Rol de las mujeres en ingeniería y sustentabilidad

Por María Luisa del Campo Hitschfeld, académica en Ingeniería Civil en Obras Civiles, directora del Centro Tecnológico Kipus de la Universidad de Talca

Poco a poco va dejando de ser poco frecuente encontrar a mujeres que desempeñen un rol en las áreas de ingeniería. Seguimos siendo minoría, pero no se puede desconocer que se ha avanzado en ello. Como ocurre en muchos ámbitos, cuando nos enfrentamos a ambientes donde históricamente han sido o son ocupados mayoritariamente por hombres, solemos evitarlos por temor a enfrentar las dificultades que se podrían desprender de ello. Los prejuicios, tanto desde las mujeres hacia los hombres, y al revés, son elementos que dificultan el poder efectivamente dejar de lado el tema género, y centrarnos en el adecuado despliegue del potencial que hay en las personas. Sin embargo, en mi experiencia, son pocas las ocasiones en las que he notado que se ha hecho alguna diferencia por ser mujer, confirmando así que el tema género puede afectar solo inicialmente, pero no prevalecer.

Diversos estudios han constatado que existen prejuicios relacionados a la mayor dificultad que las carreras STEM, tienen para las mujeres. Lamentablemente, esto se traduce luego en la no elección de una carrera de ingeniería, por la mayor dificultad que esta pudiese tener durante los años de formación académica, hasta la complejidad que en el ejercicio de la profesión luego pueda tener. Estos prejuicios han cobrado tanta relevancia que se han asumido como verdad, con lo cual se va restringiendo y descartando muy tempranamente en las mujeres la opción y posterior desarrollo en las áreas de ingeniería.

Hoy en día, las mujeres tenemos cada vez más oportunidades para desarrollarnos en lo que queramos, y en lo que veamos que podemos ser un aporte. Tener o no las competencias para desarrollar la profesión, claramente no es un asunto de género, sino de esfuerzo, preparación, tenacidad y responsabilidad. Los distintos géneros no tienen diferencias en el desempeño de la parte técnica de la ingeniería, pero sí se pueden encontrar ciertas diferencias en las competencias sociales, de comunicación, y en la sensibilidad con la que se aborda la solución de un problema, lo que sin duda enriquece al equipo de trabajo y al proyecto.

Quienes trabajamos en el área de sustentabilidad, sabemos que debemos dialogar con todas las especialidades para lograr que el producto final sea el óptimo. Si lo comparamos a tocar el piano, debemos lograr que todas las teclas suenen en la intensidad y tiempo asignado para que el resultado sea armonioso. Para lograr esta armonía, se debe llegar a acuerdos, poniéndose en el lugar del otro, y creo que en esto las mujeres tenemos innatamente una mayor facilidad. Estas habilidades son aún más necesarias en los proyectos sustentables. Las diversas variables que deben equilibrarse, el ajuste de los distintos proyectos para lograr un mayor grado de confort ambiental, y ahorro energético y de recursos, entre otros, solo pueden potenciarse en la medida que técnicamente se evalúe, pero también se transmita e implemente en cada especialidad.

Hay consenso en que debemos fomentar la incorporación de más mujeres a las áreas de ingeniería y sustentabilidad. Estamos perdiendo capacidades y oportunidades si no generamos los medios para que desde temprana edad se derriben las barreras de los prejuicios, y luego se entreguen los mecanismos para poder ejercer adecuadamente la profesión. En este último punto, como industria y sociedad, tenemos que resolver temas pendientes si se quiere aumentar el número y participación de mujeres en ingeniería. Entre ellos: promover a temprana edad el interés por las áreas STEM, fomentar el ingreso de mujeres a carreras de ingeniería y sustentabilidad, dar espacios para que más mujeres puedan ocupar altos cargos, y avanzar en mayor flexibilidad para compatibilizar trabajo y familia. Cuando logremos dar este paso, habremos avanzado hacia el real desarrollo sostenible.

Huella de carbono en la edificación y el vínculo con las certificaciones

Por Paola Valencia, gerenta de Sostenibilidad de E3

Como ya es ampliamente conocido, según el último reporte de Global Alliance for Building and Construction, el sector vinculado a edificación es responsable del 38% de las emisiones globales de GEI, donde un cuarto de éstas corresponde a las emisiones generadas en los procesos de producción de materiales, transporte y construcción. Por lo tanto, hoy en día se sabe que tres cuartos de las emisiones del sector corresponden a carbono operacional y un cuarto a carbono incorporado. 

