la obligatoriedad de estándares en edificaciones residenciales y no residenciales exigidos, que consideren lograr un adecuado confort ambiental interior para asegurar salubridad al interior de las viviendas y recintos de trabajo.

También es necesario unificar las unidades de consumo de energía en viviendas y edificios, expresándolas en energía primaria, para tener una unidad de medida, comparación y planificación.

Debemos avanzar con el etiquetado energético de edificaciones no residenciales (el de viviendas ya existe).

También es fundamental educar y fomentar estos objetivos a través de campañas comunicacionales masivas, considerando las singularidades de cada región. Formar una conciencia frente al cambio climático y las acciones que cada edificio, vivienda o persona pueden desarrollar para aportar a su mitigación en la gestión de la energía y las emisiones de CO2.

Después de ello debemos ordenar la estructura de desarrollo. De esta forma, no se duplicarían costos de operación y de ejecución, por lo que integrar en una estructura los etiquetados energéticos y certificaciones ambientales, incorporando indicadores de cambio climático existentes a la fecha, sería un buen comienzo.

A futuro es importante incorporar en la ley de eficiencia energética plazos -aunque sean largos- para lograr edificios energía cero (ZEB) y viviendas de energía cero (ZEH). Al fijarlo como objetivo país, todos los actores van alineándose y aportando con su desarrollo y experiencia para lograrlo, optimizando tiempo y recursos. Para ello se debe comenzar por definir el estándar para Chile de ZEB y ZEH.

Finalmente, es un desafío pendiente que se incorporen las nuevas tecnologías de información para monitoreo y gestión inteligente de la energía al interior de las edificaciones.