Sin embargo, ya hace muchos años que sabemos que el sector construcción es responsable de éste y otros impactos ambientales y ha sido uno de los sectores más lentos en incorporar cambios de buenas prácticas no sólo medioambientales, sino también de innovación, tecnológicas y sociales. Y ¿por qué ocurre esto? Bueno, por algo muy simple, porque al menos en Chile este sector compite sólo por costos directos y no considera los costos indirectos. Esto quiere decir que no paga impuestos por los diferentes impactos que genera. Un ejemplo muy claro de esto es que es más barato botar basura que valorizarla. Esto es grave, porque esos impactos ambientales los terminamos pagando todos, dado que el estado invierte un porcentaje no menor del presupuesto nacional en mitigación de daños ambientales, tales como planes de descontaminación, subsidios a familias de zonas saturadas, reforestación, gastos en salud por consecuencia de la contaminación y tantos otros.

Un gran desafío que tenemos en el sector construcción es lograr que nuestros procesos sean ambiental y socialmente responsables y para lograr esto, una de las herramientas más potentes son las certificaciones medioambientales, pero cuando promovemos estos sistemas, lo primero que encontramos por parte de la industria es la respuesta “es más caro”.

Por ello, es muy relevante avanzar a nivel nacional en levantar datos sobre los impactos ambientales vinculados a los procesos productivos y reflejar esto en los costos de producción, tomando para esto uno de los principios de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor, que señala que “El que contamina paga”. En este contexto, todos los procesos productivos deberían pagar impuestos ambientales de acuerdo con su nivel de impacto y, bajo este concepto, claramente un proyecto certificado con estándares de sustentabilidad tendería a ser más económico que uno no certificado.

Las certificaciones medioambientales de edificios también tienen un rol fundamental en la generación de datos e información ambiental sobre los procesos de producción, construcción y operación de los edificios e infraestructura. Es así como hace más de 20 años que se han implementado certificaciones medioambientales en el mundo, que buscan cambiarle la cara a la industria hacia una más responsable y verde. En ese sentido, se destaca a Chile como uno de los países que no sólo ha implementado sistemas internacionales, sino también desarrollado e implementado sistemas nacionales que ayudan a movilizar al sector a incorporar prácticas de menor impacto ambiental.

Es por esto que vale la pena destacar cómo están abordando la reducción de emisiones de GEI los sistemas de certificación medioambiental que están operando en Chile y que son las certificaciones internacionales LEED y EDGE, y las certificaciones nacionales CVS y CES. En ese sentido, se destaca que todos los sistemas tienen un enfoque de ciclo de vida para abordar la promoción de reducción de energía y por ende de emisiones de GEI, aunque claramente algunos la abordan con mayor profundidad que otros. Los temas en los que coinciden la mayoría de estas certificaciones son premiando el uso de materiales y productos que documenten la energía incorporada en sus procesos, medidas de eficiencia energética en el diseño del edificio, en los equipos de iluminación, climatización, agua caliente sanitaria y la incorporación de energías renovables.

Y al igual que las certificaciones anteriores la Certificación Edificio Sustentable se destaca por promover la eficiencia energética con enfoque de ciclo de vida, ya que premia a los proyectos que documenten la energía incorporada en los materiales, medidas de eficiencia energética en el diseño arquitectónico, en diseño de iluminación, en sistemas de climatización y de agua caliente sanitaria y a los que incorporen energías renovables.

Ingeniería y sustentabilidad

Por Mario M. Lobo Rojas, ingeniero civil, director Área Ingeniería y Certificaciones de Ecosustenta Consultores.

Actualmente, el desarrollo de las ciudades y las personas requiere de mucho más atención en cuanto a su crecimiento y creación de nuevos servicios, debiendo considerar los impactos que generan en aspectos como aire, agua y suelo, para efectos principales como generación de energía y residuos, buscando maneras creativas para no generarlos, minimizando o mitigarlos, y así cumplir aquella premisa que indica que el desarrollo debe satisfacer las necesidades actuales sin comprometer el de las generaciones futuras, para que se considere sustentable. 

Todo esto, teniendo la noción de que la función de la ingeniería siempre ha sido buscar soluciones eficientes mediante métodos y sistemas basados en la ciencia para generar el desarrollo de la humanidad, avanzando de acuerdo a la técnica y tecnología existente, minimizando los impactos sociales y ecológicos de manera eficiente, sabiendo hoy que son pilares fundamentales en el desarrollo sustentable. Considerando todo esto, no es posible decir otra cosa, que la ingeniería es sustentabilidad o definitivamente está intrínsecamente relacionada.

La ingeniería es sustentabilidad en todos sus ámbitos, buscando la eficacia en primer término pero por sobre todo eficiente en todos sus procesos, en el área de la construcción como un actor relevante, donde no cabe duda de que los impactos existen, dando soluciones a la sociedad y a la arquitectura (o los arquitectos) que pretende responder a sus requerimientos, desarrollando con estos métodos, procesos y diseños eficientes, el uso racional de recursos, con bajas y controladas emisiones y reducido consumo energético, transformándose en un puente entre esta sociedad que demanda soluciones con la ciencia y la tecnología que las aporta. Viviendas y edificios más confortables, con mínima demanda energética y consumo de agua, iluminación natural adecuada, calidad y cantidad de aire adecuadas así como temperaturas y humedad controladas, manejo de residuos, son requerimientos que hoy en día por ejemplo una edificación requiere, donde la ingeniería enfrenta transformaciones y retos importantes, ya que la respuesta ya no basta con entregar un lugar donde vivir, sino que entregue un bien con un sinfín de atributos e incluso la experiencia del habitar el espacio. 

Desde años pretéritos, cuando la ciencia aún era incipiente, antiguas civilizaciones ya construían edificaciones, manejaban cursos de aguas o ejecutaban puentes con la técnica y el desarrollo existente, hoy y con mayor rapidez tanto los requerimientos que la sociedad demanda, los desafíos para la ingeniería en un mundo son aún vez más complejos, con una sociedad informada y exigente, la ingeniería debe cumplir con que la solución y dependiente el punto de vista del actor como por ejemplo un usuario de un edificio de uso público, el inversionista, el mandante, el arquitecto u otro en la ejecución de un proyecto cualquiera, se exige que sean eficientes, rentables, amigables con el ambiente, nulo o bajo en emisiones, nulo o bajo demanda energética, sismorresistente, alta serviciabilidad, adaptado a normas vigentes obligatorias y además otras voluntarias, monitorizada, inteligente, certificada entre muchos otros, pero el desafío tal vez más importante y complejo actualmente, es el de planificar también el término de su vida útil, que es posiblemente una deuda que la ingeniería de aquellos años pretéritos no incluía. Esta ingeniería sostenible, así como se hace cargo a través de dar solución al problema planteado, también debe hacerse cargo en qué se transformará cuando ya no sea una solución en el futuro, debiendo planificarse eventuales otros usos o por qué no, su deconstrucción y reconfiguración.

Como se puede ver, hoy la ingeniería no puede estar ajena a la sustentabilidad y a la integración de otras disciplinas, con una finalidad más allá de dar soluciones, sino que éstas deben ser adaptables en el tiempo a requerimientos cada vez más exigentes y con disponibilidad de múltiples herramientas ya no solo basadas en la experiencia como se hacía en sus inicios, sino que en la ciencia cuando la ingeniería se hizo profesional, incluyendo hoy en día el rápido desarrollo de la tecnología, donde podemos contar con nuevos materiales, versátiles, ultrarresistentes, ultradelgados y livianos, etc.

En el Día de la Ingeniería un afectuoso saludo y una invitación a todas los profesionales ligados a esta área a repensar nuestra misión, explorando soluciones innovadoras dada la responsabilidad que tenemos con las futuras generaciones.

CES: Herramienta robusta para la sustentabilidad de instituciones de educación superior

Por Mauricio Ramírez Molina, arquitecto, MSc UCLouvain, socio de 88 Limitada, y asesor CES.

Es indudable la importancia de las instituciones de educación superior (IES) en el desarrollo de un país por su rol en la creación y difusión del conocimiento, en la formación de profesionales y especialistas y en la investigación, transferencia tecnológica e innovación. Todo esto tiene mucha relevancia cuando hablamos de sustentabilidad porque dentro de las IES, las universidades son además importantes agentes de cambio. Por esta razón es clave la implementación exitosa, masiva y profunda del “Segundo Acuerdo de Producción Limpia Educación Superior Sustentable” (APL II), impulsado por la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático y la Red de Campus Sustentable (RCS).

Este APL II, que además está respaldado por los ministerios de Medio Ambiente, Educación, Energía, Salud y Desarrollo Social, establece una hoja de ruta con cinco ejes principales: Gobernanza y Seguimiento, Academia, Gestión de Campus, Cultura Sustentable y Vinculación con el Medio & Responsabilidad Social. Son 116 acciones, compatibles con la agenda 2030 de Naciones Unidas, las que deben ser implementadas en un plazo de tres años a partir del 1 de enero del 2022.

Si bien varias de esas acciones requieren la construcción o adaptación y posterior validación de métricas, procedimientos y protocolos en áreas donde la sustentabilidad es aún “difusa”, hay otras que en nuestro país pueden ser rápidamente instaladas a través de herramientas altamente especializadas, robustas y de clase mundial como lo es la Certificación Edificio Sustentable CES, que calza perfectamente en el eje de Gestión de Campus, pero que además alimenta los demás ejes con mayor o menor protagonismo y con una muy buena coherencia con la herramienta RESIES desarrollada por la RCS, a través de la cual se medirá la sustentabilidad en ellas.

Un ejemplo concreto de esto son las certificaciones CES de edificios en diversas universidades del país, predominantemente en regiones: UACh, UCM, UMAG, PUC, UTA, UDA, ULagos, UAysen, USACh y UCh, ordenadas por fecha de certificación de edificios o pre-certificación de proyectos. Los procesos de incorporación de CES en universidades se iniciaron el año 2017 a través de las direcciones de infraestructura —con la UACh y UCM como líderes en el tema— y a la fecha ya muestra resultados positivos tanto en ahorro de energía como en desempeño ambiental en edificios, que ya llevan algunos años en uso. Si bien la cantidad de edificios certificados es menor en comparación a todo el parque construido que las universidades poseen a nivel nacional, es suficiente como para despejar cualquier duda que alguna autoridad académica tenga respecto de las ventajas, exigencias y procedimientos que se requieren para la correcta implementación de CES en edificios nuevos, así como en edificación existente que deba actualizarse para cumplir con las metas de sustentabilidad del APL II.

Por otra parte, las mismas IES deben tener en consideración que muchos de sus futuros estudiantes ya están viviendo hoy su formación pre-escolar y escolar (básica y media) en edificios que cuentan o contarán con Certificación CES, debido a que el Ministerio de Educación y la Junji lahan establecido como estándar para un gran porcentaje de sus proyectos de nueva edificación desde el año 2015 y 2019, respectivamente.

Con la experiencia (como 88 Limitada) de haber asesorado los primeros edificios universitarios certificados con CES y con Sello Plus Operación (UACh y UCM), de haber incorporado estándares de sustentabilidad en el diseño de planes maestros integrales de siete campus universitarios (UCM y UCT) y habiendo sido 11 años académico jerarquizado y de planta en una universidad estatal de regiones (UTalca), me permito afirmar lo siguiente: si las IES quieren avanzar rápidamente en sus metas de sustentabilidad, carbono neutralidad, energía neta cero y circularidad de su entorno construido, usen CES ahora, porque el camino se tornará mucho más sencillo.

Si quieres compartir tu opinión sobre temas relacionados a CES, escríbenos a: contacto@certificacionsustentable.cl

Herramientas digitales para un desarrollo sostenible

Por PhD Danny Lobos, director Master BIM AEC

La ONU proyecta que el 60% de la población vivirá en ciudades para 2030. Esto supone una mayor carga para los servicios de infraestructura existentes: carreteras, servicios públicos e instalaciones sanitarias). En consecuencia, para esa fecha la construcción tendrá que ser resiliente, una meta a la cual la industrialización y la innovación ya están contribuyendo.

Las soluciones digitales son hoy fundamentales en la construcción y la operación de edificios e infraestructura. El uso de BIM es una forma de mejorar la productividad, reducir los errores y, por lo tanto, reducir la pérdida de tiempo, materiales y dinero. Y es que la metodología BIM tiene una variedad de herramientas y características que ayudan a los arquitectos, ingenieros civiles y contratistas a colaborar de manera más efectiva y eficiente.

El ahorro de tiempo implica que los equipos de proyecto pueden diseñar soluciones innovadoras y optimizadas para una variedad de escenarios o utilizar diferentes métodos y materiales. ¿El resultado? Una infraestructura sostenible de mayor calidad que puede hacer frente a las demandas que se le imponen.

A partir de una investigación de post doctorado titulada “BIM and Building Performance Simulation for Rating System Support” realizada por el autor de este artículo, se fundaron las bases de lo que hoy se conoce como agenda BIM BPS, que ha sido difundida en los últimos 10 años en workshops, publicaciones, presentaciones y congresos. Además, se han registrado en los últimos años avances en los estándares que poco a poco van incluyendo la simulación como herramienta para garantizar la sustentabilidad de la edificación.

 La tecnología hoy hace posible una completa interoperabilidad. Así lo demostró la investigación FONDECYT “Uso de información del Performance del edificio para el diseño de Plantas, que reveló el impacto de la interacción en BIM mediante diversos formatos junto a requerimientos de desempeño, que pueden ser exigidos tanto por estándares internacionales como por gobiernos locales. Un verdadero mapa que facilitó el proceso de traspaso de información de edificios entre diversas plataformas, considerando muros, pisos, localización, ventanas, etc.

Y quizá el salto más grande lo dio el Instituto de la Construcción, en 2015, al apoyar el proyecto de investigación FONDECYT “Vinculación de modelos BIM (Building Information Modeling) y software BPS (Building Performance Simulation) a Métodos de Evaluación Ambiental de Edificios mediante innovación en la plataforma BIM”, que analizaba el flujo automatizado de información entre Métodos de Evaluación Ambiental de Edificios (BEAM en inglés), los software de Eficiencia Energética (BPS en inglés) y los modelos BIM. Este logró, en 2017, un prototipo de software BIM que extraía datos del modelo 3D y llenaba la planilla CES de manera semiautomatizada. 

El desafío hoy es interoperar con todos los software BIM del mercado, para poder exportar a cualquier software BPS, cumpliendo así con los requerimientos ambientales de cada país, para que cada consultor pueda elegir los softwares que más le acomoden.

Más información en: http://www.bimexpert.cl/masterbimaec

Eficiencia energética, con visión de presente y futuro

Por Ignacio Santelices Ruiz, Director Ejecutivo, AgenciaSE

Desde 2015 en adelante se realizaron decenas de mejoras energéticas en diversos hospitales del país. Por un lado, se hicieron recambios de calderas, sistemas de clima y otras mejoras de eficiencia energética, y por otro, se instalaron paneles solares. Los proyectos de eficiencia energética tuvieron inversiones en torno a los $200 millones por establecimiento, y generaron ahorros en torno a los $100 millones anuales. En los proyectos renovables, se invirtieron alrededor de $70 millones, y se generaron ahorros del orden de $15 millones por año. 

¿Dónde creen que se hicieron las inauguraciones? Por supuesto, en los techos de los edificios, junto con los paneles solares, lo que es bastante obvio: la foto al aire libre con unos lindos paneles no tiene comparación con una de una sala de máquinas en un subterráneo oscuro.

Este 5 de marzo es el día internacional de la eficiencia energética y es permanentemente necesario recordar los beneficios y la importancia de la eficiencia energética, porque de atractivo y glamoroso tiene bastante poco en comparación con otras tecnologías existentes.

Está ampliamente comprobado que empresas que hacen gestión de su energía pueden generar ahorros anuales de hasta 5% durante varios años; o que viviendas u otras edificaciones que se construyen eficientemente, pueden reducir el gasto de energía para calefacción en más de un 50%; o que, en países con estándares de eficiencia para el parque automotriz, se venden, en promedio, vehículos con un 30% de mejor rendimiento que en países sin esos estándares.

Todo lo anterior está debidamente documentado y nuestra política pública ya lo está abordando a través de la nueva ley de eficiencia energética. Sin embargo, los impactos de la eficiencia energética van mucho más allá de lo que podamos lograr hoy; es clave para nuestro futuro.

La Agencia Internacional de Energía (AIE) pronostica que, en los próximos 20 años, se aumentarán en un 60% los metros cuadrados edificados en el mundo, producto del aumento de la población y el desarrollo de la economía. Bill Gates ha indicado que esto equivale más o menos a construir y operar una nueva ciudad como Nueva York cada año. Pensar que vamos a poder cubrir esas enormes nuevas necesidades energéticas solo con nueva energía limpia, es poco realista, y aquí es donde juega un rol clave la eficiencia energética. De acuerdo con la misma AIE, todos los requerimientos adicionales de energía, de los próximos 20 años, podrían cubrirse con la misma cantidad de energía que consumimos hoy, si somos eficientes en su uso.

Los enormes desafíos del cambio climático, las añoradas mejoras en nuestra productividad, la reducción de la pobreza energética de nuestros hogares y la calidad de vida en nuestras ciudades requieren esfuerzos continuos en eficiencia energética. En este sentido, esperamos que, durante los próximos años, en el marco de las discusiones del impuesto verde, el presupuesto para eficiencia energética tenga un aumento considerable, tal como ocurre hoy en buena parte del mundo desarrollado. 

Fuente: Construye2025

Economía circular: la reinvención del sector de la construcción

Por Omar Vargas Bahamonde, presidente de Comité de Economía Circular Cámara Chilena de la Construcción Punta Arenas

El cuidado del medio ambiente y el uso eficiente de los recursos serán los protagonistas de las próximas décadas. En la reciente cumbre COP26, múltiples líderes mundiales se comprometieron a realizar acciones concretas para detener el ritmo acelerado del cambio climático y sus desastrosas consecuencias.

El escenario actual representa una oportunidad para transformar la forma en la que construimos. Por eso, como Cámara Chilena de la Construcción, junto con el Instituto de la Construcción y el programa Construye2025 de Corfo, y guiados por la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT), lanzamos en enero de este año la Estrategia de Economía Circular en Construcción, que presenta los lineamientos para el tránsito hacia una nueva cultura del sector.

Desde la Cámara de Punta Arenas, queremos ser un aporte: buscaremos las mejores fórmulas que permitan un desarrollo sostenible, social, ambiental y económico de la industria a largo plazo.

En el segundo semestre del año pasado creamos la Comisión de Economía Circular con el objetivo de impulsar la cultura de construcción circular en Magallanes. Esto implica comprometernos a reducir la dependencia de los recursos naturales, controlar la cantidad de residuos generados en obras y centros de trabajo, y lograr un mayor crecimiento en la economía, respetando el medio ambiente y a nuestra sociedad.

Este tremendo desafío común y transformador convoca a todos quienes formamos parte de la cadena de valor de la industria. Es fundamental cambiar el paradigma de cómo construimos para enfrentar los retos actuales y futuros. Con la incorporación de la economía circular en el mundo de la construcción se abren innumerables posibilidades para la optimización y el ahorro de recursos, así como también para la innovación y el emprendimiento.

La reinvención tiene diferentes pilares de acción, los que van desde invitar a la academia a incorporar integraciones tempranas entre las diferentes especialidades como diseño, arquitectura, construcción industrializada y la formación de capital humano, con criterios de economía circular y desarrollo sustentable, hasta potenciar el compromiso del ámbito arquitectura y de los sectores industriales, proveedores, inmobiliarias, constructoras y por supuesto, la participación ciudadana.

Ya está en marcha un proceso histórico de innovación para la industria. Está abierta la invitación es a ser parte de la reinvención de la construcción en Magallanes, dejando un legado que enorgullezca a Chile.

Fuente: La Prensa Austral

Día Mundial por la Reducción de CO2: la construcción se suma a la carbono neutralidad

Por Hernán Madrid, jefe de Certificación Edificio Sustentable

La necesidad de disminuir el CO2 no es reciente, debido a los efectos de los sistemas de producción y los niveles de consumo de energía, llevamos años alertando a nivel mundial y en Chile para disminuir los consumos energéticos y las emisiones asociadas, más recientemente, avanzar hacia la carbono neutralidad y transformar nuestra economía de una lineal a una circular.

Desde la creación de CES, hemos tendido a la medición de los consumos energéticos de los edificios certificados, lo que nos lleva a representar casi un tercio del consumo total de energía, estimado un promedio nacional de 275 kWh/m2 año (edificios oficinas) por parte del Ministerio de Energía. Con los edificios certificados CES, presentamos cifras de entre 40 a 145 kWh/m2 año, lo que sin duda contribuye directamente a la disminución del CO2 en la atmósfera.

Esto se alinea con la meta de Chile de alcanzar la carbono neutralidad al año 2050, para cumplir con el Acuerdo de París. Desde el sector construcción son diversas las iniciativas que se han llevado a cabo, y entre ellas destacamos el trabajo colaborativo entre el Ministerio de Energía, la Dirección de Arquitectura del MOP, el Instituto de la Construcción y Certificación de Edificio Sustentable (CES), en los que hemos plantado las bases para que la carbono neutralidad tome más fuerza en el desarrollo de los proyectos inmobiliarios. 

Con ello, estamos cubriendo uno de los cuatro ejes para la reducción de gases de efecto invernadero: y la reducción de emisiones en todos los procesos industriales y edificaciones. Los otros restantes corresponden a la diversificación de la matriz energética; el desarrollo de la electromovilidad y el hidrógeno verde. 

Así podremos en un futuro cercano diseñar, desarrollar y ejecutar obras más competitivas, más eficientes, que minimicen su impacto y que incluso puedan tener un impacto positivo. Gracias a las políticas de Net Zero Energía y Net Zero Carbono impulsadas con fuerza desde el sector público esperamos contar con la información de carbono incorporado de todas las edificaciones nuevas y existentes al año 2025, en tanto que para 2030, esperamos que el 100% de los edificios logren reportar públicamente su huella de carbono operacional e incorporado, mediante un instrumento obligatorio. Esto forma parte de los lineamientos de la estrategia de huella de carbono del sector edificación que esperamos sea lanzada próximamente.

Estas metas han implicado años de trabajo y esfuerzo de profesionales con una gran colaboración del sector público, privado, academia y gremios que hemos podido aportar desde el Instituto de la Construcción y de CES

Por ello, en el Día Mundial por la Reducción de CO2, hacemos un llamado a seguir trabajando con fuerza y aumentando la velocidad de nuestras acciones, la urgencia está instalada, depende de nosotros estar a la altura con nuestra respuesta.

Plan de Gestión de Residuos MOP y APL Valparaíso

Por Carlos Guzmán, Director General de Obras Públicas

La experiencia internacional muestra que existe un gran volumen de residuos valorizables que pueden volver a ser usados como insumos para la construcción. En Chile, las tasas de reciclaje de RCD no superan el 4%. Es por eso que le damos la importancia a este tipo de medidas, que a través de la demanda son capaces de impulsar el cambio hacia una economía circular en la construcción, a partir de licitaciones y proyectos de edificación e infraestructura que incorporan inversión pública.

El Plan de Gestión de Residuos en Obra del Ministerio se alinea con los objetivos que se establecen en la Hoja de Ruta RCD y Economía Circular en Construcción 2035. Esto es un puntapié inicial para la implementación de los compromisos que como Ministerio tenemos establecidos y que la Dirección General de Obras Públicas (DGOP) ha impulsado fuertemente. Si bien, su implementación es un proceso paulatino, esperamos que para el 2022 el 100% de los contratos nuevos estén implementados.

En sintonía con lo anterior, en este Ministerio continuamos generando estrategias público-privadas para avanzar en aquellos lineamientos; destacando recientemente la firma como Dirección General de Obras Públicas en el Acuerdo de Producción Limpia (APL) hacia la Economía Circular en la Construcción con la Región de Valparaíso. Aquí nuestro objetivo es impulsar un enfoque de economía circular en la gestión de los residuos entre los distintos actores de la cadena de valor del sector construcción en la región, en donde como MOP estamos presentes.

La reutilización de material que actualmente se desecha es un desafío que nos permite avanzar en un trabajo colaborativo con nuestros compromisos ministeriales de la Hoja de Ruta RCD y Economía Circular en Construcción 2035, donde se busca fomentar y promover la gestión sustentable de los residuos.

Es por esto que tenemos el gran desafío de incorporar material reciclado y reutilizado como insumo para la construcción de obras públicas, tarea en la que ya hemos avanzado con pruebas y estudios para así poder usar nuevos materiales que hasta hace unos años eran considerados desechos. Esto es posible con tecnologías de reciclaje de materiales en terreno, que logran reducir la necesidad de transportar áridos de otros sectores y así disminuir la huella de carbono. 

Como Ministerio nuestro compromiso es impulsar obras más sustentables que permitan, no sólo mejorar la calidad de vida de las familias chilenas, sino también proteger y preservar el medioambiente en el que viven.

Fuente: Construye2025

Desafíos del sector construcción de Chile después de la COP26

Por Paola Valencia M., ex secretaria ejecutiva de la Secretaría Ejecutiva Construcción Sustentable, Minvu, y actual gerenta de Sostenibilidad de la empresa E3.

Entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre de este año se desarrolló, en la ciudad de Glasgow, la 26ª Conferencia de las Partes (COP26), de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Esta conferencia contó con la asistencia de veinticinco mil delegados de 200 países, y alrededor de 120 jefes de estado.​ Finalmente, después de 24 horas del cierre de la cumbre, el sábado 13 de noviembre, se logró adoptar el “Pacto de Glasgow” entre 197 naciones.

El Pacto Climático de Glasgow supone un progreso gradual y no el avance decisivo necesario para frenar los peores impactos del cambio climático, lo que repercute en que no se logra el acuerdo, tan ansiado, de limitar el calentamiento global a 1,5 °C al 2100, sobre los niveles preindustriales. Si no, por el contrario, los anuncios realizados sólo logran llegar a una estimación de 2,4 °C. Esto teniendo presente que según el sexto y último informe del IPCC (2021) ya hemos alcanzado más de 1 C° con respecto a los niveles preindustriales.

Por otra parte, el Pacto señala que los actuales planes climáticos nacionales, las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC), están lejos de lo necesario para alcanzar 1,5 °C que pide el pacto de París. Esto muestra una diferencia importante entre objetivos de cero emisiones a largo plazo y los planes de reducción de emisiones de corto plazo. Es por esto que propone que los Estados miembros presenten a finales de 2022 nuevos compromisos nacionales de recortes de emisiones de gases de efecto invernadero, tres años antes de lo previsto, aunque “teniendo en cuenta las diferentes circunstancias nacionales”.

La participación de Chile en la COP26 fue bastante activa considerando que en primer lugar entregó la presidencia a Reino Unido, por otra parte, presentó la Estrategia Climática de Largo Plazo para todos sectores de Chile y la delegación chilena participó en una serie de eventos. 

Dentro de esta participación se destaca la presencia de Chile en tres eventos vinculados al sector construcción. El primero realizado el 01 de noviembre denominado “Navigating The Transition To Zero Carbon Buildings” organizado por el Global Alliance for Building and Construction (Global ABC), del United Nations Environment Programme, en este evento participó Carolina Urmenta, jefa de la oficina de Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente, quien se refirió al trabajo interministerial que lidera el Minvu en construcción sustentable y los desafíos que tenemos por delante para poder lograr la carbono neutralidad.

En segundo lugar, el Ministro de Vivienda y Urbanismo de Chile, Felipe Ward, participó el día jueves 11 de noviembre en el encuentro de “Ministros y alcaldes sobre edificaciones como soluciones críticas para el cambio climático”, donde detalló los objetivos de la ECLP, que establece metas para siete sectores para alcanzar la carbono neutralidad de Chile a más tardar al 2050, y en la que el Minvu es responsable del cumplimiento de 9 objetivos asociados a un total de 55 metas al 2030 y 2050. Entre ellos, destacan acondicionar 36.000 viviendas al año al año 2030; aplicar en el 50% de las regiones de Chile políticas de suelo e integración social y la implementación de nuevos estándares de aislación térmica en edificios, para ahorrar –en relación a los números actuales- un 50% en calefacción al 2030 y al 2050 lograr el 100% de trazabilidad de residuos de la construcción y demolición.

Adicionalmente, el ministro destacó diversas acciones sectoriales impulsadas o coordinadas desde el Minvu en materia de cambio climático y resiliencia, entre ellas se destaca; Plan Ciudades 2050, Mesa Interministerial de Construcción Sustentable, Plan Nacional de Construcción Sustentable 2050, Estrategia Nacional de Huella de Carbono para el Sector Construcción, la Calificación y Certificación sustentable para edificios y viviendas, Programas de Gestión de Riesgo de Desastres, entre otros.

Por último, el ministro Ward firmó el Compromiso de ser parte del Global ABC, comprometiendo el trabajo coordinado entre diferentes actores, de reflejar objetivos, políticas y medidas específicos relacionados con la construcción en los NDC, planes nacionales de acción climática y estrategias a largo plazo y alinear todos los fondos relacionados con los edificios, para lograr las reducciones esperadas.

Después de la experiencia de la COP26 y COP25, se fortalece la idea de que Chile, al igual que todos los países, debe comprometer acciones más ambiciosas. En particular en el sector construcción hay un gran desafío por delante que implica abordar los modelos de negocio de la industria bajo una perspectiva ambiental y social de largo plazo y sólo podremos lograr una industria verde y cero emisión cuando se incorporen los costos de los efectos ambientales y sociales en los modelos de negocio del sector.

Fuente: Construye2025